Montevideo, 3 mar (Sputnik). – Los jóvenes que quieran leer al célebre escritor ruso León Tolstói (1828-1910) no deben apresurarse, ya que para apreciar la calidad del autor de novelas como «Guerra y Paz» y «Anna Karénina» hay que tener cierta madurez, dijo a Sputnik Nóvosti su bisnieto, Alejandro «Sasha» Tolstói.
«Siempre le aconsejo a la gente que no ha leído a Tolstói y lo quiere leer, que no se apure. Yo leí «Guerra y Paz» cuando tenía 25 años, pero en ese momento no era mi obra preferida. Después, a los 50 o 60 años la volví a leer y encontré que era una obra fantástica. Creo que hay que tener cierta madurez para entender su obra y entonces vas a ver que te enseña mucho», dijo el bisnieto del escritor.
Sasha Tolstói nació en Francia hace 78 años y hace casi dos décadas que vive en Uruguay, país en el que había vivido de adolescente y al que regresó para radicarse definitivamente en el año 2000, luego de enviudar.
«Volví porque aquí tenía familia, amigos, mis hijos ya estaban instalados y yo me sentía inútil, depresivo», cuenta Tolstói, que hoy vive en Punta del Este, a 140 kilómetros al este de Montevideo.
Pero hace más de 60 años su mala conducta lo trajo por primera vez al pequeño país sudamericano.
«Soy hijo de padres divorciados que no me dispensaron afecto, entonces tuve que buscar el amor en algún lado, y la persona que empecé a amar primero fue a mí, porque no había otra», recuerda Tolstói.
Como era «muy indisciplinado» y «hacía muchas travesuras», su familia lo envió con su tío a Uruguay cuando tenía 15 años, «para ver si me podía criar mejor».
«Pero a los tres meses le mandó un telegrama a mi madre diciéndole que era imposible cuidarme y que me enviaba de regreso», cuenta.
Fue así que su madre decidió venir a Uruguay para hacerse cargo ella misma de su hijo.
VACAS Y LEGIÓN EXTRANJERA
Radicado en la pequeña localidad de Nueva Helvecia (sudoeste), el adolescente Sasha se dedicaba a ordeñar vacas, hasta que cuatro años después su madre enfermó y ambos regresaron a Francia, donde por sugerencia de su padre se alistó en la Legión Extranjera.
«Yo no hice ninguna escuela, ni siquiera bachillerato, no tengo ningún diploma, los únicos títulos que tengo son el de ordeñador de vacas y el de oficial de la Legión Extranjera», dice.
Rusia, sin embargo, sigue estando en el corazón del bisnieto del escritor cuya obra retrató la sociedad del gigantesco país euroasiático.
Cada dos años, en verano, los descendientes del conde Tolstói dispersos por el mundo se reúnen en Yásnaya Poliana, la casa familiar, 200 kilómetros al sur de Moscú.
A Sasha le ronda en la cabeza la idea de terminar sus días en Rusia, en el terruño familiar, una manera de cerrar el círculo.
«Yo me siento ciudadano del mundo: cuando estoy en Rusia me siento ruso, cuando estoy en Francia, me siento francés y acá me siento uruguayo (…) pero a medida que pasan los años, me acerco a mis raíces y soy cada vez más ruso», señala, y agrega: «Yo soy cada vez más ruso, estoy a favor de Rusia, (el presidente Vladímir) Putin tiene sus defectos pero también sus cualidades, para mí es una de las últimas fortalezas en el mundo para impedir la invasión de los bárbaros».
GUERRA Y PAZ
Sasha no siempre se sintió cómodo con el hecho de ser descendiente de una figura de escala mundial como su bisabuelo.
«Al principio para mí era muy pesado, porque yo era muy niño, mi padre nos leía «Guerra y Paz» en ruso a los seis o siete años y nos dormíamos enseguida; tuve un rechazo total hacia este viejo del cual hablaban, y yo no existía, porque finalmente él existía y nosotros no, todos estábamos a sus órdenes», cuenta.
Pescador y escritor de profesión, «como (el estadounidense Ernest) Hemingway», tiene una opinión crítica de la capacidad creativa de su bisabuelo.
«Después de haber leído casi todo (…) llegué a la conclusión de que tanto «Guerra y Paz» como «Anna Karénina» y muchas de sus obras son historias sublimes pero robadas a la familia de su mujer, es decir, habla muy poco de su familia, pero habla mucho de la de su mujer», dice.
Para Sasha, todo lo «novelesco» de las obras más importantes su bisabuelo «lo agarró de la realidad suya familiar, entonces no inventó nada».
«Creó una obra, pero no fue un puro creador en el sentido de que no escribió algo que salió de la nada, sino de hechos bien comprobados», agrega, aunque reconoce que «la parte de la guerra sí es pura creación».
Sasha sostiene que sin el apoyo de su esposa Sofía, León Tolstói no hubiera escrito las docenas de novelas, cuentos y ensayos que escribió.
«Si Sofía no hubiera existido, él no hubiera producido tantas obras; ella lo ayudó mucho porque él era muy depresivo, tuvo todas las enfermedades posibles, murió casi diez veces y se salvó siempre con la ayuda de ella, que lo curó», explica.
León Tolstói murió en 1910, a los 82 años, producto de una neumonía. (Sputnik)