Por Ignacio Ortega, Moscú, 3 oct (EFE).- El Tribunal Militar de Moscú abrió el juicio contra los cinco chechenes acusados de matar hace un año y medio al dirigente opositor ruso Boris Nemtsov, el asesinato político más sonado desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, llegara al poder en 1999.
«El crimen aún no ha sido resuelto. Hay que encontrar a todos los implicados», dijo Olga Mijáilova, abogada de la familia del político liberal, que fue tiroteado el 27 de febrero de 2015 frente al Kremlin.
Familiares y correligionarios de Nemtsov consideran que será imposible hacer justicia mientras en el banquillo de los acusados no se sienten los organizadores y, lo más importante, aquellos que encargaron el asesinato.
«¡Que interroguen a Kadírov!», decía una de las pancartas enarboladas frente a la sede del tribunal, en alusión al líder chechén, Ramzán Kadírov, enemigo acérrimo de Nemtsov y que calificó de «auténtico patriota ruso» al presunto ejecutor del asesinato.
La hija de Nemtsov, Zhanna, quien recordó que su padre investigaba la muerte de soldados rusos en el este de Ucrania cuando fue asesinado, insistió en que Kadírov fuera interrogado por los fiscales, petición que fue rechazada.
«La investigación ignoró los conflictos personales entre Nemtsov y Kadírov», destacó Mijáilova.
Los abogados han sugerido que la instrucción intenta proteger a Kadírov, estrecho aliado del presidente ruso, Vladímir Putin, y que tachó a los opositores como Nemtsov de «enemigos del pueblo» en un artículo en el diario «Izvestia».
Hace unos meses la Interpol emitió una orden de busca y captura contra el chechén Ruslán Mujudínov, antiguo miembro del batallón chechén «Séver» y presunto organizador del asesinato, pero la familia no se da por satisfecha.
La oposición extraparlamentaria rusa acusa abiertamente a Putin de crear el clima de odio que motivó el asesinato de Nemtsov, que había acusado al jefe del Kremlin de desplegar tropas en el este de Ucrania y de corrupción al organizar los Juegos de Invierno de Sochi.
El principal acusado del asesinato es Zaúr Dadáev, que en ese momento era miembro de las fuerzas especiales de Chechenia, motivo por el que el juicio transcurre en un tribunal castrense.
El también chechén Jamzat Bajáev era el coordinador de la operación y el encargado de dar cobijo a los criminales tras perpetrar el asesinato, mientras Temirlán Eskerjánov se ocupó de estudiar los itinerarios habituales del opositor.
También estuvieron implicados en el caso los hermanos Anzor y Shadid Gubashev, quien admitió que estuvieron a punto de acabar con la vida de Nemtsov en tres ocasiones antes de matarlo a escasos metros de la Plaza Roja.
La fiscalía les acusó hoy de ser asesinos a sueldo que recibieron 15 millones de rublos (unos 240 mil dólares) como mínimo por perpetrar el crimen, aunque admitió que los investigadores nunca llegaron a encontrar el arma del crimen.
Otro sospechoso, Berslán Shavánov, murió en noviembre de 2015 en Grozni, capital chechena, al inmolarse con una bomba cuando iba a ser apresado.
Como era de esperar, los acusados se declararon inocentes y denunciaron haber sido objeto de torturas cuando se encontraban bajo custodia policial, motivo por el que habrían confesado haber cometido el asesinato.
Un jurado integrado por doce personas tendrá la última palabra, como era el deseo de los acusados, que podrían verse beneficiados por el temor que aún despierta en la sociedad rusa su origen chechén.
El jurado sólo se pudo formar al segundo intento, ya que muchos de los candidatos declinaron la invitación aduciendo circunstancias personales, aunque la prensa considera que el auténtico motivo es el miedo a las represalias.
El Comité de Instrucción de Rusia (CIR) dio hoy la razón a la familia de Nemtsov al negar que el motivo del crimen fuera el «odio religioso» después de que el opositor apoyara las caricaturas de la revista francesa «Charlie Hebdo» de enero de 2015, ya que los acusados comenzaron a organizar el asesinato en septiembre de 2014.
«Para los abogados está claro que el motivo era la actividad política de Nemtsov, que los asesinos querían interrumpir, lo que lograron», dijo Vadim Prójorov, abogado de Zhanna Nemtsova.
La familia también critica el que los investigadores no utilizaran como prueba las grabaciones de las cámaras de seguridad instaladas en el puente donde fue tiroteado el antiguo viceprimer ministro ruso (1997-98) a escasos metros de la guardia del Kremlin.
«Esto confirma la falta de interés de las autoridades rusas en una investigación escrupulosa y detallada sobre la muerte del político», insistió Mijáilova.
El CIR dio el pasado año por cerrada la investigación, pero hoy se desdijo y adelantó que sigue buscando a otros implicados en la muerte del que fuera delfín del primer presidente ruso, Boris Yeltsin, quien optó finalmente por ceder el poder a un desconocido Putin.EFE