Buenos Aires, 3 oct (EFE).- El jefe de Gabinete argentino, Marcos Peña, defendió el proyecto de presupuestos para el próximo año, que busca reducir a cero el déficit fiscal primario, y aseguró que la «responsabilidad fiscal» va a hacer avanzar hacia un país «mejor».
«La responsabilidad fiscal para lograr una economía más abierta y competitiva, que genere empleo privado de calidad, va a hacer una mejor Argentina», declaró Peña en la Cámara de Diputados, donde compareció para uno de los periódicos informes de gestión sobre la marcha del Gobierno.
En respuesta a las críticas de la oposición, el jefe del Gabinete de Ministros se remitió a los «desequilibrios» que encontraron al llegar a la Casa Rosada, aunque aseveró que no son «de una sola época» sino «heredados de hace muchísimo tiempo».
Peña ratificó el camino de ajuste de los presupuestos, porque ello «va a permitir reducir la vulnerabilidad hacia la financiación externa», aunque afirmó que las cuentas tienen unas «prioridades claras», lo que se muestra en que el gasto social supone el 77% del gasto primario, frente al 65% de 2015.
Las «reformas estructurales» que está emprendiendo el Gobierno presidido por Mauricio Macri son la vía para «crecer de manera sostenible», dijo Peña, y agregó que la economía argentina había logrado ese rumbo hasta que fue golpeada este año por «shocks externos».
También defendió el tipo de cambio flotante de la divisa argentina, ya que «permite absorber estos shocks», y argumentó que «el coste sería mayor si negasen la realidad y asumiesen soluciones artificiales».
El exministro de Economía (2013-2015) Axel Kicillof, del kirchnerista Frente para la Victoria, sostuvo que, de acuerdo a las previsiones del propio Ejecutivo, este terminará su mandato el próximo año con una caída del producto interior bruto (PIB) del 2%, del 6% en cuanto al PIB per cápita, una inflación del 217%, una devaluación del 33% y una deuda de en torno al 100% del PIB.
Tras este «fracaso económico», como lo calificó el diputado, «llama la atención en que persistan con exactamente las mismas políticas, la peor de las repuestas».
Kicillof acusó al Ejecutivo de «ceguera y sordera», y censuró que en el proyecto de presupuestos se reducen todas las partidas menos la del pago de intereses de deuda, que será incrementada.
Marcos Peña comenzó su intervención asegurando que, en materia de seguridad, el Gobierno está «devolviendo al Estado su autoridad en territorios donde la había perdido», y se ha pasado de un modelo cuyo centro «era el victimario y qué hacer con los delincuentes» a otro que se enfoca en «las víctimas y sus familias y los barrios que sufren el delito y el narcotráfico».
El representante de la Casa Rosada expresó su voluntad de tener unas fuerzas de seguridad «sometidas y subordinadas a la ley, pero que sean respaldadas en su accionar, que no sean responsables siempre de todo».
Peña defendió que desde 2015, año en que llegaron al poder, hasta 2017, la tasa de homicidios bajó un 21%, la de secuestros, un tercio, las denuncias por robo, un 11%, y se duplicaron los rescates de víctimas de trata.
Además ensalzó la figura recientemente creada del imputado colaborador en causas judiciales o «arrepentido», y expuso que ya existen 226 testigos protegidos bajo esa norma, la mayoría de ellos en casos de narcotráfico, trata de personas o violaciones de Derechos Humanos. EFE