miércoles 24, abril 2024
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De pesos mas a pesos menos

Terminar con la automatización de las empresas, y una re humanizacion de la mano de obra, es la única manera que tienen los empresarios de sobrevivir: paradójico corolario en apariencia. Las crisis económicas son ocasionadas por múltiples factores, que inicialmente sumatorios, después crecen exponencialmente.

Estamos metidos todos en un zapato estrecho, de no cambiar a tiempo algunas claves, seguiremos hasta el fondo. Quienes entienden la economía, como ciencia, no son empresarios y los empresarios no son economistas: he aquí el primer divorcio de la realidad del origen de la riqueza y su eterna acompañante, la pobreza. Es casi una excepción ver un economista enriquecerse como lo sería escuchar un empresario conversar de economía académica.

El divorcio de ambas actividades es perenne, por lo cual es difícil comprender la realidad económica de los países, separada de la de sus habitantes. Esta es la clave entre la enorme separación entre indicadores macroeconómicos y economía doméstica, entre gobiernos e individuos.

Un peso que cambia de manos: la volatilidad del dinero es tal, que continuamente cambia de manos, observe usted un billete de un dólar, totalmente ajado, pese a una fecha de emisión reciente. El problema no está en que cambie de manos, está en que cada vez son menos las manos que lo tocan por la automatización de las empresas. Al eliminar automáticamente los trabajadores, el empresario en ciernes está perdiendo cliente reales y/o potenciales, las máquinas no compran. Verdad es que en apariencia los márgenes de ganancia se incrementan, pero la otra parte de la paradoja es que disminuye el consumo y aún con márgenes elevados, no se vende lo que se necesita vender para ganar, lo que si consigue desde luego con ventas masivas(siempre y cuando exista trabajo que genere ese dinero para comprar).

Otro error garrafal, los Call Centers, eliminan el verdadero contacto con el cliente y éste harto de confusión emigra a comprar a otros lados, paralelamente se disminuyen drásticamente las fuentes de empleo.

Una de las magias del “fenómeno Chino” es la enorme empleomanía. No es que tengamos que regresar al manguillo y el tintero, no, la modernización es una maravilla, lo que sucede es que cada empresario debe ser responsable del bienestar de la masa poblacional que consume sus productos, no por filantropía ni por caridad, sino por negocio. Yo puedo emplear (lo hago recreacionalmente) un dron para supervisar cada rodeo de ganado, entonces no necesitaría el vaquero fijo, podría pagarle solo cuando lo necesite, y me economizo algo, pero él no subsiste y estoy creando un problema a una familia. Utilizando esta filosofía, un empresario mantendría siempre sanas las estructuras sociales en donde coloca sus productos y encima aumentará drásticamente el número de consumidores y por ende sus ingresos se verán incrementados.

Estas ideas, corrientes por lo demás, no serían aprobadas por un economista y menos por organismos prestatarios internacionales, que únicamente utilizan el viejo “entradas y salidas” del diario de contaduría. A estas alturas del siglo XXI, no podemos darnos el lujo de las periódicas recesiones cada diez años, porque cada vez será más difícil recuperarse, desde el pequeño empresario hasta un país desarrollado. Claro que estas recesiones son manipuladas por la especulación de operaciones de bolsa, pero agravan la realidad de millones de seres humanos: veamos a estos si se quiere fríamente como consumidores en potencia.

La aplicación de la mecanización masiva y una tecnología llevada a ultranza, no solo daña los bolsillos del trabajador, daña también la economía de mercado, pues decae el índice de consumidores en proporción geométrica, trayendo como consecuencia inevitable bajas en las ventas y estancamiento de los inventarios: hoy hay más autos del año sin vender en EEUU que ningún año en la historia, en todos los países han caído las ventas de carros y eso pese a las enormes rebajas de precio unitario, porque no hay ya fuentes de empleo masivas, con lo cual se priva la industria automotriz de un mercado cautivo por sus mismos mecanismos de producción. Es algo que no se puede dar por orden gubernamental, claro que es imposible en una economía liberal, y ya todo es liberal, pero mi pregunta es ¿Hasta dónde alcanza el mecate?

Veo con muy buenos ojos la proliferación de pequeños productores de cerveza artesanal, aunque yo no tomo, pero eso ha creado una carrera por hacer cada vez una cerveza mejor y una enorme cantidad de pequeños productores cerveceros.

Hoy, los jóvenes prefieren estas cervezas a las tradicionales de fábricas inmensas, que por enorme demanda no la dejan madurar. La calidad de la artesanal es muy superior a la de producción masiva y el precio anda por el mismo camino.

Yo sé que tarde o temprano llegaremos a cambios en la economía global, que revertirán esos ciclos artificialmente creados de -inflación-recesión-depresión, donde la carne de cañón la ponen las clases más humildes y la clase media, los ricos solo ponen el cañón mismo.

No hay receta mágica, ni en economía ni en política, como tampoco han desaparecido los “ismos”, si se quiere están en estado larval pero ahí están, en cualquier momento viene la aparición de la mariposa, y no todas son bellas.

Cada vez hay menos filósofos y más profesores de filosofía, lo que es totalmente diferente, las ideas y los ideales se han divorciado en este rápido e impredecible siglo XXI, no podemos resolver todos los problemas de todos, desde luego eso es utópico, pero no se debe dejar de pensar y despertar en otros el gusanillo de la duda y la opinión, es una obligación humana.

Tenemos que saber que hasta el día de hoy es imposible vivir en la luna o en otro planeta, esto deberían comprenderlo lo grandes trust financieros del mundo y los organismos prestatarios: sus verdaderas celestinas. No ganamos dinero capaz de blindarnos ante la rebelión de inmensas masas desposeídas y famélicas que surgen por doquier. La justicia social que movió a tantos durante el siglo XX, parece haber desaparecido y nos hemos dejado llevar por la ola de consumo y alienación que esto ha traído aparejado.

Es una lástima que los economistas nuestros, algunos brillantes, no lean esto o sencillamente no les interese, pero mucho ganaría un país pequeño con un cambio colegiado de paradigmas.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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