Existe algo peor que la ignorancia a secas, y es la ignorancia histórica. La falta de exigencia, los cambios realizados en el sistema educativo y el poco interés por nuestra historia, han dejado una laguna que es un caldo de cultivo perfecto para los que desean inculcar -en aquellos susceptibles de ser manipulados- una historia inventada, tergiversada, distorsionada y a medida.
Cuando nos asombramos de la estupidez generalizada de nuestros compatriotas, en la base de ello se encuentra la ignorancia, y particularmente la ignorancia de la historia de nuestro país, antigua y reciente. Y de allí las diversas manifestaciones de estupidez colectiva, de ciertos gremios, de ciertos grupos políticos, de ciertas personalidades de la academia.
Cuando vemos a grupos de personas siguiendo a ciertos caudillos o ciertas agrupaciones políticas, como a Oscar Arias Sánchez, José María Figueres, la Unidad Social Cristiana o a Liberación Nacional, lo que hay en el fondo, (cuando no se trata de intereses egoístas claramente identificables) es la ignorancia más absoluta de la historia de desaciertos, corrupción, desprecio de las mayorías, y de ser los creadores de la actual situación del país.
La historia no es de derechas ni de izquierdas, la historia es de todos, sin embargo, grupos que se califican en ambos extremos la deforman para su beneficio. Para entender nuestra sociedad actual, sus características, su evolución, es necesario conocer la historia de nuestro país, y la de nuestro continente. Además, el estudio de ella aporta un criterio propio tan escaso en los tiempos que corren.
El estudio de la historia es la edificación de una comprensión de quienes somos y cómo hemos llegado hasta nuestros días; enterarnos de cuáles fueron los sacrificios, injusticias y logros que directa o indirectamente afectan en la sociedad actual. También es esa receta de mil componentes que con el transcurso del tiempo ha evolucionado para dar como producto la cultura y el sentido nacional. Algo peligroso para los proponentes del imperialismo cultural.
Por ello, cuando nos preguntamos ¿cuándo se nos jodió Costa Rica?, la respuesta se encuentra en la ignorancia de nuestra propia historia, de nuestra región, de nuestro continente, del mundo. En la pérdida de nuestra propia cultura y la aceptación de patrones externos. Cuando nos volvimos borregos que son llevados por voluntad de otros hacia la aceptación de unas realidades que solamente favorecen a pequeños grupos, personas o gremios, por encima del bien colectivo.
En otras palabras, estudiar historia no se trata de aprender de guerras protagonizadas por quienes ahora son carne putrefacta, huesos y polvo. Es un recordatorio constante de los extremos de la humanidad. El conocimiento de los errores cometidos y la forma en que se rectificaron. La verdadera historia es la del pueblo, humilde y sencillo.
El conocimiento, ese elemento tan reverenciado en el pasado, ha perdido el misticismo de los chamanes y el prestigio que le daban las órdenes religiosas en la edad media. También ha perdido –en manos de los medios de comunicación electrónicos- el misticismo de quienes lo atesoraban en las academias. Recordar para mantener vivo sucesos, ideas y personajes del pasado ya no es necesario. Ya las referencias a su importancia se han convertido en clichés. “No hay tinieblas sino en la ignorancia”, como decía William Shakespeare, o “ser cultos para ser libres”, como dijo José Martí, se han convertido en fenómenos atemporales en una era donde la importancia del recuerdo se minimiza constantemente.
Ahora lo que importa es ese deseo por escuchar sólo buenas noticias, desinteresarse del pasado y culpar a los diferentes a nosotros por nuestros problemas. Prima la memoria selectiva, el mensaje lleno de pasión y sin datos.
Un mejor conocimiento general de la historia (y en particular de la historia de nuestro país) le haría la vida más difícil a los demagogos, a los xenófobos, a los intolerantes, a los fanáticos religiosos, a los corruptos y a todos aquellos que quieren avanzar sembrando odio. Sin embargo, nuestra realidad nos dice que un corrupto puede exigir que las noticias relacionadas a sus actos delictivos sean completamente borradas de los buscadores de Internet y los gobiernos violan sus propias leyes al espiar libremente a sus ciudadanos.
En la actualidad el poder se concentra en el dominio de la información, o en su manipulación, pues la restricción de los flujos de información hacia la mayoría de los ciudadanos, por ejemplo, facilita la manipulación de electores o decisores colectivos, facilitando la implantación e implementación de un fenómeno perverso, cual es el imperialismo cultural.
En la actualidad el abuso del poder de los medios de comunicación ha ocasionado que las personas no tengan una visión crítica de la realidad, han dejado que los medios hablen por ellos, que les digan que decir y que hacer. Las personas son autómatas de un sistema llamado imperialismo cultural. Este es un fenómeno cotidiano en nuestro país.
En general podríamos decir que el imperialismo cultural tiene como finalidad exportar e imponer los valores y cultura de los países desarrollados, hacia los países receptores, los cuales adoptan de una manera pasiva y casi imperceptible los flujos informativos y los productos culturales extranjeros.
Tiene como pretexto ser innovador, necesario y global, prometiendo una cierta calidad de vida. Lo cual puede ser parcialmente cierto porque gracias al imperialismo (en su modalidad global) puedes conocer otras culturas, maneras de pensar y esto te puede ayudar a crear tu propia identidad pero el problema es de busca imponerte lo que ellos quieren , lo que a ellos les convenga sólo para vender, para tener bienes lucrativos. Estos bienes sólo se concentran en unos pocos lo que desestabiliza la economía, a esto se le llama monopolio.
Tiene una clara intención colonizar todos los aspectos de nuestra vida y llenarnos de representaciones que nos modifiquen culturalmente como sociedades, como lo es el crear un concepto bajo de nuestra propia cultura costarricense, lograr que se suprima nuestra identidad cultural, haciendo que se logre que cada vez exista menos conocimiento de las realidades de nuestro país, facilitando esto que nos hagamos ciegos a las verdaderas necesidades a las que se afronta nuestro país.
La ignorancia es la fuente de abastecimiento de los corruptos y los tiranos. Un pueblo ignorante no puede, de ninguna manera, disfrutar de un nivel de vida digno, pues no tiene la capacidad para poder elegir un gobierno que lo represente adecuadamente. Un segmento muy significativo de la sociedad, sufre de un nivel de ignorancia extremadamente alto y, lo que resulta más vergonzoso, poco se está haciendo para educarla. Más bien, todo lo contrario. Los programas educativos oficiales, por un lado, producto de las perversas reformas educativas del pasado, fueron implementadas para generar una masa ignorante maleable a través de la demagogia política, y las autoridades electorales, por ejemplo, nunca han cumplido con la obligación de educar al pueblo en esa materia, sino que lo dejan en manos de los partidos políticos, que realmente no la hacen, sino que fomentan concepciones emocionalmente sustentadas en la ignorancia colectiva.
Mantener a un pueblo en estado de incultura supone mantenerlo oprimido y reprimido. Esta estrategia ha sido utilizada en muchos países de Latino América y muy particularmente en el nuestro por gobiernos y empresarios nacionales e internacionales. La completa deficiencia en los servicios básicos o su inexistencia (energía eléctrica, atención médica, seguridad social, justicia, educación, salud pública) ilustran la ignorancia de los pueblos, la cual es la responsable de que no demanden de los gobiernos elegidos democráticamente los derechos que les corresponden. «Nadie puede Reclamar lo que no sabe que posee.»
Los medios de comunicación, especialmente la televisión, ofrecen una mínima programación educativa. Los programas televisados dirigidos a la juventud, en su gran parte, carecen de mensajes educativos tan necesarios para el desarrollo de las jóvenes generaciones, además de que en algunos casos no disponen del personal capacitado para producirlos o conducirlos.
Las difusiones dirigidas a los jóvenes se pueden definir como pobres en contenido y en algunos casos transmiten mensajes desvalorizantes. La programación destinada a la población adulta carece, igualmente, de sustancia educativa: escasean los espacios dirigidos a conservación de energía, reciclaje, salud pública, ecología, educación socio-política, etc. Por otra parte, desde los medios se difunden con frecuencia estereotipos errados como el racismo y otras formas de discriminación.
Entonces. ¿Cuándo se nos jodió Costa Rica? La respuesta es simple, cuando nos volvimos un pueblo ignorante, y especialmente cuando caímos en la trampa fomentada por los mismos partidos políticos de ignorar nuestra historia, pasada y reciente, para explicar nuestra actual situación.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría
Si el Sr. Orejas iba a venderse a los chinos, un patiadero de futbol era el instrumento ideal para continuar atontando a la mayoria. Un hostipal, un centro de estudios, un museo, etc., en la periferia o en una zona rural, no convenian.
Es un articulo excelente, es lo mejor que he leido en mucho tiempo !!
Excelente; lástima que una inmensa mayoría, no se tome el tiempo para leer un buen artículo, como es este. En esta frase se encierran todos nuestros problemas, «La ignorancia es la fuente de abastecimiento de los corruptos y los tiranos». Una buen muestra, es el personaje más funesto de Costa Rica, que llegó a ser presidente de forma inconstitucional.
Buen artículo, pero le faltó un elemento de propuesta alternativa a la actual realidad. Yo propongo que la gente se reuna más, sin celulares, sin licor y en sitios donde puedan intercambiar sentimientos y pensamientos verdaderos!
Existen dos formas de volver ignorante a un pueblo: una es ocultando el conocimiento. La otra es atosigarlo con un exceso de informacion, informacion inconexa y hechos aislados, de modo que sea dificil para el ciudadano promedio interpretar estos hechos aislados (aunque alguien que sepa por donde vienen las cosas puede ver las conexiones, las cuales no podran ser «probadas», este hombre tendra que dejarselas para si y ver como el resto de la gente come el cuento oficialmente aceptado). Por eso es que en este pais andan por la calle un monton de ignorantes con titulos de bachiler y masters, creyendo que tienen mucho en la cabeza, aunque poco les ayude eso para interpretar correctamente el mundo en el que viven….ustedes creen que a los supuestos profesionales se les educara correctamente este pais estaria como esta? Esto es a todo nivel, los academicos tambien se han vendido, los tiempos de los estadistas como Rodrigo Facio y otros estadistas (que pensaban y veian mas alla de la diminuta burbuja de su personalidad) parecen olvidados por los pseudo intelectualoides al mando de las facultades y escuelas de las principales universidades de este pais. Culebrear, adular, lagartear y todo termino rastrero define la conducta promedio de estos individuos, los cuales olvidaron para que los pusieron alli.
Totalmente de acuerdo. Y apunta muy bien a la gran responsabilidad del sistema educativo en este desastre.
Exactamente cuando un grupo de parasitos fundaron partridos políticos para adueñarse del país y con el timo del social cristianismo y social democracia, dos familias políticas han amasado grandes fortunas , con un plan que idearon hace 60 años para vivir a expensas del pobre pueblo.