La Habana, 26 nov (Sputnik/Jorge Petinaud). – Nada pudieron contra Fidel Castro los combates en la guerra, ni la prisión, los huracanes en los que arriesgó la vida en defensa de la población o los más de 600 planes de atentados organizados contra su vida por los servicios secretos de Estados Unidos.
Invicto, querido por los amantes de la justicia social en todo el mundo y odiado por sus frustrados enemigos, el líder histórico de la Revolución cubana falleció este 25 de noviembre a las 22:29 horas, exactamente a 60 años de la partida desde México junto a otros 81 expedicionarios a bordo del yate Granma para reiniciar la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista.
La noticia dada a conocer en una breve alocución televisada por el presidente Raúl Castro, su hermano y compañero en una gesta revolucionaria de más de 60 años, mantiene conmocionada a la comunidad internacional desde que comenzó a circular por las redes globales.
Virtudes y cualquier humana imperfección aparte, para nadie pasa inadvertida la trayectoria del hombre que sometido siempre a circunstancias límites como la permanente hostilidad de la vecina superpotencia transformó a Cuba de país neocolonial en un soberano e influyente sujeto en los más diversos foros internacionales.
Bajo su impronta, la República neocolonial fundada en 1902 y caracterizada por Hollywood como un paraíso de rumberas, beisbolistas, algunos boxeadores, café, tabaco y ron, devino a partir de 1959 referente de autodeterminación, cantera de científicos, artistas y campeones olímpicos de renombre mundial, y fuente inagotable en las más diversas expresiones de la solidaridad.
¿Cómo se formó la personalidad de ese hombre que logró despejar el egoísmo y la frustración de la mentalidad de los cubanos y convencerlos para que, desinteresadamente, fueran capaces en menos de un año de alfabetizar en 1961 a un millón de compatriotas y eliminar ese flagelo en la isla?
¿Qué milagro operó en la autoestima de cientos de miles de los habitantes de esta pequeña isla que les permitió viajar a la lejana África a cambio de nada entre 1975 y 1989 para combatir junto a los angolanos y dar en Cuito Cuanavale el golpe mortal al régimen del Apartheid en Sudáfrica?
Un recorrido por la biografía de Fidel Castro explica en buena medida estas transformaciones.
Nacido en una familia de posición acomodada el 13 de agosto de 1926 en Birán, en la actual provincia norteña de Holguín, en el Oriente cubano, el líder de la denominada Generación del Centenario de José Martí creció en un medio rural junto a los hijos de campesinos, braceros haitianos y jamaicanos que laboraban en la zona.
Tal elemento quizás explique su vocación de defender a los pobres y su rechazo total contra el racismo y cualquier forma de discriminación.
Entre 1931 y 1945 cursó estudios sometido a una férrea disciplina en la escuela marista y en el colegio jesuitas, con sacerdotes que moldearon su rebeldía natural y su tenacidad para vencer todo tipo de retos.
Su ingreso en la Universidad de La Habana en septiembre de 1945 marca el inicio de su actividad política, la cual se fue radicalizando ante la corrupción y los abusos contra los sectores menos favorecidos por parte de oligarcas y gobernantes de turno.
En el plano intelectual, la lectura de las obras de José Martí, textos de Carlos Marx, Federico Engels y Vladímir Lenin le aportaron herramientas teóricas para llegar a la estrategia que posteriormente conduciría al triunfo de la Revolución.
Su vocación internacionalista se puso de manifiesto en 1947, cuando voluntariamente se enroló en una frustrada expedición contra el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, que se preparó en Cayo Confites, al norte de la isla, y en abril de 1948 con su participación en «el Bogotazo», originado por el asesinato del líder liberal colombiano Jorge Eliecer Gaitán.
Graduado de abogado en 1950, se destacó en la defensa de vecinos de barrios pobres de La Habana y formó parte de la juventud del Partido Ortodoxo, cuyo lema, «vergüenza contra dinero» sintetizaba el objetivo de luchar a capa y espada contra la corrupción.
Tras el golpe de Estado del 10 de marzo que impuso a Fulgencio Batista en el poder, Fidel Castro aglutinó a la vanguardia de la juventud de entonces (hoy conocida como la Generación del Centenario), y el 26 de julio de 1953 encabezó el ataque al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, segunda fortaleza militar del país.
Fracasada esta acción armada inicial, el 1 de agosto de 1953 fue capturado, encarcelado, y el 16 de octubre de ese año realizó su autodefensa en juicio en el que pasó de acusado a acusador con el alegato conocido como «La Historia me Absolverá», el cual devino programa de lucha contra la dictadura y contra el control de la isla por las oligarquías nacionales y foráneas.
Tras ser condenado a cumplir 15 años de encierro en la prisión de Isla de Pinos, la presión popular obligó a los gobernantes a conceder una amnistía para los moncadistas.
El 15 de mayo de 1955 salió de la prisión, y el 12 de junio de ese año fundó el Movimiento 26 de Julio.
La persecución del régimen y la estrategia trazada para continuar la lucha lo llevaron al exilio en México, donde conoció al revolucionario argentino Ernesto Che Guevara.
Tras meses de entrenamiento en condiciones de persecución policial y clandestinidad, en la noche del 25 de noviembre de 1956 zarpó junto a otros 81 hombres en el yate Granma y desembarcaron en el sur de Oriente, donde tras el revés del lugar conocido como Alegría de Pío comenzó la lucha guerrillera en la Sierra Maestra.
El éxito de las armas rebeldes provocó la huida de Batista en las primeras horas del 1 de enero de 1959, y el 8 de ese mismo mes Fidel Castro entró victorioso en la capital.
Un hito en la historia de Cuba resultó la Ley de Reforma Agraria, firmada el 17 de mayo de 1959 y la nacionalización de grandes latifundios de empresas norteamericanas, lo cual provocó un recrudecimiento de los planes de agresión contra el país y de atentados contra el líder de la Revolución.
El 16 de abril de 1961, Fidel Castro proclamó el carácter socialista del proceso revolucionario en un discurso en que llamó al Ejército Rebelde y a los milicianos a enfrentar la invasión de Playa Girón, en Bahía de Cochinos, organizada por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense.
Apenas 24 horas después, en el propio teatro de operaciones, dirigió a las fuerzas que derrotaron a los invasores.
Ese protagonismo al frente de su pueblo en los momentos más difíciles puso en peligro su vida en octubre de 1963 durante el ciclón Flora, que inundó literalmente a la provincia de Oriente y causó más de 1.000 muertos. En esas operaciones, la tanqueta anfibia que tripulaba en los rescates se hundió.
Un acto similar de valentía protagonizó el 5 de agosto de 1994 en el momento más agudo de la crisis económica conocida como período especial, cuando enfrentó a pecho descubierto los disturbios en el Malecón habanero y su presencia fue decisiva en la neutralización pacífica de esos desórdenes.
Otros momentos inolvidables en la trayectoria de Fidel Castro para los cubanos fueron sus encuentros en la Habana con los papas Juan Pablo II (1998) y Benedicto XVI (marzo de 2012).
En defensa de la soberanía e independencia de Cuba frente a Estados Unidos, concibió la doctrina militar conocida como guerra de todo el pueblo, la cual excluye la rendición y establece la lucha continua mientras quede un patriota que en cualquier lugar del territorio nacional pueda causar daño al enemigo.
Por otra parte, el líder cubano colocó en primer plano lo que denominó «batalla de ideas» a partir de noviembre de 1999, cuando encabezó la contienda por el retorno a su tierra natal del niño secuestrado en Miami Elián González, objetivo que se alcanzó.
Su salud se deterioró el 31 de julio de 2006, cuando enfermó de gravedad, sin embargo en marzo de 2007 abrió otro frente de lucha al estrenarse como redactor de sus Reflexiones, las cuales comenzaron a aparecer en la prensa y han sido traducidas y editadas en forma de libros en diversos países.
Imbuido por el concepto martiano de que «toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz», idea que solía repetir para combatir cualquier expresión de culto a su personalidad, el 19 de febrero de 2008 renunció a sus cargos al frente del Gobierno y del Estado, y el 19 de abril de 2011 a la responsabilidad de primer secretario del Partido Comunista de Cuba.
Esta trayectoria, explica la reacción de cientos de jóvenes que esta mañana tras conocer cómo transcurrirán en los próximos días los homenajes al fundador de la Revolución, fallecido la víspera a la edad de 90 años, marchaban con banderas cubanas e improvisados carteles por la céntrica avenida de los Presidentes o calle G del Vedado.
«¡Fidel, los jóvenes no te fallaremos, yo soy Fidel!, coreaban. (Sputnik)
1 Comment
Eddy
Sr. Petinaud, muy bueno y objetivo su articulo; desconozco su nacionalidad, pero no por ello, dejare de desearle a Ud. y a su Pais, los mismos logros y exitos que ha tenido el pueblo cubano bajo la direccion de Fidel.