De cal y de arena
De las urnas salió este 4 de febrero un torpedo de gran potencia que pegó exactamente abajo de la línea de flotación de los partidos. Con efecto fatal para unos mientras para otros fueron señales de advertencia de la posibilidad de un hundimiento si no hacen las reparaciones que con urgencia demandan las viejas estructuras. Lo dicen los resultados de estas elecciones presidenciales.
Se clasificaron para la segunda ronda Fabricio Alvarado (Restauración Nacional) y Carlos Alvarado (Acción Ciudadana) con números que les atan a la necesidad imperiosa de dedicarse de lleno a la tarea de buscar apoyos para ganar los comicios del 1 de abril. Puede que por esto, entretanto, no hayan dimensionado las advertencias implícitas en el mensaje del electorado el domingo 4. El reto es más dramático para Fabricio y el PRN dado que aparte de la formalidad jurídica presente en el asiento de partidos del Registro Electoral lo que hay es un vacío de contenidos políticos, de estructuras jerárquicas políticas y de una red nacional de gamonales y adherentes que le provea del oxígeno que todo partido demanda. Excepto –y esto es muy importante de asumirlo- que estemos ante una larga ramificación de algo así como una logia religiosa construida más que para incursionar en política, para ejecutar designios divinos y comprometer en ello a los seguidores (feligreses). Por tal rumbo, la sociedad costarricense, toda, se toparía con un edificio levantado para otras cosas sobre bazas cuya capacidad de resistencia en el terreno de la política, es completamente desconocida. Por lo pronto y durante estos dos meses, el PRN está abocado de lleno a procurar el triunfo y a demostrar que lo que aparenta –no tener ni espuela ni escuela- es una especulación infundada. Ya veremos qué hay detrás de Fabricio.
El PAC también tiene la misma ingente tarea de cara al 1 de abril. Pero su presencia acuña una realidad muy distinta: hay una presidencia de su partido, una administración 2014-2018 que es parte de su identidad, está conformado por ciudadanos que se arropan con una bandera –la roja y amarillo- ya por varias campañas, tiene para bien y para mal una ejecutoria construida en parte desde el Poder Ejecutivo a la que se le reconocen, gústele o no, más errores y omisiones que también se le pegan. Este es el contexto que le acompañará ante el tribunal del electorado el 1 de abril. Para ganar o para perder, el PAC va a tener que dar la cara por la crisis que arrastra y que igual está a la administración Solís, a su (in)definición ideológica, a su errática marcha programática y táctica, al paso ondular que refleja la presencia, a la sombra, de una soterrada puja entre los Solís. Las pifias en el expediente de la ética de su gobierno le van a imponer la necesidad de emprender una especie de depuración a lo interno. Son innegables las torpezas en la gestión de su gobierno 2014/2018, las omisiones en la lista de sus compromisos y promesas, la dualidad en la definición conceptual de su pensamiento ideológico, el reto que le lanzan las nuevas versiones políticas que alienta un votante joven y numéricamente fuerte… Estos son algunos eslabones de la pesada cadena que al PAC le ha caído encima y cuyo peso gravitará antes y después del 1 de abril.
Está en la final, lo que no le libra de los golpes de una crisis de diferente conformación a la que debe dar la cara probablemente después del 1 de abril, gane o pierda.
El respaldo ciudadano a los Alvarado no fue, sin embargo, generoso e ilimitado. Los ubicó en los dos primeros lugares pero a ninguno le bendijo con la suprema unción en primeras ni con mayorías parlamentarias ni cosa parecida. Una fracción de 14 curules para PRN y de 10 para PAC se queda corta para los emprendimientos políticos del Poder Ejecutivo, haciendo forzoso para uno y para otro candidato –lo mismo de aquí al 1 de abril como del 8 de mayo en adelante- demostrar su habilidad para construir alianzas, consensos, pactos -como se les llame- en la fase de las candidaturas o bajo la unción de presidente, bien en torno a una plataforma de gobierno de proyección de largo plazo, bien respecto a puntos o temas concretos de una agenda de trabajo de entendida inmediatez. La agenda de matices religiosos, importante en las presentes circunstancias, como se evidenció semanas atrás, probablemente no figure pero sí estará gravitando sobre segmentos ciudadanos. Su trazo provoca pasiones y temores.
Trece partidos sometieron papeleta presidencial este 4 de febrero, de los cuales siete –juntos todos- apenas reunieron el 1% de los votos. En cinco de ellos se evidencia que el torpedo a su línea de flotación tuvo efectos fatales por la gracia del impacto en una estructura devastada por los abusos de una dirigencia que quemó naves y que en algún caso se consumió en las llamas de su impudicia. Y aunque en política los muertos a veces gozan de buena salud, el Movimiento Libertario, Nueva Generación, Alianza Demócrata Cristiana, Renovación Costarricense, Accesibilidad sin Exclusión y el de los Trabajadores no evidencian señales de vitalidad que presagien su reaparición en 2022. Distinto es el caso del Frente Amplio que parece haber encontrado una milagrosa burbuja de aire para respirar y sobrevivir a la espera de un golpe de corrientes que le lleve a tierra. No deja de ser curioso su desplome, expuesto a todo tipo de especulaciones. Por ejemplo, la de que sus huestes se decidieron por el voto útil que a última hora arropó a Carlos Alvarado. Es complicado elucubrar alrededor de una hipotética desaparición de la izquierda extrema.
El Partido Integración Nacional llegó a donde está por obra y gracia de la presencia inopinada de Juan Diego Castro que con su talante disruptivo, su verbo explosivo, su forma herética ante la sacralidad de ciertas estructuras, su estridente convocatoria a la lucha contra la corrupción, acumuló suficientes votos como para asegurarle al PIN una quinta posición y cuatro diputaciones. Por cierto, después de campañas y campañas en que el cuasi propietario del partido, William Muñoz, solo supo cosechar fracasos. Hoy, rotas las relaciones de JDC con el PIN y evidenciadas las notas propias de una franquicia política, su vida parece que no irá más allá del 30 de abril de 2022. Es, pues, la del PIN una crisis existencial de la que no va a librarse por obra y gracia de su fracción parlamentaria.
Se dirá que el Partido Republicano Social Cristiano llegó para quedarse. Pero los factores que circundan su emergencia en la política, su comportamiento y la conformación de sus liderazgos no abonan esa aseveración. Ni su candidato presidencial, el Dr. Rodolfo Hernández, ni su figura política de mayor rango y reverberación, el ex presidente Calderón Fournier, evidencian tener suficiente músculo para un pulso de cuatro años que les lleve, a ellos o al partido, a los comicios de 2022 con perspectivas de resultados contundentes para una candidatura presidencial o para una lista de diputados. Los legisladores que logró posicionar no son precisamente un reservorio de proyección política envidiable. Si es que el PRSC trata de mantener la guardia por la preservación de los principios políticos del social-cristianismo, mejores perspectivas habría por la vía de un entendimiento con el Partido Unidad Social Cristiana que reabra las puertas a la reanimación de los contenidos de la carta programática que se escribió durante los gobiernos social cristianos antes de la invasión de la contaminación neoliberal. Eso en la eventualidad de que quienes se han hecho del timón del PUSC lo consientan.
El PUSC, con la candidatura de Rodolfo Piza, cosechó estimulantes resultados visibles en el número de diputados y en la cantidad de sufragios que le favoreció, con lo que parece haber frenado la caída en picada registrada en 2006. Tendrá que descubrir por qué un candidato presidencial con tan buenos atributos no logró seducir a tantos electores como los necesitaba para materializar una carrera ascendente, de ritmo constante y de efectos sugestivos en orden a amarrar respaldos necesarios para la victoria. Esto es importante en política para asentar la convicción de que el candidato tiene buen galope.
Pero en el caso de Piza sus méritos no fueron proyectados con artificiosa habilidad lo que, junto a los cuestionamientos que envolvieron el tránsito por el partido y por la vida pública y profesional de algunos colaboradores, dejó huella en el lento crecimiento reflejado en las encuestas. Ya en el tramo final, se catapultó hasta asirse de un 16% de los votos, probablemente con parte de los desertores del segmento no pasional de Juan Diego y de los liberacionistas desanimados con Álvarez.
El PUSC ve pasar ya cuatro procesos electorales en que el triunfo se le aleja. Es de entender que no existe para ocupar el vagón de cola de donde se desprende la imperiosa necesidad de dar con la razón de esta astenia de victorias. ¿Será que el castigo que le cayó tras los procesos penales contra dos de los presidentes de la República sigue pasando factura? Creo que no; esos hechos ya no inciden como sí la mutación en su orientación ideológica que en el pasado estuvo marcadamente identificada con la esencia del social cristianismo y con el legado del presidente Calderón Guardia, de lo que fueron portaestandartes figuras de clara afinidad con esa corriente de pensamiento. Hoy, el PUSC hace ostentación de fe social cristiana pero sus figuras más prominentes se les percibe más bien como neo liberales, con un discurso de simulación social cristiana y un ropaje que ya no atrae ni a los segmentos marginados ni a las poblaciones jóvenes, que andan en otras latitudes. Por ahí debe andar el por qué un candidato de tan buenas calificaciones no cautivó para marchar en las posiciones punteras.
Planteada está esta cuestión, aunque quizás para algunos no exista: el Partido, ¿está en el centro izquierda o está en el centro derecha? Es de admitir la posibilidad de que se aborde visto que los vientos de una crisis que le soplaron en esta campaña pueden llegar a ser vendavales destructivos para la del 2022.
Por allí, por rumbos no muy lejanos ni muy distintos, anda Liberación Nacional. Su crisis también es una crisis de identidad, atizada desde los nichos de unas tendencias de corte personalista que a veces parecen reflejos fundamentalistas. No se acomoda a un mundo donde el bipartidismo quedó relegado, quizá porque –diluido el peso del PUSC- no ha aprendido a movilizarse sin ese contrapeso ni a compartir con un actor impredecible, contradictorio y con más cara de un sentimiento que de un partido, el PAC. No ha entendido que el centro izquierda que abrazó desde su concepción se quedó sin guía ni norte a partir del arribo de otras corrientes de pensamiento y de inspiración política. La confrontación entre estos bandos, soterrada, sigue sin definir resultados y arrastra al partido a una anémica condición que le impide crecer y retornar al poder. Esta es la primera vez en su historia que el PLN va a estar ausente de un proceso en que se elegirá al Presidente de Costa Rica. Así lo decidieron las urnas. Es signo de una alerta de crisis.
No sucumba a los mareos de una ilusa interpretación de lo que significa conservar la bancada parlamentaria más numerosa. Será la minoría más grande y va a ser la bancada liberacionista más pequeña de los últimos cuatrienios. Su comportamiento ante las incuestionables necesidades de apoyos políticos que va a tener la administración venidera, o su entrega a la corriente que aboga por aquello de “gobernar desde la Asamblea Legislativa”, va a ser parte de los desafíos de no pequeña monta que le acechan. Desafíos que también los hay de otro jaez: el que plantean los poderes fácticos que buscan desfigurar ideológicamente a Liberación Nacional o que, también, buscan enterrarlo.
(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista
5 Comments
Franklin Rojas H.
El mensaje de «Jeffrey Mena», es el pensamiento de muchos costarricenses.
Sobre lo que se debería centrar la campaña electoral. Eso y la inseguridad ciudadana, el límite real a las pensiones de lujo, regular por ley los intereses de las tarjetas de crédito, lograr que la banca de desarrollo se convierta en eso y no lo que es hoy, procurar el desarrollo de las áreas costeras, avanzar en la ejecución de obras de infraestructura.
Lo que no debería de desgastarnos es estar discutiendo si unos cuantos homosexuales se pueden casar o la imposición de las mal llamadas guías de afectividad, que no son más que guías de implementación de la ideología de género.
Si el PAC deja de lado esos dos temas y se enfoca en lo que se debe hacer para evitar que todo se vaya al carajo, tendrá el voto de muchos que queremos progreso en el terreno económico pero no el mal llamado progresismo en el terreno moral.
Franklin Rojas H.
Espero que sea publicado el anterior comentario. De ser así, GRACIAS.
Fernando
Se debe dejar los o el tema que giró en la primera ronda. Es hora de asumir los grandes temas de la agenda nacional.El tema fiscal debe resolverse, pero éste no es un problema del gobierno es un problema de todos y no se vale, plantearlo como el gran problema desde el Ejecutivo y torpedearlo desde la Asamblea; debe resolverse entre todos y todos saldremos afectados.
Vicky Langley
Una excelente fotografia de los resultados electorales Todos los hechos descritos son verdaderos.Pero volviendo a los Alvarado,yo me inclino por que CR va a favorecer a Fabricio.Mi percepcion, independientemente de lo que se piense de el y su partido, Fabricio tiene buena presencia,habla muy bien,no tiene rabo que le majen,por lo que escucho es querido en la Asamblea por sus compañeros de trabajo.El pueblo le puede dar el beneficio de la duda.
El otro Alvarado,quien parece ser tambien una buena persona,arrastra el PAC,que se ha convertido en el refugio de gay,lesbianas,universitarios,empleados publicos,la izquierda y el gobierno actual.Viven en San Jose , Cartago y Heredia.Tienen como partido poca credibilidad.Estan ahi porque no hay de otra.
Antonio Salas
Yo vote por Juan Diego Castro y Eso de que «no tiene rabo que le majen»… a nadie le consta nada.. la incapacidad de manejo y falta de liderazgo es evidente…Es dificil saber pero el pais no tiene tiempo de «dar el beneficio de la duda»…Las crisis economica y de inseguridad exigen TOMAR DECISIONES… y comenzar a aprender no resulta en este momento.. Ahora bien Usted demuestra su homofobia al decir que el PAC es un refugio de personas diferentes… Con ese pensamiento….Alabado sea el Señor!