La democracia nuestra es sólida a pesar de los pesares, quizá además de nuestro común denominador de gente que convivió por más de un siglo en condiciones similares, sumado a la proscripción del ejército, haya sido la receta ideal. Los últimos hechos de escándalos políticos no son novedad, ellos se dan en todos los países y al final no pasa nada, pero el hecho de poder denunciarlo cimienta nuestra esencia democrática.
Los partidos que han marcado el desarrollo nuestro en el último medio siglo: PLN, PUSC y PAC, han sufrido crisis profundas de identidad y han sido de una u otra manera partidos con dueño, esto es básicamente el problema real de las democracias: el hecho de que no existan verdaderos bloques políticos dentro de los partidos.
No concuerdo con las ideas de “nuestra crisis democrática”, algunos lo ven de ese modo, yo lo veo como algo cíclico que se tenderá a balancear en los próximos años. Recuerdo una frase de José Maria Sanguinetti, en la cual el dijo una vez aquí en el teatro nacional: “esté donde esté un costarricense, hay libertad”, tiene muchísimo de razonable treinta años después, porque nuestra idiosincrasia es de libertad por excelencia. No debemos confundir la crisis “del gobierno” con crisis democrática, no, ambos son diferentes y así tenemos que entenderlo. El desgaste de las ideologías y el provecho personal de muchos gremios y sindicatos, han metido al país en un problema económico grave, más no insoluble, no, si existe solución, más es a mediano plazo y siempre y cuando los distintos poderes cooperen en la concertación del diálogo sin politizarlo. Es inevitable que todo se politice con este error de hacer elecciones de alcalde a mitad de período, pues por esta razón nuestros ciclos electorales son cada dos años, si aunamos el año electoral, tenemos dos años totalmente políticos cada cuatro años. No se quien tuvo la “genialidad” de sacar las elecciones de alcalde de la misma fecha que las presidenciales, pero de que fue un grave error, no hay duda. No obstante es una situación reversible, si hay disposición del TSE a regresar al sistema anterior.
Regresando a la contextura de nuestra democracia, sin duda es firme porque un pueblo tolerante con los desmanes de sus gobernantes, solo puede existir en una dictadura represiva en exceso o un país libre y democrático. Aquí no hay dictadura, no puede darse porque quien se lance a esa siniestra aventura, no tendrá como sostenerse, no hay ejército y los ejércitos son los únicos capaces de sostenerlas. No conozco una sola dictadura, de derecha o de izquierda, que se haya mantenido en el poder sin un ejército de su lado. Desde luego no debemos abusar, a las democracias hay que mimarlas, en eso tenemos que participar todos, sin diferencia de ninguna índole. Que el abstencionismo es gigantesco, desde luego que lo es, pero no mayor en proporción que el de los EEUU, que nos guste o no, es una democracia.
Es muy posible que tengamos que crear un sistema bicameral, quiero decir un régimen parlamentario, solo así podremos hacer que perduren con los años nuestra democracia y nuestra libertad. Podríamos dejar 57 diputados como senadores, elegidos por “voto directo”, y 82 representantes de la Cámara Baja: uno por cada cantón y de elección directa. Los representantes podrían estar en contacto directo con la población, en el día a día, mientras que los senadores se dedicarían a legislar debidamente. Un presidente electo por voto popular y un primer ministro por los senadores, que podrían removerlo del puesto cuando “no funcione” o atente contra la democracia, un primer ministro que estaría en contacto permanente con los senadores y con los diputados. Ese es un esbozo de sistema, pero para diseñarlo hay gente capacitada, principalmente abogados constitucionalistas, que hagan un itinerario adecuado.
Ante un panorama así, tendríamos un sistema de pesos y contrapesos que pueden afianzar la democracia mucho mejor.
Es por todas estas razones que creo que si tenemos democracia para rato, pero requiere de manos que la remocen adecuadamente y la hagan más funcional y efectiva.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es médico
