La Fundación Neotrópica, celebra la Política Nacional de Humedales, como un instrumento que indudablemente apoyará a aquellas poblaciones altamente vulnerables y dependientes de este tipo de ecosistemas para su sostenibilidad. Esta herramienta tiene el potencial de lograr un verdadero equilibrio entre el bienestar de la naturaleza y los derechos humanos en las zonas de humedales. Asimismo, este mecanismo facilitará el empoderamiento de las mujeres como engranaje del buen funcionamiento y salvaguarda de la biodiversidad y el desarrollo equitativo en nuestro país.
En 1945 se firmó el primer acuerdo internacional para garantizar el principio de igualdad entre mujeres y hombres: La Carta de las Naciones Unidas. Desde entonces la creación del Día Internacional de la Mujer ha dado espacio a miles de celebraciones y movilizaciones hacia mayores oportunidades e inclusión de la mujer en todos los estratos de la sociedad. La Fundación Neotrópica considera indispensable su participación como actoras cruciales en la mitigación al cambio climático, por ello en sus más de 32 años siempre ha defendido la participación femenina en la toma de decisiones e implementación de los diferentes programas que promueve.
Se ha dicho que los humedales de Costa Rica suelen tener rostro de mujer. Ciertamente, un porcentaje significativo de las asociaciones de pescadores/as, piangüeros/as y otras que velan por la conservación y el aprovechamiento razonable de los humedales costeros son mujeres. Cuando nos referimos al 7% del territorio nacional comprendido por más de dos mil ecosistemas de este tipo, alrededor de 357700 hectáreas, debemos reconocer las muchas participaciones femeninas que han ayudado a preservarlos a lo largo del tiempo. En los manglares costarricenses tenemos mujeres empoderadas, líderes de acciones conjuntas para la restauración de los humedales y el desarrollo del bienestar de sus familias y comunidades. Son ejemplo de las hoy célebres palabras de la activista ambiental Berta Cáceres, es un asunto de construir “sociedades capaces de coexistir de manera justa, digna”.
Este 6 de marzo de 2017 fue un día trascendental para la conservación del medio ambiente y el empoderamiento de las comunidades en Costa Rica, no solo por la oficialización de la Política Nacional de Humedales período 2017-2030, firmada por el presidente de la República, Luis Guillermo Solís Rivera, el ministro de Ambiente y Energía, Edgar Gutiérrez Espeleta y la Ministra de Planificación Nacional y Política Económica, María del Pilar Garrido González, sino también por el reconocimiento público que se esbozó a la labor desarrollada por las mujeres. En medio de la celebración se reconoció su papel en el desarrollo del país, “referente internacional en cuanto a protección de ecosistemas, áreas de conservación y áreas silvestres protegidas”, como mencionó Alice Shackelford, representante residente del PNUD y coordinadora residente de ONU Costa Rica.
El Presidente Solís, reconoció que la Política Nacional de Humedales, además de ser un documento que responde a la apremiante necesidad de un marco de acción legítimo y uniforme para la restauración de los ecosistemas de humedal y el desarrollo del bienestar de las comunidades a través de una participación inclusiva y gobernanza democrática, “debe ser un plan para reconocer el trabajo de esas mujeres”. Fue enfático en los roles socio ambientales de gestión, reforestación, y de prevención contra el crimen organizado que logran grupos como Coopemoluschomes en Puntarenas.
Nos unimos al clamor por reconocer el valor de la acción participativa y productiva de esta cooperativa y de las demás organizaciones con alta de participación de mujeres en la implementación de esta política. Sin ese reconocimiento, la política carecería de sustento real.
Aracely Jiménez, presidenta de Coopemoluschomes, madre de un niño y jefa de hogar, no limitó su agrado ante la oficialización de la Política “es hermoso tener una actividad donde podemos cuidar de los recursos naturales. Nuestros manglares son nuestra fuente de ingreso de ahí lo importante que es cuidarlos y hacer un uso sostenible de ellos. Con esta política tendremos acceso a un trabajo digno que no ha sido reconocido durante años” Nos enorgullece poder contar con el privilegio de trabajar con ésta y otras organizaciones comunitarias como ASOPEZ, APIAPU y APREMAA, donde las mujeres juegan un papel preponderante, en la búsqueda de la conservación y manejo sostenible de los humedales costeros del país.
Según la UNESCO, la desigualdad limita la creatividad y el talento y ahoga la inclusión y el pluralismo. Esto no sólo daña a las mujeres, sino que debilita el tejido mismo de las sociedades. Por ello, la Fundación Neotrópica celebra el lanzamiento de esta política, que asegura la conservación de los recursos y puede colaborar con el empoderamiento de un sector muchas veces minimizado y con grandes retos para lograr la superación de sus familias y comunidades.
(*) Bernardo Aguilar González es Director Ejecutivo de Fundación Neotrópica