El periodismo en la era digital, fortalece a las democracias.

No hubiera podido ser periodista, creo qué hay que traer ese espíritu inquisitivo y combativo, yo personalmente no lo tengo. Desde muy joven fui asiduo lector de periódicos de papel, especialmente La Prensa Libre y La Nación (aunque de esta última nunca me gustó su inmensa cantidad de páginas plagadas de excesiva publicidad y además la tinta que ensuciaba las manos), a La Prensa Libre te tuve particular cariño desde mi niñez, era una verdadera tribuna abierta con periodismo de altura, posiblemente un manejo no adecuado la llevó a empequeñecerse ante otros medios. Pero era veraz, como el periódico más serio que he leído en Costa Rica.

Después llegaron bastantes periódicos digitales que han hecho que los costarricenses tengan valiosa información, a esto se suma la posibilidad de comentarios en línea, lo que les hace mucho más democráticos, pues el periodismo debe ser muy dinámico y el periodista muy veraz para enfrentar las críticas.

“La democratización” de la información en la era digital, es uno de los mayores logros de las democracias, Costa Rica ha creado muchos medios digitales, verdaderas trincheras de la verdad.

Yo hace años dejé de escuchar o de ver noticias por radio y televisión, por encontrarlas muy sensacionalistas y cambiantes, el periodista de la televisión y de la radio, sigue líneas editoriales muy ortodoxas, cosa que no es tan evidente en los medios (algunos) digitales. Siempre he creído que lo mejor es la revista de papel, al quedar por ahí en una mesa o una papelera, se olvida menos su contenido porque se lee más veces, lo que obliga a una mayor objetividad en las noticias que usualmente se manifiestan en veracidad.

Vivimos tiempos difíciles, cada vez es más complicado comprender las cosas, es un mundo muy cambiante y eso hace que la certidumbre casi ha desaparecido en todo. Los seres humanos, con excepciones, nos alimentamos de fuentes en las cuales creer, es por esa razón por la que las religiones tuvieron tanta importancia y aunque han sido desplazadas por movimientos orientalistas, estos con las dudas que arrastran, han cautivado a esa ciudadanía, por mostrarles una esperanza. Es que no se puede vivir sin esperanza, esta representa el punto pivote del día a día en cada persona. De niños la confianza en los padres nos brindan esa tranquilidad que usualmente, no siempre, tiene la niñez, al paso de los años venimos a ser ese mismo paraguas para nuestras hijas y nuestros nietos, a la vez esa familia se convierte en la buena sombra de nuestra vejez. Siempre me he preguntando por qué razón vivimos una vida tan complicada, siendo que en la mayoría de las cosas la vida es sencilla.

Cuando tuvimos un bipartidismo rígido, las posibilidades de cambios bruscos eran prácticamente inexistentes, porque en cada partido se hacía lo que cuatro o cinco cabezas decían, en el gobierno se hacía lo que el partido gobernante dictaba. Eran épocas de una Asamblea Legislativa de dos bandos, gobierno y oposición, con dos o tres diputados comunistas haciendo bulla, pero todo era predecible. Hace unos pocos años, el multipartidismo creó enormes diferencias en la vida pública y llenó la Asamblea Legislativa de cuadros diputadiles antagónicos. Ya no era fácil gobernar, la mansedumbre que se exhibía en época tan remota como los años setenta, había desaparecido para siempre. Aunque esto sea causa de angustia, era una urgente necesidad de nuestra democracia. Es aquí, en medio de este ramillete de movimientos políticos, donde los medios de información digitales juegan un papel importantísimo, cada vez se desdibuja más la dictadura de un par de medios, que han querido seguir dirigiendo la política nacional, se empecinan en querer imponer una verdad muy apegada a la parcialidad: su verdad muy propia, ya no son desde luego tomadas en serio por las grandes mayorías de costarricenses.

Se terminó “la dictadura de la tinta”, como le he llamado yo siempre, puesto que rara vez se encuentra un medio de esos a mano y si sucede uno puede leer en el teléfono “otras” verdades: antes no existía esa alternativa y se debía creer en eso escrito o no creer en nada, opción esta última que utilizábamos los más escépticos. Son medios crueles, que hoy elevan al ocupante de Zapote y mañana, cuando ya no les sirve de nada, lo aplastan con dos o tres titulares de novelón, que aunque al final no tienen pies ni cabeza, ya han causado el daño, esto no es una actitud de la democracia por cierto, se parecen más a Pravda y Granma que ellos tanto odiaron y combatieron , es por esa razón que veo en los periódicos y revistas digitales el futuro, porque dan esa esperanza de conocer la verdad real, no la manipulación mediática chapucera que por más de medio siglo algunos han utilizado para beneficio personal.

La búsqueda de la verdad debe descansar en medios democráticos, aunque la verdad muchas veces está en franco conflicto con nuestros intereses propios, pero es el riesgo de la libertad. (Lord Acton, más conocido por su aforismo «El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente>, que por su amor a la Libertad).

Llevo muchos años de haber comenzado a escribir artículos en medios que me prestaron su plataforma, v.g. La Prensa Libre escrita gracias a don William Gómez (descanse en paz) y varios medios digitales. Quizá va llegando la época de dejar esos espacios a la juventud, que es quien debe dirimir y dirigir las miradas de las mayorías hacia el proyecto de país que se propongan, algunas veces uno se siente ya como un cuerpo extraño en ese mundo que tanto ha cambiado y debe cambiar mucho más, por el bien de todos.

No dudo de que la generación actual va bien encaminada, ha roto una serie de estereotipos dañinos que utilizó el resabio de la oligarquía costarricense. Ya no se puede engañar a las mayorías, escudándose en una tribuna seudo democrática, pagado por los que se niegan a aceptar el cambio. Cuan semejantes esos personajes a las mentes de los Habsburgo, que causaron tanto daño a tanta gente y al final terminaron fuera del escenario.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico.