Este es el título de la autobiografía de Goethe, un verdadero tratado de la evolución del pensamiento de quien fue el fundador del Renacimiento Alemán. “Dichtung und Wahrheit”, tituló en Alemán, en donde queda plasmada la larga evolución de su alma en las ciencias y las letras.
“Sólo amamos lo individual: de ahí el gran placer que nos proporcionan los relatos, confesiones, memorias, cartas y anécdotas de personajes del pasado”, J.W.Goethe. De él dijo Napoleón: “ Vous êtes un homme! (¡Usted es un hombre!)”
El esplendor de la cultura germana nace con Goethe, no muere después de él, solamente nace y después irá evolucionando con el paso de los años.
Pese a ser una autobiografía, de las cuales tanto desconfiaba Ernesto Sabato, quien decía no había un hombre suficientemente honesto para dejar plasmado lo bueno y lo malo, lo luminoso y lo oscuro de una vida, que siempre tiene su lado oscuro. En realidad yo creía mucho en los conceptos del gran argentino, hasta que leí a Goethe.
A esto debo agregar que siempre he pensado que un poeta no puede mentir, excepto (y esto es importante) cuando revisa. Voy a poner un ejemplo claro de nuestra era superficial: él Photoshop, este programa vino para mentir sobre la realidad, en los casos de fotografías, en algunas se observa una persona que ni fue ni es ni será la de la foto: borrando arrugas, a manos llenas, distorsionan la verdad y exhiben una imagen que no les representa. Algunas veces hago fotografía, desde luego siempre seré un aficionado, pero nunca las edito con programas, me gusta ver la realidad plasmada, el momento irrepetible, ese que llevó a Roland Barthes a obsesionarse por la fotografía, y a Andy Warhol a ser lo que fue: el fotógrafo por antonomasia, por el hecho de que una fotografía muestra una interacción única y eterna entre el lente de la cámara y el objeto fotografiado. Esta de es la razón por la cual a pesar de tener equipo profesional de fotografía, lo mejor lo he conseguido con un teléfono celular: esa espontaneidad que salta de pronto en un lugar salvaje, en una calle, en un hogar, eso no es posible atraparlo con preparaciones a priori, esos momentos únicamente aparecen y se captan o se pierden.
Igual sucede con la poesía, esta únicamente funciona cuando sale del fondo del alma de quien lo escribe, es una especie de catarsis que no busca nada más que expresarse, un alma que necesita decir lo que siente. Mi interés por la poesía me nació desde muy joven, al lado de mi madre, que sabía de memoria infinidad de poemas, que en ciertas ocasiones repetía para mi. Ahí me nació la pasión por la poesía, que se acrecentaría durante mis años de estudios en Guadalajara, donde empecé a escribir poemas en los espacios libres de los los libros de medicina, ya luego empecé a hacerlo en papeles y cuadernos, fue creciendo, hasta que la realidad del día a día como médico, me secó el tintero, dejé la poesía por muchos años, continué con la prosa en ensayos y cuentos, hasta que un día me encontré nuevamente escribiendo poesía de manera súbita, escribí setenta poemas en una semana, describen mi vida y mis encuentros con el amor y el desamor: fue una especie de exorcismo que no he querido publicar. A veces creo que ellos cumplieron su misión desde el momento en que afloraron a mis dedos, ya no tienen interés para mi, ya hicieron lo que tenían que hacer: sacar los fantasmas de mi espíritu atormentado.
Poesía y verdad, no sólo en alusión a la autobiografía de Goethe, no, poesía y verdad porque son dos palabras eternamente indisolubles, que nacen en un alma atormentada por la realidad del que escribe, sus vivencias, sus anhelos, sus sueños, sus frustraciones y también su felicidad en este efímero mundo en que nos ha tocado vivir.
Si las personas que “retocan” sus fotografías con Photoshop supieran que dejan de ser ellas en el momento en que lo hacen, que nadie les reconocerá en la calle, quizá optarían por poner la fotografía que realmente les representa.
Un cirujano plástico a quien aprecio mucho, me contó hace muchos años, casi cuarenta, que a él no le temblaba la mano para rechazar una cirugía cosmética, si veía que iba a cambiar sustancialmente la verdad de esa persona determinada, que prefería no estar en el ranking de los más buscados que transigir con sus principios. Este es un poeta del bisturí.
Ojalá fuera conditio sine qua non ser poeta para gobernar un país.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es médico
Que bello articulo! De pequena escribi poesia, la maestra me motivo mucho, cuando entre al colegio, la profesora dudo de que yo hubiera escrito lo que le presente, con letras rojas escribio : que tenia mala puntuacion. Ella destruyo mi musa.
Retómela, lo único verdadero que tenemos es la poesía, ha sido mi norte y me ha dado paz siempre, es la mejor manera de sacar de nuestro corazón la verdad y poder así “formatear” con frecuencia nuestra alma. No le importe lo que otros piensen, la poesía nos hace fuertes.
Sinceramente espero lo haga,
Rogelio Arce
retome la poesía Doctor, porque usted escribe demasiado hermoso.