Por décadas, hemos dado como Estado poca importancia al deporte, lo que se evidencia en aspectos como una institucionalidad insuficiente y poco efectiva, inexistencia de políticas públicas, bajísima inversión financiera, desarticulación institucional, centralización, poca planificación y abandono de la infraestructura deportiva.
Todo ello, a pesar de que el deporte es una excelente vía para disminuir la desigualdad, promover la salud y generar valores éticos y de disciplina. Se trata, indudablemente, de una herramienta indispensable para el desarrollo humano, la inclusión y la justicia social.
La mística de buena cantidad de la dirigencia deportiva, aunque ha sido fundamental para los exitosos resultados del deporte fuera y dentro del país, es insuficiente para enfrentar los verdaderos desafíos que implica asumir el deporte como un impulsor del desarrollo nacional.
La agenda pública no ha acentuado la importancia que debe tener el tema. Solo encontramos algún nivel de debate a propósito de los juegos nacionales, centroamericanos o panamericanos, o cuando están a punto de iniciar las Olimpiadas.
Representantes y líderes de las organizaciones deportivas, en un conversatorio que realizamos en el Congreso, aludieron a la urgencia de implementar una Política Nacional del Deporte. Para nuestro país, dicho instrumento debería ser un elemento fundamental de su desarrollo. Una política con una perspectiva amplia, que articule una visión del deporte recreativo, de salud, competitivo y de élite.
El Estado debe invertir recursos y elaborar estrategias para acceder a los barrios más necesitados, con el fin de construir infraestructura, proveer implementos y alimentación apropiada para el entrenamiento de niños y niñas. Todo ello, acompañado con acciones de prevención que detengan el crecimiento de los círculos de violencia y delincuencia que tanto daño hacen a nuestro país. Lograr esas metas, puede marcar una diferencia fundamental en la vida de muchas personas, pues aumentar la inversión en deporte es también invertir en la salud, seguridad y educación de las próximas generaciones.
Hasta ahora, el Estado ha sido descuidado y negligente a la hora de proteger el derecho a la cultura física y a la práctica del deporte de sus habitantes.
No podemos posponer por más tiempo una política nacional que coloque el deporte como un elemento fundamental para el desarrollo. Por eso, diversos actores nos hemos unido para construir lineamientos de Política Nacional, que esperamos presentar a la Ministra del Deporte como insumo fundamental para las decisiones que en esta materia se tendrán que tomar en 2017.
(*) Epsy Campbell Barr es diputada por el Partido Acción Ciudadana