viernes 29, marzo 2024
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El nuevo edificio legislativo es opaco para la ciudadanía costarricense

Columna Poliédrica

¿Ha visto usted el edificio que se está construyendo de la Asamblea Legislativa? Se trata de una edificación de que está de espalda a la ciudadanía, es decir, el ciudadano está imposibilitado de observar hacia adentro porque su vista se topa con una pared gris. La arquitectura de ese edificio, sin lugar a dudas, refleja la cultura política de los que definieron ese diseño y de los diputados que aprobaron ese proyecto arquitectónico.

Al mejor estilo de los edificios de finales del siglo XIX y muchos del siglo XX, se trata de edificaciones que impiden ver hacia adentro. Muchas de las casas de Barrio Otoya y Barrio Amón presentan esta característica, son edificaciones con paredes sobre la acera y sin jardines externos, en muchos la entrada principal está a cierta altura de la acera y en caso que haya ventanas hacia la calle, las mismas jamás están en el ángulo de visión de personas que transitan  sobre ellas.

Al igual que el Colegio Superior de Señoritas, se trata de edificios que tienen patios o jardines internos que no son observables para las personas que son ajenas a esas instancias. El nuevo edificio legislativo es opaco para el ciudadano común y corriente, refleja cómo entiende gran parte de los políticos su relación con el pueblo. El ciudadano lo único que observa cuando alza su mirada es una mole de cemento gris, al mejor estilo de los castillos medievales, con aberturas pequeñas para observar al enemigo y no ser observado.

En lugar de abogar por la transparencia como concepto para guiar la arquitectura del nuevo edificio legislativo, lo que ha imperado es una arquitectura que promueve la oscuridad, lo oculto y así, probablemente se interpretará con el paso del tiempo. Se observará como un lugar en que se hacen negociaciones poco claras, en que se oculta los verdaderos intereses que hay detrás de cada proyecto o de cada ley aprobada En lugar de un parlamento de cara al ciudadano, lo que tenemos es una Asamblea Legislativa que no quiere ver al pueblo a los ojos y de frente.

El búnker legislativo permitirá, quizás esa fue la idea desde el principio, aislar a los “representantes del pueblo” de las manifestaciones que lleguen a sus inmediaciones. Probablemente, no extrañaría, las paredes serán insonorizadas y los diputados no escucharán las exigencias que los manifestantes tengan en relación con un determinado asunto de afectación nacional. Se trata una dinámica propia de los regímenes políticos totalitarios o despóticos.

En lugar de un edificio abierto a la ciudadanía, el camino arquitectónico seguido es el contrario. Finalizó con una cita que leí hace mucho tiempo de un diálogo entre los filósofos italianos Norberto Bobbio y Maurizio Viroli, me parece que viene como anillo al dedo para lo que refleja el nuevo edificio legislativo:

“La tendencia del poder a emular a Dios ha existido siempre. Piensa en qué es la democracia respecto a la autocracia. La democracia es el intento de que el poder sea visible para todos; es, o debería ser, poder en público, aquella forma de gobierno en que la esfera del poder invisible se reduce al mínimo. ¿Cómo podrían ser elegidas personas que no se dejan ver? La autocracia no puede prescindir del gabinete secreto, el lugar en el que precisamente el poder es lo menos visible posible. Las decisiones deben tomarse en secreto porque el pueblo no debe conocer, no debe saber.” (Diálogo sobre la República, El poder oculto, p. 98).

Y no me resisto a agregar otra cita que no pretende realizar una asociación incorrecta entre el nuevo edificio legislativo y la corrupción, pero que invita a meditar en relación con la opacidad arquitectónica que presenta el susodicho inmueble.

“La corrupción máxima corresponde al máximo secreto. El pago de un contrato regular se efectúa a plena luz, mientras que el dinero dispensado al corrupto se entrega en la sombra. El contrato jurídicamente legal es público, la relación de corrupción se desarrolla en secreto.  Cuando más a resguardo de las miradas se siente el corrupto, más seguro está al realizar actos ilícitos. De nuevo el tema de la tendencia que tiene el poder a ocultarse, una cuestión importantísima que, repito, los politólogos no han estudiado como se merece”  (Ibid, p.102)

Espero equivocarme de cabo a rabo por el bien de la democracia costarricense.

(*) Andi Mirom es Filósofo

columnapoliedrica.blogspot.com

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6 COMENTARIOS

  1. Un poder legislativo, cuyos integrantes se aíslan cada día más de la población, a la que hacen víctimas de sus traiciones continuas. Un horrible cajón sin ventanos que esta apenas bueno para esta legión de mediocres que calientan las curules del plenario y las comisiones, unos parlamentarios que no hablan sino que, a duras penas, rebuznan.

  2. Cuando un profesional opina con tanta contundencia sobre un tema de otra profesión, que claramente desconoce en sus conceptos más básicos, como el de criticar un proyecto que nadie conoce ya que aún no está en funcionamiento, solo le da fuerza a la frase de: «la ignorancia es atrevida». Ya que su limitado conocimiento no le dejará ver que este proyecto lejos de la banal y convencional estética es un proyecto urbano, solamente el tiempo y el ciudadano «de a pie» que es el que va a vivir sus espacios públicos tanto fuera como dentro, podrá dar mediciones reales de su éxito o fracaso como proyecto. La historia resiente nos da muchos ejemplos de proyectos con una estética bastante cuestionada en su momento pero con un impacto urbano muy positivo.

    Por último me gustaría que nos ilustrara con el ejemplo de un solo parlamento en el mundo que permita ver de forma transparente a sus legisladores. Esto tendrá una razón de ser no cree?

    • Le invito a que busque información sobre el Reichstag, sede del parlamento alemán. Los visitantes pueden ver en todo momento el interior de la cámara donde se reúne el poder legislativo.

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