miércoles 11, septiembre 2024
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La tarea que nos dejó Don Luis Alberto

De cal y arena

Al ex presidente don Luis Alberto Monge Álvarez le angustiaba el rumbo que lleva el país. Se sentía angustiado por lo que conceptuaba un extravío del camino que había hecho posible a su Patria avanzar ejemplarmente en la construcción de una democracia asentada en los principios de justicia social. En una entrevista hecha por el periodista Armando Vargas Araya, uno de sus más calificados interlocutores, reproducida este miércoles por Radio Universidad de Costa Rica, el ex presidente recalcaba su deseo de que el país reencuentre el camino.

Meses atrás y en medio de las preocupaciones desatadas por la presencia en cifras irremovibles de la pobreza, don Luis Alberto había recordado aquellas prédicas suyas en que advertía de los riesgos que corren la libertad y la paz cuando hay miseria. “O derrotamos la miseria y la pobreza, o la miseria y la pobreza van a destruir nuestra libertad y nuestra paz”.

Don Luis reconocía lo mucho que ha avanzado la construcción de una sociedad justa. Pero también veía con preocupación cómo se ha perdido empuje y consistencia en el empeño de consolidar los avances.

Esa preocupación fue una constante en su vida, casi que como inscrita en la piedra sobre la que construyó su accionar político, siempre identificado con la necesidad de fomentar la justicia social. En algún momento escribió: “Mientras grandes sectores de empresarios no se despojen de su tradicional egoísmo, no podremos lograr los objetivos de superación. Su actitud negativa, aparte de ser causa de injusticia social, está perfectamente probado que es antieconómica”.

De Monge son estos conceptos: “No existe justicia social cuando al ser humano le son conculcadas sus libertades, cuando no puede expresar libremente sus pensamientos, sus opiniones o sus sentimientos; o cuando no le permiten desarrollar su capacidad de discernimiento y elegir, con libertad, a sus gobernantes”.

De esas percepciones, ¿cuánto seguirá pendiente de materialización?. Lo pendiente, ¿cuánto habrá abonado la convicción de que Costa Rica debe reencontrar el camino que perdió?. ¿Cuánto de la angustia que confesó sufrir don Luis Alberto  le llegaba de ver cómo los partidos políticos se habían convertido en maquinarias electorales presas de la mediocridad y la corrupción?.  Y la atrofiante disfunción del Estado, que él denunció  entrabado y entrampado en engorrosa tramitomanía, ¿no hace parte de ese extravío en la ruta?.

Hablaba con la autoridad moral que se ganó con los aciertos que acumuló su gestión de gobierno, en la que tuvo que enfrentar una muy complicada crisis fiscal y económica y durante la cual demostró la necesidad de forjar grandes acuerdos nacionales para acometer los desequilibrios de la inflación, la pobreza, la deuda, la anemia del aparato productor. ¿Cómo es que se perdieron los mecanismos del diálogo y de forja de los acuerdos nacionales, de modo tal que reaparecieron los factores desequilibrantes de la estabilidad social?

La muerte de don Luis Alberto Monge (por cierto, en fecha próxima a las conmemoraciones de la eliminación del ejército como institución permanente y a la promulgación de la Neutralidad Activa y Perpetua de Costa Rica) me llevó a repasar páginas de su vida y a rememorar aquella figura que fue síntesis ejemplar de sencillez, bondad, solidaridad y desprendimiento. Encontré, en ese repaso, sus angustias porque el país extravió el camino. Y leí en sus conceptos, el mandato de una tarea a acometer por las generaciones del presente.

(*) Álvaro Madrigal Abogado y Periodista

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