Uno de los elementos que colaboraron al triunfo del actual presidente de los Estados Unidos en las elecciones pasadas de ese país resultó ser la colaboración oficiosa de la prensa norteamericana, por demás gratuita y abundante, que le brindaron durante toda la campaña, festinando todas las barbaridades, salidas de tono, insultos y errores de bulto de Donald Trump. Todo ello porque su actitud de bufón político resultaba noticia que podría aumentar la visibilidad del medio, y a estos no les importó nada que el mensaje fuera de odio, de fundamentalismo religioso, absolutamente ignorante sobre la realidad internacional, y cosas así. Lo importante era que el medio noticioso estuviera en la mira de los lectores o televidentes. ¡Y ya vemos cuáles fueron los resultados¡
Algo similar acaba de ocurrir en nuestro país, proporciones guardadas y gracias al cielo sin consecuencias para toda la ciudadanía, con la precampaña del Partido Liberación Nacional, en la que escogían al candidato para las próximas elecciones. La atención prestada al señor Álvarez por los medios, igualmente de forma gratuita y oficiosa, ha sido desproporcionada para un personaje que no da muestra alguna de liderazgo, ni aparenta talla de estadista, y que además se encuentra (como casi todos en las camarillas liberacionistas) manchado por actuaciones no muy santas. Es decir, la prensa local se ha convertido en cómplice de la creación de imagen, así como lo hizo la norteamericana con Trump.
No podemos negar que los montos invertidos en esta tendencia, bajo el apadrinamiento de esas malévolas figuras que son los Arias Sánchez, también han sido razón para su triunfo, porque se sabe que en política, quien más gasta tiene más posibilidad de ganar, aunque sea un cuadrúpedo orejón y rebuznante. O lo peor, sea un maleante claramente identificado con la mafiocracia que ha gobernado este país durante decenios hasta que llegó el PAC a adecentar un poco la administración del Estado, en lo que podía, porque en los poderes judicial y legislativo no ha tenido la oportunidad de intervención, por aquello de la separación de los poderes y porque existen en ambos fichas ubicadas para la defensa del status quo.
Ciertos medios impresos, televisivos o de internet, claramente identificados con la defensa del más asqueroso neoliberalismo que tanto daño ha hecho a este país, se pusieron de inmediato a sobredimensionar lo sucedido dentro del partido Liberación Nacional, porque saben perfectamente de parte de quién se encuentran los recursos del gran capital nacional y extranjero, y ello les puede traer réditos a futuro, si el nefasto grupo de delincuentes de cuello blanco que todos conocemos, vuelve al poder, por obra y gracia de la estupidez del pueblo.
Cuando evocamos el título de este clásico del cine latinoamericano protagonizado por Tin Tan, queremos expresar que, en muchas oportunidades, personas que pretenden ponerse de nuestro lado terminan por hacernos mucho más daño que bien, a veces sin pretenderlo y, en otras oportunidades, quizás con toda la mala intención. Nuestros presuntos aliados o los políticos que pretenden defender nuestros derechos terminan por causarnos tremendos perjuicios. Por ejemplo, en temas laborales, muchas de las leyes impuestas por personas que jamás han sido empleados u obreros y ni siquiera empleadores terminan por perjudicar a empleados y empleadores y, lo que es peor, hacer severos daños a la sociedad en su conjunto.
Creo que ya es hora de una llamada de atención a los medios, para que no se presten al juego de ciertos políticos, lo cual no creo que surta mucho efecto porque muchos de ellos están alineados con la tendencia neoliberal, por aquello de que hay que dejar a la iniciativa privada hacer lo que le venga en gana; pero también una llamada de atención a los ciudadanos, para que no se dejen embaucar por estas campañas solapadas que tratan de lavar la podredumbre que mancha a ciertos personajes de la política, y hacerlos aparecer como ángeles salvadores.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría
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Mike
Yo quisiera saber qué puede hacer la ciudadanía para rescatar el Poder Judicial (el Legislativo se rescata simple y sencillamente votando SABIAMENTE, aún más que en el caso del presidente).