jueves 28, marzo 2024
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Mi querido Presidente se equivoca

Querido Presidente:

Sepa que lo tengo a usted en alta estima y no me arrepiento de haberlo apoyado para que llegara a ser nuestro gobernante. Sigo pensando que una victoria del candidato religioso nos hubiera hundido en un santiamén. Sin embargo, con  lo de Venezuela, estimado Presidente, usted dio un salto moralmente injustificado en el vacío y políticamente incomprensivo.

La historia abunda en ejemplos de cómo seres humanos inteligentes y de buen corazón erraron en grande en el ejercicio de la función publica, y de cómo no vieron lo evidente y lo correcto. Pero no por ello lo voy a insultar o a denigrar, como acostumbran hacerlo sus críticos de izquierda, los de la derecha religiosa  y no pocas medusas del conservadurismo tradicional.

Como ciudadano me asiste el derecho a criticar su labor, y siento además un deber en hacerlo por haber considerado su propuesta política como democrática, de centro y progresista, que es lo que conviene a Costa Rica, porque tanto usted como yo amamos a nuestra patria, por lo que es una obligación que nos honra mantenerla en la ruta de la democracia, la paz y el progreso.

Usted y yo coincidimos en que el régimen de Maduro es nefasto. Sobre esta valoración en particular he abundado. Los amigos de la izquierda se irritan conmigo. Pero eso es otra historia. Lo cierto es que las razones de Trump para intentar derrocar al presidente venezolano se encuentra en las antípodas de las del demócrata consecuente.  Las razones de Trump son groseras, racistas y neocolonialistas. Usted lo sabe muy bien. Trump no tiene en mente la liberación de Venezuela sino su saqueo, su expoliación, para convertirse él en el supremo y soberano usurpador.

Trump revive ahora los momentos más aciagos del “Destino Manifiesto”, doctrina racista, pérfida, que mucho dolor y mucha sangre costó y cuesta a los pueblos de América Latina y el Caribe. Usted lo sabe muy bien.  Las razones de un demócrata para querer un cambio en Venezuela son totalmente incompatibles, de cabo a rabo, con las perversas letanías de Trump.

Un demócrata consecuente no está contra Maduro para robarse el petróleo ni los abundantes minerales de Venezuela; un demócrata consecuente no entrega la soberanía de su patria. Un demócrata consecuente lucha por la libertad y la democracia, por los intereses de las clases trabajadoras, por la emancipación social de toda la nación, y por la superación espiritual de su pueblo a través de la ciencia y la cultura. Absolutamente nada de esto promete Trump, quien es un personaje al que no se le puede llamar presidente ni señor sino ladrón, timador y filibustero. ¿Se enorgullece usted, señor Presidente, de ser socio de un tipo tan despreciable y ominoso no solo para el pueblo de los Estados Unidos sino también para la humanidad entera? Comprendo que usted como Presidente de la República no puede decir ciertas cosas porque su deber es el de procurar relaciones dignas y estables con los Estados Unidos. Pero tampoco se las esconda a su conciencia.  Meditelas. Haga un esfuerzo.

Hay gente en Venezuela y en el mundo que adversa a Maduro, gente que es ruin e inmoral; así también existimos  quienes con responsabilidad y dignidad abogamos por su salida. Pero hay un detalle, señor Presidente, que no debemos pasar por alto: ni usted ni yo somos ciudadanos venezolanos.  

Lo de Venezuela lo deben resolver los propios venezolanos, es un asunto exclusivo de ellos, la malquerencia rencorosa entre sus políticos es un  intrincado dilema que uno no sabe cómo el pueblo venezolano lo resolverá, pero que solo a él toca resolver. Nuestro deber no es diligenciar las broncas entre venezolanos, y sí es lo nuestro mediar cuando todas las partes en conflicto lo pidan, porque es nuestra vocación acompañar a los pueblos en sus congojas.  

Entonces, ¿se vale todo? Usted sabe la respuesta, yo también la sé. Ningún acto político existe -menos uno que provenga del gobernante- desprovisto de su interrogante moral.  En otras palabras: el acto político es imposible en un vacío moral. De ahí que pensar la política como la producción y acumulación del poder sea muy distinto a proponerla como la posibilidad de hacerle el bien al prójimo, al “otro”. Sí, por supuesto, tengo en mente al filósofo francés, post holocausto, Emmanuel Lévinas, quien junto a Derrida deben ser autores de cabecera para todo gobernante que se precie de demócrata. Dice Lévinas: “el arte de prever y ganar por todos los medios la guerra -la política- se impone, en virtud de ello, como el ejercicio mismo de la razón.  La política se opone a la moral, como la filosofía a la ingenuidad.”  Por eso el ejercicio del poder es una paradoja: si bien es cierto el ejercicio del poder es para el político como el motor de sus deseos, conviene también desacelerar los mismos en favor de los argumentos y la praxis ética.  Porque el gobernante culto y demócrata reflexiona sobre la moralidad de sus actos ante sus conciudadanos. Los actos morales y las concepciones éticas colectivas deben airearse, debatirse, porque más allá de la abundancia institucional, la democracia debe crear las condiciones de su abundancia cultural.

El poder político sin obstáculos éticos es pura arbitrariedad, un agente oportunista, como las que asisten a nuestra desastrosa política exterior que se derrumbó innecesariamente en el affaire venezolano. Es decir, nuestra política exterior ha devenido en cuestión de pocas semanas en inmoral, una sin norte ético.

A decir verdad no lo puedo criticar a usted, Presidente, con toda la justicia debida porque en este actuar su despacho exhibe un defecto: usted no ha hecho del conocimiento general los argumentos, las reflexiones, para fundamentar éticamente sus decisiones que permitieron que Costa Rica se plegara al carrousel del Grupo de Lima, al reconocimiento del “gobierno” fantasma de Juan Guaidó, y a la implícita aprobación de las tácticas aberrantes de Trump. Sin embargo, este lamentable bache no es óbice para sobrevolar con tino lo decidido por su gobierno. En todo caso, todos tenemos una responsabilidad compartida para dar con lo ético, con lo correcto, que es lo que me propongo sugerir. Lea, por favor, lo que con todo respeto le voy a narrar, que simplemente es mi lente moral y ético, y provisto de una emocionalidad que no puedo evitar.

“Cuando los europeos (épocas en que la idea de Europa aún no cuajaba) invadieron las Américas desde el siglo XV, llegaron a nuestras costas directamente a robar con caballos, pólvora y espadas, con borrachos y curas, y luego con puritanos y Biblias.  Nunca Isabel y Fernando, ni los que siguieron, pensaron necesario adquirir las tierras ajenas por la vía diplomática, ni enviar embajadores preguntándole a los nativos por el nombre del gobernante del lugar y con él negociar la adquisición de dichos dominios. ¿Cómo pudo ser de otro modo si eran unos malandros? ¿Cómo no si nunca le preguntaron a los indígenas si querían vender lo que les pertenecía?

Pero tampoco fue un accidente. Cuando los invasores llegaron a América, lo hicieron provistos de una identidad racial blanca ya puesta a prueba contra los judíos, los moros y los gitanos, y también irrumpieron con una teología aberrante capaz de justificar hasta el genocidio. Este paradigma teológico-racista de la política europea se trasplantó con violencia en toda América. Españoles, portugueses, ingleses, y holandeses, todos, nos invadieron bajo dichas draconianas premisas, adornadas con el mote “cristiano” de la salvación.

¿Sigue vigente tan macabro paradigma? Por supuesto que sí y la prueba es Trump. Cuando este energúmeno decide apropiarse a la brava de Venezuela, con el mismo descaro con que los Puritanos lo hicieron en el norte de América en el siglo XVII, la maldición de dicho paradigma sigue cayendo a torrentes sobre los rostros de los pueblos de color, con la consabida complicidad de no pocos criollos que se emblanquecieron y pudrieron con la corrupción.  ¿Qué otra cosa puede ser Guaidó más que un emblanquecido traidor? Violar con sevicia a Venezuela es el acto delincuencial de Trump y Guaidó, y este último, no es otra cosa que el verdugo menor de tan bestial acto. La violación imperial de la Patria de Bolívar es el fondo del asunto, lo que blande el nacionalismo blanco, cuasi fascista, en contra del mal gobierno del presidente Maduro.

Pero mi anticomunismo no me ciega.  No puedo estar de lado de los supremacistas blancos como Trump, porque para ellos nuestros pueblos son cosas desechables, incluyendo los pueblos de color estadounidenses; para él (Trump) somos despreciables, incluidos los traidores emblanquecidos, muñequitos que se pueden quemar y reciclar a merced y a gusto del tirano blanco. Eso es Guaidó: un títere emblanquecido  por la mierda, que pide la intervención militar a través de una gran e hipócrita farsa que llaman “ayuda humanitaria”, puesta en escena para crear incidentes y justificar una y mil intervenciones militares.  A Jesús veo diciéndoles a los Trump y a los Guaidó “¡Ay de ustedes, escribas y Fariseos, hipócritas que son semejantes a sepulcros blanqueados! Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.”  Hipócritas que son, que ni lágrimas de cocodrilo tienen para los dolores y partos de miseria en Honduras, o en Haití, o en Puerto Rico, naciones aplastadas por el oprobio del racismo, naciones negadas de democracia y autodeterminación.  Me niego a ser parte de este circo mediático que pone al descubierto la maldad de ciertas y poderosas élites blancas de Europa y los Estados Unidos.

Uno de los más grandes intelectuales del siglo XX en los Estados Unidos, W.E.B. Dubois, eminente sociólogo y Pan Africanista, dijo en 1924:  «El problema del siglo xx es el de la línea divisoria del color». Mucho antes, en 1856, estuvimos a punto de ser esclavos por no ser “blancos”, constructo social ideado por los explotadores. No es hasta adentrado el siglo XX, en 1953, cuando los negros pudieron votar por vez primera en nuestro país. El siglo XXI, hoy, parece signado por las emblemáticas fronteras de los poderosos de Europa y los Estados Unidos para convertir a los continentes “pobres” en auténticos guetos, en monumentales prisiones para los desheredados de la Tierra. Nos recolonizan para robarnos y oprimirnos, igual que lo hicieron hace siglos los primeros conquistadores.

Toda esta recolonización de Venezuela no la agradecen los pueblos de color de los Estados Unidos. Los afrodescendientes no olvidan el secuestro y el sufrimiento de millones de africanos convertidos en esclavos, ni los latinoamericanos (ciudadanos o no del imperio) podemos echar por la borda nuestra memoria histórica que dolorosamente evoca el despojo del 55% del territorio mexicano, ni la ocupación de Nicaragua, ni la de Haití, ni la de Panamá, ni de la República Dominicana, ni la de Puerto Rico, ni la de Cuba; tampoco se ha de olvidar la cruenta historia de golpes de estado auspiciados directamente por Washington. Los “arios” nos han herido desde siempre y ahora nos siguen hiriendo, nos ruegan amnesia y servilismo. Ni uno ni lo otro. Se prohíbe olvidar para no ser serviles. En Costa  Rica es hora de releer nuestra historia para que se entregue a nuestras mentes un nuevo discurso liberador, afín a nuestra hora y a nuestra libertad. Lo de Venezuela, ciertamente, nos despierta y nos alerta de los sinuosos caminos que podemos enfrentar.

¿Qué pudo haber hecho Costa Rica a propósito de Venezuela? No otra cosa que ser fiel a su tradición pacifista. Los costarricenses estamos orgullosos de ser una democracia desarmada y pacifista.  Somos una democracia que apuesta por el diálogo y la racionalidad, por la buena voluntad en la resolución de los conflictos. Uno esperaría que todo este arsenal ético, tan propio de los costarricenses, se hubiera reflejado en una política exterior moralmente constructiva y latinoamericanista. Pero seguimos la senda equivocada. Le hemos echado más fuego al incendio. Nos hicimos alfombra de Trump de la mano de impresentables como Jair Bolsonaro y Juan Orlando Hernández. Cuando apenas empezaba a escribir este texto tuve noticias de que un grupo de hampones venezolanos, dirigidos por la sinverguenza María Farías, asaltaron la embajada venezolana en Costa Rica. Nuestra cancillería protestó pero eso no es suficiente. La expulsión de nuestro territorio de estos malandros es un imperativo para poner coto a los desmanes de estos “emblanquecidos”. Nuestro país cayó en el ridículo. Entonces, ¿quién manda aquí, los hampones venezolanos o el gobierno nacional? No debemos ni podemos olvidar la gloriosa máxima pronunciada por Benito Juárez: «Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz»

No podemos caer en la amnesia. La memoria histórica es sagrada.  Lo del filibustero William Walker, asunto que hoy tiene que ver con la crisis venezolana, debe contarse con pulcritud y honradez.   ¿Qué hicimos los costarricenses en la gran Campaña de 1856? Ni más ni menos que derrotar al imperialismo. Derrotamos los intentos de Walker para anexar nuestra tierra a la estructura esclavista y racista de los Estados Unidos. Derrotamos sobre el terreno a la Doctrina Monroe y a la del Destino Manifiesto. Aquí como en Nicaragua existieron los criollos “blanqueados” que se arrodillaron ante el imperio; son los mismos que aquí, después de la guerra, fusilaron a Juanito Mora. Son los mismos que en Nicaragua coronaron de laureles al opresor de Walker. Antes que el cipayo blanqueado de Guaidó se autoproclamara presidente por encargo, antes lo había hecho Walker en Nicaragua por obra de “la providencia” y los traidores. Walker abolió ahí la prohibición de la esclavitud e impuso el inglés como idioma oficial, junto al castellano. Esas, y no otras, eran las perspectivas para Costa Rica. La disyuntiva de Venezuela hoy la ha impuesto el imperialismo. No podemos permitir que Trump siga inflamando el paradigma racista en nuestro continente.  Con el comunismo y, en particular, con el castrismo, me asisten graves diferencias. No obstante ello, es un deber hacer causa común con todo aquel ciudadano digno que enfrente la recolonización de nuestros pueblos, porque no hay que ser comunista ni admirador del Che Guevara para defender la independencia de América Latina, como así lo hicieron Augusto César Sandino y Pedro Albizu Campos, próceres de Nicaragua y Puerto Rico respectivamente.”

Señor Presidente, esto es lo que le quería contar, compartir con usted mi desilusión ante la pésima política exterior de su gobierno. No refleja lo que históricamente hemos sido: una democracia especial y duradera. Lo de Venezuela es para mi un asunto moral y de principio. Tenemos un prestigio (que no sé cuánto más vaya a durar) que nos hubiera permitido defender los principios de la libre autodeterminación de los pueblos y el de la no intervención en los asuntos internos de otros Estados, no poca cosa que nos hubiera facultado para abogar por el diálogo y la paz, pero parece que este capital moral lo hemos echado por la borda.  Usted está muy joven y le queda mucho por aprender, y sería muy ingrato que usted pasara a la historia como un cómplice del avieso Trump. Usted, tanto como yo, compartimos un repudio hacia los regímenes autoritarios de izquierda, pero el fin no justifica los medios, porque los medios deben pertenecer al terreno de la moralidad, no solamente los objetivos o los fines. La lucha por la democracia y la justicia social tiene fundamentos morales como éticos, y no es conveniente que la doctrina racista del “Destino Manifiesto” sea admitida, porque atenta contra la dignidad de nuestros pueblos latinoamericanos. No se agache. Examine su conciencia y rectifique. Se lo pido porque usted es el Presidente de todos los costarricenses.

(*) Allen Pérez es Abogado

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21 COMENTARIOS

  1. Muy bonita carta a don Carlos, créame que la encuentro muy racionalista y llena de verdades, pero si Don Carlos llega a leerla no podrá hacer nada, usted conoce como funciona todo esto con el Departamento de Estado, recuerde cuando Oscar se les plantó a a Reagan y a Bush viejo, lo protegió Estocolmo con un Nobel que debió haber sido para Jose Napoleón Duarte y Vinicio Cerezo Arévalo, más Oscar fue más inteligente y se lo acaparó. Ese Nobel nos salvó de un desastre económico que se ha presentado en niveles fraccionados en los gobierno Arias II, Chinchilla y Solis, es decir se atrasó un poco, pero igual llegaría. Créame que pocas veces se leen disertaciones tan coherentes cómo está suya y mi voz hace eco junto a la suya, pero será sólo la voz que clama en el desierto. Yo adverso radicalmente a Maduro porque se que en él no hay idealismo, no, hay oportunismo y crueldad a la vez que una dosis elevada de inocencia, pero nos une un “no deseo de intervención”. Mandé un artículo para publicar aquí, donde publico regularmente y no lo publicaron, porque yo ni soy de derecha ni de izquierda: ese es mi pecado.
    Le reitero mi total respeto y apoyo su honesta gestión.
    Rogelio Arce Barrantes

  2. Magnífico artículo del señor Pérez, a principios de esta semana don Walter Antillón escribió otro largo artículo, criticando acremente pero de manera magistral las política exterior de esta Administración. El señor Pérez suplica al presidente Alvarado que lea este artículo, para que rectifique su errática actuación en materia de relaciones exteriores, yo le agregaría que también lea los artículos de don Walter Antillón y del doctor Arce, posiblemente no lo hará y si lo hace, ni pizca de caso les hará a estos tres señores. Como escribía el Ché en su famoso diario boliviano refiriéndose a esta clase de políticos «la Historia les restregará en sus jetas todas sus cochinadas»

  3. Desde que Abel Pacheco prefirió la masacre de niños iraquíes ante la hipotética muerte de niños estadounidenses y costarricenses, nuestras credenciales se desplomaron como un castillo de naipes y quedaron sepultadas para siempre. Es hora de reconocer, sin más, que somos una república bananera, genuflexa y con precio, y este nuevo «alineamiento» con Trump como en el pasado fue con el no menos racista y supremacista de GW Bush son realidades demasiado contundentes como para esconder la cabeza bajo la arena. Los hechos comprobados hablan más que los discursos grandilocuentes con los que nuestra diplomacia se llena la boca en congresos internacionales. Lo digo con todo el respeto que el articulista se merece.

  4. Lástima que sea tan exageradamente extensa, la idea más importante es «Venezuela es de los venezolanos y ellos son quienes deben resolver sus problemas»
    Pero Alvarado cree equivocadanente que él es el llamado a resolver… sospecho convencido por Piza y el canciller que obviamente fue nombrado por Piza.

    Hoy Alvarado refiriéndose al grave error cometido por la «embajadora» Farías afirmó haber «dado la mano y le agarraron el codo». Bueno, eso pasa por creer que le tocaba dar la mano cuando en realidad debe abstenerse de toda intromisión en asuntos de otra nación.

    Si Estados Unidos incendia Venezuela, por la cercanía geográfica saldremos chamuscados por meternos donde nada teníamos que ver

  5. Este Carlos Alvarado está siendo manipulado por los pericos y el PUSC,estos dos partidos corruptos siempre han sido lacayos del imperio, es feo decirlo,pero metí las de andar, en votar por este carajo, tan inmaduro, prepotente,arrogante y soberbio y tras de eso fácil de manipular por los vivazos neoliberales….Que el universo proteja a Costa Rica de este gobierno de la unidad PLN,PUSC,PAC,porque nos están metiendo en una guerra en que todos vamos a salir perdiendo o cantando viajera,por culpa de un inepto presidente y un monstruo anglosajón.

  6. Excesivamente largo el planteamiento y por quedar bien con el Presidente no era necesario hablar mal de quienes lo adversan.. Parece que queremos una democracia, pero sin que haya opiniones y criterios diversos.

  7. El articulo es muy bonito, pero estimado articulista…usted parece que no ha aterrizado cual es el juego general del sistema…esto esta documentado ya por muchos «whistleblowers» y gente dentro del mismo sistema que han dado avisos de como es que se maneja todo esto…usted ya a estas alturas deberia entender que CR nunca ha dejado de ser una colonia del poder del momento….lo fue de Espana y ahora de EEUU…..Costa Rica es un pais sin ejercito, no tiene como defender su soberania ni como disuadir por la fuerza a quienes se metan con ella.. y con el esquema de corrupcion implementado por los petrodolares y las amenazas de esos sicarios economicos despreciables del norte, pues es claro que la cosa pinta mucho peor. Las estructuras mediaticas estan controladas y facilmente si el presidente de turno se pone a mostrar signos de desligarse de las ideas dominantes de los titiriteros pues ya comienzan a hacerle la cruz….esto en simples palabras es asi. Pareciera que los supuestos intelectuales de aqui que tanto dicen que saben son como el avestruz, que esconden la cabeza y no ven la realidad tal y cual es, o bien que siguen con la idiotez de jugar de politicamente correctos para agradar a sus amos y no poner en peligro su comodidad adquirida. El presidente que tenemos, asi como el anterior y el que vendra, es un simple administrador de taifas, el pagador del cafetal montado en un sistema que tambien esta construido para que no pueda hacer nada, esto ya deberian de notarlo gente supuestamente inteligente como usted, y no hacerse el extranado de porque este presidentillo reacciona como reacciona…lo que busca es simplemente ir quedando bien y terminar el brete que le dieron, porque no puede hacer otra cosa, si se pusiera a defender la soberania de tiquicia como deberia ser rapidito comenzarian aqui mismo los otros ezbirros del sistema a ver como se lo vuelan. ….este es un mundo corrompido por la ilusion de poder y dinero a todos los niveles, no solo no sirve el presidente, no sirve el sistema ni el paradigma propuesto por los enclenques titiriteros, los cuales solo son atisadores de contiendas y de caos, pero no tienen capacidad alguna para crear belleza, como si tiene capacidad el verdadero Rey del Universo. Son unos imitadores mediocres y baratos de una grandeza que nunca conoceran…

  8. Es muy «chiva» la carta y todo lo que dice es cierto. Pero con un deficit fiscal casi inmanejable , con las finanzas en llamas.Con unas calificadoras de riesgo poniendo notas rojas. Sera que hay mucha capacidad de maniobra , de libre desicion para el presidente Carlos Alvarado, ? Siempre sera casi imposible desafiar las politicas que se nos dicten desde el norte , sin que haya algun «castigo» por ello.Pero en estas condiciones mas todavia. Lo peor es que somos nosotros mismos con nuestra nefasta politequeria , y la lucha de intereses personales, los que preparamos y abonamos el terreno para facilitarles las cosas a nuestros «amos». Tristemente esa es la realidad.
    A el expresidente Solis se le critico duramente por no mostrar desacuerdo con el gobierno de Venezuela ,y por su acto de desaprobacion en la ONU, al golpe de estado a la presidenta de Brasil . Pero bueno ,no se vio casi que ningun articulo o personas manifestandole su apoyo por su pocision . O por lo menos no los conoci. No soplan muy buenos vientos para el pueblo venezolano.Con un presidente baboso y meramente emocional. Con una corrupcion desbordante .Con una oposicion de corte completamente burgues que quiere , sin dialogos ni busqueda de equilibrios ,reconquistar » sus derechos» . Con las potencias buscando aprovecharse del » divide y venceras» , del rio revuelto ,para conseguir una parte del pastel . O todo el pastel . Solo los venezolanos pueden obligar a las partes a un verdadero y sincero dialogo para buscar lo mejor para su pais .Lo podran lograr ya con una situacion de crisis ?, Inventada , creada o no pero crisis . Talvez si ,si se hace el milagro de que aparezcan verdaderos lideres en ambos bandos . Que les importe realmente el pueblo. Estaran a tiempo de ponerse de acuerdo entre ellos ? Nunca es tarde. Siempre hay esperanza.

  9. No es que esté equivocado el Charlie. Es que nombró a una inexperta completa desde mayo del 2018 que hizo desmadres y que por dicha ya no es canciller, y ahora, debe ver cómo es que arregla las tortas. Enredado en sus propios mecates el Charlie y sus dos Vices.

  10. Excelente Allen!
    En términos similares le dirigimos junto a otros firmantes una carta abierta al Presidente . La entregamos en Casa de Gobierno con recibido.
    El Semanario nos la publicó antier por si quisieras darle un vistazo
    Saludos.

  11. ¿Se necesita admirar y apoyar a Maduro para ser antiimperialista y antiracista? ¿Se necesita ser de izquierda o comunista para denunciar los malévolos planes de Trump? ¿Acaso fue un error que Roosevelt, Churchill y Stalin se coaligaran para derrotar a Hitler? ¿Acaso se mentía llamando fantoche o perro faldero al régimen entreguista del Mariscal Petain en Francia e impuesto por los nazis? Yo en nada comulgo con la experiencia comunista del siglo XX, dentro de ese marco si se quiere soy anticomunista porque soy un demócrata, PERO, y de ahí vienen los grandes “peros”, no voy a convalidar con mi pluma la recolonización de América Latina y el Caribe emprendida por el psicópata de la Casa Blanca, no voy a convalidar con mi ser la infame Doctrina del Destino Manifiesto ni la pútrida Doctrina Monroe, ni voy a prestar mi intelecto a la mentira homicida ni amplificar la farsa de Guaidó, el abyecto «whitedog», el mísero aprendiz de Petain.

    Yo no sé si Carlos lee o no lo que yo escribo. Si este artículo está escrito en forma de carta es, si se quiere, un recurso literario, pero también es, definitivamente, un llamado a los antiimperialistas que no son de izquierda, es una convocatoria a los antimaduristas democráticos y patrióticos de la Patria Grande a combatir la imposición neocolonial. ¿Cuál es la salida? La democracia, las elecciones, la consulta genuina al pueblo, como ahora, en tiempos de gravedad suprema, elecciones prontas que deben ser negociadas al amparo de las Naciones Unidas y cubiertas por el manto sagrado de la racionalidad. ¿Racionalidad? La racionalidad es la paz, la convivencia pacífica entre las naciones; la racionalidad es el diálogo, la buena fe, ser sensible frente al dolor humano y sus carencias materiales como emocionales; la racionalidad es declarar a los cuatro vientos que el poder no lo es todo, que el poder a cualquier precio es inmoral; la racionalidad es apelar a los rincones mentales de los poderosos para sepan ceder y evitar males mayores.

    Ni Maduro ni la oposición son inocentes, tampoco es inocente la FANB y menos Trump y su séquito; en este mundo cruel todos hemos abonado a la injusticia, unos más y otros menos, pero yo no quiero ver a la paz partida en billones de pedazos porque las bombas no distinguen entre el azul o el rojo, entre el blanco o el amarillo, entre el recién nacido o el anciano, entre el sabio o el ignorante…No, la guerra no nos puede ser indiferentes! Ni solo pensarla nos debe hacer indiferentes!

    ¿Ayuda humanitaria? Venezuela la necesita, la urge, la demanda. Dicha ayuda debe llegar a través de las Naciones Unidas y no es Trump quien debe invocarla para sus propósitos. La “guerra de los conciertos” es una inadmisible maldad, son actos con propositos politicos no humanitarios. La ayuda humanitaria tiene que ser una obra despolitizada y debe de estar en manos, en este caso, de la Naciones Unidas y de la Cruz Roja Internacional.

    Debemos, tenemos, que oponernos con vigor a la recolonización de nuestra América, y sólo abogando por la paz y la democracia que se traducen en un NO rotundo a la guerra y en un profundo SI a nuevas elecciones generales en todos niveles y cargos. Contribuyamos a alejar las nubes más oscuras de nuestra querida América! Unidad!

    • Don Allen:
      Nada más claro que lo dicho; decir más sería innecesario, decir menos sería un insulto a la verdad. Comparto con usted lo suficiente, y aún más; de lo que pueda discrepar no me preocupo, pues en la variedad está el gusto. ¡Qué horrible sería querer que todos piensen igual!, y ese igual que sea a uno; ¿no es de tiranías que estamos hablando?
      A veces hay que ser extenso para no dejar por fuera elementos imprescindibles en un alegato bien hilvanado, sostenido por la evidencia y no por la ideología; y por eso lo felicito.
      En el continente más desigual, nos hace falta más pensar en el prójimo que en nosotros mismos; no es que quiera ser mártir para morir por una causa, pero hay causas que merecen la vida. Eso lo entendieron muy bien los próceres latinoamericanos, quienes entendieron que para pasar a la historia hay que tomar decisiones, aunque se molesten algunos señores. Ser «valiente» requiere más que ser honesto, o no hacer olas, o tener una posición muy «light» que a todos les caiga bien pero que a nadie satisface.
      Espero que muchos puedan leer su artículo; ya que, aunque no estén de acuerdo en algo, se habrá hecho reflexión, que por algún lado habrá de empezarse.

  12. “…y sería muy ingrato que usted pasara a la historia como un cómplice del avieso Trump.” No es una posibilidad. Ya pasó a la historia como tal.

  13. Lo agregado por el señor Perez es interesante, pero denota un idealismo que no nos beneficia a ninguno de nosotros, mucho menos al agónico pueblo venezolano, harto de los desmanes de un grupo. Por otro lado aunque no lo crea, Trump es un un empleado al servicio de los grandes capitales estadounidenses y mundiales en si, ¿o usted creía que los Presidentes en EEUU actúan de suyo? No lo creo, sus artículos muestran un alto grado de inteligencia, aunque parece que también de candidez, lo cual no es raro en los intelectuales: yo he sido muy cándido siempre y la vida trata de realidades crueles.
    Lo saluda

    • Estimado doctor:

      No se si usted lo sabe, pero yo vivo en Boston, hoy domingo es una mañana fría de invierno, me estoy alistando para ir a la iglesia como acostumbro, y al leer su comentario no sé si para usted -siempre tan gentil y educado- si creer en Dios es una suerte de ingenuidad fruto de algún alarde imberbe, tan propios del verdor juvenil; de cierta manera usted tiene razón, estimado doctor, porque mis razones políticas trato de que se fundamenten en la fina y siempre enaltecedora ética de Jesús, ética que me brinda certidumbre sobre la existencia de Dios, su resurrección y su segunda venida. ¿Acaso me hace ello ingenuo y débil? ¿Acaso ello me hace novicio de entendimiento? Creo que las respuestas dependerán del lente con el que se lean mis cavilaciones, porque lo mío es el Evangelio del Maestro y lo político lo juzgo conforme a su ética. Llevo décadas de estar participando y analizando la política de los Estados Unidos y mi formación democrática en mucho la debo a la patria de Lincoln, tanto como se la debo a Costa Rica, y no es cosa gratuita que conozca sobre las debilidades y las virtudes de la gran nación estadounidense (no en vano nunca olvido la “Oda a Roosevelt” del inmortal Darío), lo que me permite tener la convicción de lo inmoral que es la intervención de Trump en Venezuela, la audacia traidora de Juan Guaido que busca derrocar a Maduro al precio de entregar su patria a las transnacionales. ¿Cuál es la solución? Diálogo y elecciones anticipadas ya, bajo la custodia y el mandato de las Naciones Unidas. Eso es lo que me dicta mi conciencia cristiana. Muchas gracias por su comentario y sepa usted que en mí tiene un atento servidor.

      • Muchas Gracias estimado señor, creo en Dios y soy catolico practicante a pesar de los pesares “si encontrara una iglesia mejor que la católica, me iría…”, esta frase de Erasmo de Rotterdam a su entrañable amigo Lutero, me dibuja de cuerpo entero. Más no soy sectario: respeto todos los credos. En muchos aspectos nuestro pensamiento concuerda. Mi intervención quizá no fue lo oportuna que hubiera querido, al final creo que todo lo que usted escribió está muy cerebralmente escrito. Yo quisiera una salida democrática para Venezuela, no obstante esto ha sido calculado por los EEUU con mucha antelación, puesto que resolverá de cuajo dos problemas de ellos: adueñarse de la Cuenca del Orinoco, y de paso sacar a Raúl que fue puesto por ellos pues no creo que usted crea que Fidel se colocó ahí a 160 km de la Florida por si solo!, esa era la receta para eliminar las mafias llevándose sus negocios off shore, sacaron a la brava a Allende allá lejos (por el cobre) e ¿iban a aguantar a los Castro? Ahora sacarán del panorama político de la Cuenca del Caribe a China y Rusia. Esto no llegó de golpe, acuérdese de la frase de Alexander Hamilton en “Federal Papers”: lo importante no son las administraciones, son las generaciones. EEUU piensa con veinticinco a más años de antelación. Por esto seguirán siendo potencia, solo que los grandes multimillonarios dejan que las cosas se compliquen con los demócratas y luego buscan un hombre de paja como Trump para entrar en escena.
        Mucho gusto y a sus órdenes.

  14. Ingenuo el que crea que vivimos en «democracia», poder del pueblo nos dicen en las escuelas que significa esa palabra, cosa que está muy lejana de ser cierta, seguimos viviendo en un imperio, que pasó de Roma a Inglaterra, luego a EEUU, que ahora se lo debaten con la coalición China/Rusia. El pueblo lo que escoge es a su carcelero, o acaso tenemos autonomía económica, alimentaria, y de recursos en general para declararnos realmente «independientes»?,no, seguimos siendo dependientes del dólar para poder comprar estos productos y servicios de los cuales dependemos, nuestra moneda no es más que un dólar disfrazado, nuestro gobierno no es más que un representante del imperio, hoy de derecha, tal vez mañana de izquierda, pero al final de cuentas imperio.
    No seamos ingenuos, que no nos separe como pueblo estas ideologías tontas que al final llevan al mismo lugar, servir a un imperio.

  15. No creo que sea el momento de discutir diferencias de enfoques con respecto a las causas que provocaron y siguen provocando las graves dificultades a los países de esta América Latina nuestra que deciden transitar por caminos propios, libres de ataduras imperiales, se declaren socialistas, nacionalistas o de cualquier otra denominación ideológica.Ni tampoco del desgaste que los asedios económicos provocan en un pueblo. Hoy todos debemos entender que debemos apartar a Costa Rica de este nefasto alineamiento, lejos de pensar que es producto de un simple error. Lo hoy expuesto con tanto demoledor fundamento y ese exquisito contenido y lenguaje, que caracteriza a Allen y refleja mucho ese ser costarricense, me permito felicitarle con una sola expresión. TOUCHÉ!!!

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