La profanación de la Bandera costarricense

Nos ha llegado, a través de los medios electrónicos, una fotografía en la que se observa cómo una bandera costarricense es quemada por algunas personas, y se nos informa que un grupo al parecer anarquista quemó otra en San Pedro de Montes de Oca. Sin embargo, la noticia al parecer fue borrada posteriormente.

Para quienes, a pesar de haber nacido en otro país pero con derecho a la nacionalidad costarricense por ser hijo de costarricense nacido en el extranjero, y haberla solicitado en su momento, este acto reviste de especial importancia. Sobre todo por el sentimiento de agradecimiento hacia Costa Rica que llena a quienes nos sentimos en deuda con un país que nos ofreció una enorme gama de posibilidades de crecimiento y realización.

Las naciones del mundo ostentan en sus colores y símbolos la verdadera identidad que las caracteriza. Es necesario definir el concepto de nación como el “conjunto de individuos que tienen un mismo origen, caracterizados por su lengua con una manifiesta similitud de sentimientos”.

Sentimientos imprescindibles para el amor y respeto de nuestra historia que se plasman en la palabra soberanía.  La bandera, el escudo y el himno son símbolos inobjetables en la totalidad de los países, por lo tanto gozan de los mismos derechos soberanos, respeto y honores en su uso y tratamiento.

Por ello se considera que la bandera es la representación simbólica de cada país. En muchos países, incluyendo naciones desarrolladas la quema o profanación del símbolo nacional es ilegal y castigado severamente con penas de encarcelamiento y multas.

Este acto simbólico, de la quema y profanación tiene como objetivo, por lo general, el enviar un mensaje de desacuerdo con las leyes de un gobierno, la posición de un país, los actos de repudio a una política interna o externa y casi siempre toca las fibras del sentimiento civil de sus ciudadanos aunque este acto sea permitido y no condenado por la constitución o la legislatura, como lo es en los Estados Unidos.

Según Wikipedia la profanación de bandera o ultraje a la bandera es un término aplicado a diversos actos intencionales de destrucción, daño o desfiguración a una bandera, generalmente, a una nacional. A menudo, a través de dichas medidas se pretende hacer una política en contra de un país o de sus políticas. Algunos países tienen leyes que prohíben métodos de destrucción (como la quema) o determinados usos (por ejemplo, para fines comerciales); tales leyes pueden distinguir entre la profanación de la propia bandera nacional y las banderas de otros países. Algunos países tienen leyes que protegen el derecho a quemar una bandera como libertad de expresión.

Las banderas pueden ser profanadas mediante diversas formas, ya sea mediante incineración, rasgándolas, escribiendo en ellas mensajes obscenos, defecándolas, pisoteándolas, escupiéndolas, arrastrándolas en el lodo, dejándolas bajo la lluvia, etc. También pueden ser profanadas dándole un uso no convencional, por ejemplo: izándolas boca abajo o invertidas (en algunos países, sin embargo, este es también el protocolo convencional para indicar auxilio). Artículos relacionados con la higiene, ya sea, papel higiénico, servilletas, pañuelos, entre otros se han confeccionado con la imagen de una bandera nacional (cualquiera), a fin de que la imagen de esta sea deshonrada en el curso de las actividades cotidianas. Cada vez es más común ver ropa con las imágenes de las banderas impregnadas en partes sustanciales de la prenda de vestir. La Opinión general está dividida en que si se trata de un acto de orgullo nacional o un gesto irrespetuoso.

La supuesta profanación de la bandera costarricense, conforme se podía apreciar en la fotografía que acompañaba la noticia, resulta  absolutamente repugnante, sobre todo si, como se aprecia en la fotografía, dicho acto fue realizado por extranjeros residentes (legal o ilegalmente) en nuestro país.

Sobre este punto deseo expresar solamente dos opiniones: en primer lugar, Costa Rica ha recibido generosamente cientos de miles de extranjeros (se estima que el número supera la cifra de  ochocientas mil personas, de diversas nacionalidades), y a algunos grupos menos favorecidos –como a los nicaragüenses que huyen de la miseria de su país- se les brinda atención médica, educación para sus hijos, y en algunos casos ciertos subsidios que en nuestro país existen para las personas pobres. Esta actitud del país es reconocida internacionalmente, aun cuando los organismos internacionales de asistencia no brindaron ayudas humanitarias cuando se presentaron diversas crisis causadas por el fenómeno de la migración masiva. Adicionalmente a ello las autoridades han sido sumamente tolerantes con aquellos inmigrantes que entraron a nuestro país de forma ilegal, y buscó en el pasado regularizar su estadía.

En segundo lugar, que nadie los obliga a permanecer en nuestro país ni los retiene contra su voluntad, y por ello, todo aquel extranjero que se siente mal entre nosotros debería regresar al propio o buscarse otro que considere más adecuado a sus aspiraciones personales. Y que no es bien recibida cualquier manifestación en contra de los símbolos patrios, pues se considera una ofensa gratuita contra un país y un pueblo que los recibió con generosidad.

Por este incidente, triste y ofensivo, consideramos que los legisladores deberían poner atención a la legislación existente, a fin de endurecer las penas (hasta el punto de la extradición forzada de extranjeros o la cárcel para los nacionales) para quienes profanen los símbolos patrios.

(*) Alfonso J. Palacios Echeverría