Desde hace muchos años he venido señalando como uno de los centros de corrupción más grande del país, que solamente competía con algunos partidos políticos tradicionales que en el pasado gobernaron, al Poder Judicial, tanto por la forma en que los tribunales imparten lo que acá llamamos justicia pronta y cumplida, cuando por las prebendas desproporcionadas que se autorecetaron jueces y administrativos.
Diversas fueron las reacciones frente a estas aseveraciones. En algunos casos de respaldo por parte de ciudadanos que conocieron de primera mano los actos corruptos en la realización de trámites y sentencias, así como los beneficios laborales absurdos que se otorgan a todo nivel, las pensiones de lujo que han llevado al Fondo de Pensiones del Poder Judicial a la inminente quiera técnica, y la actitud soberbia de quienes lo componen, argumentando que ellos eran los garantes de la libertad y el Estado de Derecho en el país. En otros casos, de ataques y amenazas hacia el articulista, a nivel personal, pues nunca existió alguna argumentación que desmintiera lo aseverado.
Y como el tiempo siempre le concede razón a quien la tiene, de la misma forma que los miembros podridos de un cadáver putrefacto se desprenden solos, algunas figuras de dicho Poder del Estado, han tenido que alejarse de la institución, porque las evidencias son tales que no existe forma de ocultarlas, disimularlas o de hacerse el necio. Pero, claro está, aprovechándose de los portillos que ellos mismos habían construido para salir con los bolsillos llenos. Y algunos de ellos han sido, como lo hemos visto en el anterior Fiscal General de la República y el mismo Presidente de la Corte Suprema, a través de jugosísimas pensiones por jubilación.
Ya se sabía que el nombramiento de los altos jueces por parte de la Asamblea Legislativa fue siempre un negociado de favores políticos en el pasado, pues los partidos políticos colocaban en esos cargos a aquellos a quienes estaban seguros les cuidarían las espaldas cuando sus actos corruptos salieran a la luz, como ha quedado totalmente comprobado con los últimos acontecimientos que conocemos.
Ya se sabía, también, la voracidad presupuestaria de la que hacían gala, hasta el punto de proferir amenazas veladas y otras no tan disimuladas, cuando se les señalaba que los incrementos presupuestarios desproporcionados que exigían no podían ser cubiertos.
Pero como la fiesta no podía durar eternamente, fueron apareciendo a la luz los desastres del Fondo de Pensiones, los beneficios laborales desproporcionados y ofensivos autorecetados, el tráfico de influencias de fiscales y altos jueces, y así otras linduras más. Y como ratas de barco, empezaron a acogerse a la pensión aquellos a quienes los hechos señalaban como culpables, según la opinión ciudadana.
Es el momento, en consecuencia, de plantearse una revisión profunda y extensa de la forma y manera en que se ha constituido el Poder Judicial en nuestro país, pues sus componentes, al igual que lo que sucede en las organizaciones autónomas del Estado, consideran que pueden constituirse en entidades independientes de las políticas públicas, que en la actualidad deberían ser de austeridad y ahorro, a fin de salvarlas a ellas mismas y evitar el colapso económico del país y financiero del Estado.
Todo lo que hemos visto en los últimos años, no solamente en el Poder Judicial, sino en la misma Asamblea Legislativa y el Poder Ejecutivo, demuestra palmariamente que la corrupción, la mediocridad, el clientelismo y ese invento liberacionista llamado la red de cuido, se apoderaron de la sociedad y las instituciones del Estado.
La única ventaja reside en que los cuerpos en descomposición desprenden de sí mismos aquellas partes que ya no pueden sustentarse por el avance de la corrupción, Y en nuestro caso, la opinión ciudadana se ha encargado de sacar a la luz el estado en que se encuentran algunas partes del entramado estatal, a fin de arrancar de una vez por todas la sinvergüencería. Ello, debido a que actualmente, como resultado de la existencia de las redes sociales que se han creado a través de internet, nada queda oculto.
Entendemos, claro está, que también se prestan para noticias e informaciones falsas, acusaciones infundadas, y hasta calumnias asquerosas. Pero cuando los hechos comprobados señalan que algo había de verdad en lo que se señalaba, es el momento de poner atención a las realidades.
Otro problema vinculado con la situación que estamos viendo, como es el caso de los representantes de ciertos partidos en la Asamblea Legislativa, es la existencia de analfabetas funcionales y estructurales ocupando curules, como se ha comprobado en otras instancias gubernamentales o de la administración de justicia. Y no es precisamente con la creación de juntas de notables (no sabemos notables en qué) para que analicen por milésima vez la situación y emitan diagnósticos que nadie atiende, como se va a solucionar el problema. Pero esto es material de otras reflexiones.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría
2 Comments
Floria Fernadez Escalante
Estamos en un situacion dificil.Por un lado el ministro Mora nos hace ver que el MEP esta lleno de plata.Sin embargo su compañera de Hacienda nos pide mas impuestos.Donde esta la verdad ?
Y la Justicia recogiendo sus millones.
carolina jimenez
Gracias por su articulo don Alfonso! Hemos estado en una situacion dificil desde hace algunas decadas, solo que, desde el gobierno anterior, se han razgado los velos y, hemos visto la verdad de la corrupcion, que ha permeado todos los estratos sociales, pues los integrantes de las altas esferas se han encargado, a traves de los tiempos, de dar malos ejemplos y convertirse en intocables e impunes, ademas, han legislado a su favor y se han recetado jugosos salarios y pensiones que heredan viudas o hijos.
Muchos callaron este estado de cosas, en espera de su oportunidad para saquear al Estado.
Debemos hacer algo para recobrar algo de la Costa Rica que se nos fue de las manos gracias a los corruptos de turno y a la indiferencia y pasividad de los costarricenses , que ya somos una especie en extincion.