A lo largo del proceso de negociación de la Convención Colectiva, he reiterado que la Administración universitaria quiere una convención colectiva. Una convención colectiva moderna, humanista, basada en un enfoque de derechos, inclusiva y que reconozca los nuevos derechos que la ciudadanía ha ido forjando en las últimas décadas. Siempre mantuvimos la confianza de llegar a un acuerdo entre las partes, por ello les informo que este dos de diciembre acordamos:
1. Prorrogar la negociación por una última vez hasta el día 16 de febrero de 2018.
2. Sesionar tres veces por semana a doble turno (mañana y tarde).
3. Analizar y estudiar detalladamente los aspectos relativos a los artículos que se discutirán en cada una de las sesiones.
4. Hacer un uso efectivo del tiempo de negociación de acuerdo a las Normas básicas para el proceso de negociación de la Convención Colectiva de Trabajo de la Universidad de Costa Rica, aprobado por ambas representaciones el 02 de marzo de 2017.
La firma del acuerdo se realizará hoy domingo a las 11 a.m. en la Vicerrectoría de Administración.
Con esta decisión devolvemos la esperanza a la comunidad universitaria, por una Universidad para toda la vida.
(*) Dr. Henning Jensen Pennington, Rector UCR
Como siempre, imperó el deseo de los intransigentes! No es que les ofrecieron varias alternativas y ellos se emperraron en que no? Qué tristeza!
Es una buena noticia, están dialogando y buscaron plazos para finiquitar el diferendo. Me alegro por la decana de nuestras instituciones universitarias, la que también ha sido parte de mi vida.
Mmmmm… será que aflojó porque le apedrearon la casa?
Felicitamos a los ciudadanos de primera clase de este país.
De parte de los que pagamos la fiesta
A seguir alcahuetiando beneficios abusivos de los sindicatos a costas del pueblo, que viva Costa Rica!.
También en las empresas privadas deberían firmarse convenciones colectivas y primar el respeto la libertad sindical, algún día así será y muchos despóticos patronos temblarán, y tendrán que ponerse a derecho. La solución es que no haya ciudadanos de segunda, no que todos los seamos, como pretenden los que se ocultan detrás de siglas y pseudónimos.