A lo largo de la historia los imperios han recurrido a la «amenaza externa» para justificar sus permanentes agresiones contra aquellos que se resistían a sus dominios. En esa realidad histórica es que situamos la frenética oposición al nuevo Presidente usa americano por atreverse a proponer un cambio de estrategia en política exterior que en cierta forma se margina de este pretexto para en parte reemplazarlo por negociaciones y acuerdos entre partes antagónicas. Gran parte del actual establishment, y la corporatocracia internacional que la sostiene, ven en esa posición un peligro para ese mundo unipolar al que se aferran. Finalizada la guerra fría y la supuesta “amenaza comunista” con lo cual justificaron cruentas dictaduras en América Latina y en otras partes del mundo, la desintegración de países, las invasiones, la creación de grupos de mercenarios terroristas, los asesinatos de líderes y todas las demás atrocidades que se vienen cometiendo y que amenazan permanentemente con una nueva conflagración mundial, sigue siendo la constante.
Los cada vez menos admiradores del imperio que aún quedan en las distintas latitudes, y que nada se cuestionan, repiten como psitácidas lo que hoy los nuevos cuarteles, conformados por sofisticadas baterías mediáticas omnímodas, hegemónicas y parcializadas, que se refugian en la “libertad de expresión” y por tanto incuestionables e intocables, les dictan en sus perversos mensajes plagados de mentiras. Las que a diario y a toda hora entran en nuestras vidas como Caballos de Troya con sus Ulises modernos.
Lo demás, por aquello que se dijo o se dejó de decir, son simples escaramuzas. Montadas precisamente para desviar la atención de lo principal: la feroz oposición a reducir las tensiones o a llevarse bien con Rusia porque eso destruiría la principal fantasiosa amenaza en la que sostienen sus miedos. En particular el eterno hacia los «demoníacos rusos» que parecieran haber llegado de otro planeta para destruirlo todo, y que requiere contar con un bueno y dispuesto héroe renovado de turno como el “Capitán América” para que los enfrente. Y eso hay que aceptarlo así, por la razón o por la fuerza.
La humanidad que no cae en ese este juego macabro, espera aquello que de alguna forma pueda suceder para bien de la paz entre las naciones. Pero hay una diferencia sutil a esa espera, que aunque menos cierta, seguirá manteniéndose incólume en todas las épocas como fuerza interior humana: es esa esperanza que desborda y sostiene a los que, por convicciones, principios, valores e inquebrantable voluntad, continúan en la lucha por la verdad y por un mundo mejor.
(*) José Luis Callaci
Cada vez veo mas a la izquierda criolla identificandose con los esfuerzos y politicas del presidente Trump.Caso curioso. Es lo que los norteamericanos
llaman «love /hate relationship «.
Nos parece muy simplista y apresurado el comentario del ciudadano Jaime López Vargas. Pero algo encierra de verdad en cuanto a esa relación un poco jalada de los pelos que trae en el idioma de William Shakespeare luego de colgar esos cartelitos descalificadores que acostumbran los que a falta de poder decir algo substancioso apelan a ellos. Diremos que en el idioma de Miguel de Cervantes, que es el de este medio, serio y prestigioso, y por respeto a todos sus lectores, nos permitimos aclarar que love/hate relationship» significa relación de amor y odio.
Afirmamos que hay algo de cierto en ello, aunque no son sentimientos encontrados sino diríamos que paralelos. El autor del escrito, que provocó la reacción un tanto agria del ciudadano López Vargas, siente, si no amor, sí respeto y hasta admiración por un país y un pueblo que le ha dado mucho de bueno y positivo al mundo, y si no odio, sí irrespeto y repudio a los que manejan un imperio que viene cometiendo graves hechos en perjuicio de toda la humanidad. En cuanto a lo de “curioso” esperamos que este breve comentario aclare algo, recomendando a la vez leer bien nuestro escrito si es que se entiende bien el castellano, o bien hacerlo en una buena traducción al inglés si es que se prefiere pensar y escribir en ese idioma. Que tengan todos un muy buen día.