miércoles 17, abril 2024
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Reflexiones sobre la última huelga y el poder político

¿Por qué los trabajadores del sector público y los traileros seguirán votando en el 2022 por los partidos políticos de hegemonía empresarial, por el conservadurismo religioso, o por el centrismo del desdibujado PAC? La respuesta luce obvia: porque no son conscientes de su propio poder político en una democracia, y porque los dirigentes de los gremios no ven necesario el tener representantes populares propios en la Asamblea Legislativa, o ganar el Ejecutivo, o ser parte importante del mecanismo que elige a los Magistrados del Poder Judicial cuando se cuenta con parlamentarios propios. Tal vez esto podría cambiar, porque la calle se calienta y debería oxigenarse con razones constructivas y propuestas legislativas, venidas de la propia clase trabajadora. 

En la pasada huelga liderada por la ANEP y el Magisterio Nacional, se escucharon voces calificadas (como la de la economista Sofía Guillén), manifestando con todo derecho el cómo y el por qué debe conducirse una política pública tributaria con justicia. Pensé, entonces, que dichas voces deberían tener  asientos en el parlamento, en lugar de suplicar votos sin la túnica legislativa. ¿Puede nuestro parámetro de democracia darle abrigo a esta idea? ¿Sirve la democracia?

Con todos sus defectos y tristezas, nuestra democracia, la costarricense, ha demostrado una vocación para resolver sus conflictos políticos en paz. No es un asunto menor ni merece el desdén del desprecio. La crueldad política es una pandemia global de la que Costa Rica se ha salvado. Pero las sociedades no discurren en piloto automático.  No demos nuestra dicha por descontada. Nuestra democracia podría morir si no se viste de justicia social.

No vivimos en el paraíso ni de cerca; tampoco respiramos los muchos infiernos que viven otros pueblos donde la violencia política -con sus secuelas de guerra- empantanan sus territorios con sangre. No lo olvidemos. Nuestras discrepancias deben resolverse en democracia. Igualmente, la paz debe ser la corona de todo cuanto hagamos. El gremialismo responsable debe tomar nota de ello sin dejar de ser aguerrido y celoso de la justicia. Así luce conveniente que los trabajadores organizados se pregunten por el vínculo de sus luchas con el poder político.

Dicho lo anterior, he notado que la dirigencia sindical rehuye poner el dedo en la llaga. Los trabajadores organizados deben buscar formar parte del poder político en una democracia, sin llegar a aspirar a  establecer un Estado corporativo. Pero no cabe duda que para influir en lo público hay que tener poder político. Y no lo buscan los agremiados cuando, como en Costa Rica, se puede hacer. 

La inopia apuntada es un vacío que le resta potencia a nuestra democracia, porque la nuestra es una democracia donde el voto del individuo oligarca vale igual y cuenta igual que la del individuo pobre y asalariado; porque la nuestra es una democracia policlasista. 

Así los oligarcas tienen sus propios partidos políticos y tienen ellos un “espejo de sí” más coherente y mejor cohesionado que el de las masas asalariadas. Estas masas, al menos las agremiadas, no tienen una voz propia que las represente en las instancias del poder político del Estado.  

El lugar natural de los bloques sociales es el parlamento. Deberían ahí expresarse, imbuidos por una profunda convicción democrática y plural. A la Asamblea Legislativa no se llegaría a  representar únicamente al propio bloque social, sino también a la generalidad de la población en sus múltiples y diversas iniciativas. Por ello, los trabajadores estarían obligados a consensuar un acuerdo mínimo acerca de una determinada “visión país”.

Las masas asalariadas en general, y las del sector público en particular, no tienen en nuestro país “conciencia de clase” al tenor de la jerga marxista. Mucho menos tendrán conciencia de su propio poder político y de su propio potencial democrático en una democracia como la costarricense. 

La participación activa de los gremios en la política es una necesidad urgente en nuestra democracia; sería una actuación legítima y consecuente con los propios ideales democráticos. No se propone constituir “el partido de los sindicatos”, sino un partido político de los asalariados, y luce pertinente asumir que los dirigentes sindicales sean los llamados a iniciar una acción de esta naturaleza, pero con independencia de los propios aparatos directivos  del sindicato.

Se ha de partir de la premisa de un principio político común que casi todos los costarricenses apoyamos: la irrenunciabilidad de la democracia. Ello significa, entre otras cosas, jamás trocar nuestro régimen político por uno autoritario del signo que sea. La democracia solo se rectifica con más democracia, con más libertades y mucha justicia. A veces la justicia se logra, otras no, y con frecuencia no tanto. Lo importante es saber que en las actuales condiciones de Costa Rica no se vale la violencia y el secuestro de la calle para conseguir objetivos.

(*) Allen Pérez es Abogado

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3 COMENTARIOS

  1. Don Allen, los agremiados no buscan poder político porque la minoría que son, serían los únicos que los apoyarían, estos gremios lo que hacen es imponerse a la fuerza contra la mayoría, una práctica totalmente antidemocratica, sus líderes, como Albino y sus ayudantes, lo saben y por eso no toman la ruta democrática, prefieren imponer sus ideales y ancias de poder con violencia.

  2. Como teoria suena interesante.La realidad es otra..Costa Rica tiene que tener un clima atractivo para el inversionista extranjero que es el que invierte en el pais.Nuestro país por ley no explota petróleo,oro,gas o mineral alguno.La agricultura de exportación es Del Monte,Chiquita,Dole.Si se trata de alguna manufactura hablas de transnacionales ubicadas en zona franca.Si es turismo son las grandes cadenas hoteleras norteamericanas y europeas.Esas son las empresas en los sectores que producen ,generan impuestos y dolares.Son el motor del pais.
    De nuestro pais ,no si te enteraste que el año pasado el ICE perdió $400 millones, debe reestructurarse, y con las nuevas fuentes de energía, las represas se han convertido en elefantes blancos.Los bancos estatales a los ciudadanos no brindan ninguna favor en intereses o condiciones.Todo lo contrario llevamos el Anglo y el Crédito Agrícola quebrados.Japdeva necesita $5 millones mensuales solo para mantener planilla,sino quiebra.Fanal,CNP,Incopesca etc etc.El ministerio de hacienda nos metió unos impuestos que son mas altos que los que se pagan en EEUU,ni hablar del valor de un automovil,gasolina ,electricidad etc.Nos endeuda este mes con $1500 millones en eurobonos y $850 en prestamos de bancos del exterior,anunciando que eso no le dura ni para llegar a fin de año.Complemento de la regla fiscal debe ser el control de gasto, y ya las universidades, la Caja ,las municipalidades ,el poder judicial dicen que ellos no acatan esa directriz.
    Estamos mal, y reactivar una economía requiere incentivos, no impuestos, cargas sociales o burocracia.
    Entonces de donde ?
    Ud bien sabe que lo primero que uno aprende cuando llega a EEUU es que «there is no free lunch » !!

  3. La principal crítica que hago de mi propio artículo (Reflexiones sobre la última huelga y el poder político),
    es que omití la más importante premisa: el relativo pero grueso analfabetismo político del costarricense. Me incluyo, con la diferencia que me doy cuenta. Casi nadie se pregunta qué es la democracia en el día a día nuestro; casi nadie se pregunta qué hacer, cómo utilizar la “técnica” democrática en nuestro medio. No es casual: carecemos de una cultura democrática sólida. Nuestro discurso político es pobre. Al ser nuestro discurso pobre, carecemos en mucho (no del todo) de la capacidad de enhebrar ideas y acciones democráticas. Mi artículo es un pequeño ensayo teórico. Espero que pueda servir, siquiera a una sola persona, a replantearse la crítica de nuestra democracia. Sin crítica no hay avance posible. Hice referencia a los agremiados del sector público -cuyas dirigencias he criticado duramente- pero que no por ello deban ser estigmatizados, por la sencilla razón de siguen siendo un segmento estratégico del país. El sindicato de empresarios pidió la disolución de la ANEP, lo cual es absolutamente inaceptable; es otra prueba de la pobreza de nuestra pobreza democrática. Lamento la partida de Edgar Mora. Hizo mal, muy mal, el Presidente de ceder ante la irracionalidad. Sueño con presenciar una primavera democrática en Costa Rica, con más maneras democráticas de SER, porque hay que renovarlo todo. Elegir diputados por lista, por ejemplo, es macabro. Que la muchachada no sepa leer bien, escribir bien, que poquísimos quieran las matemáticas, es una desgracia democrática. En ello, no oigo a los sindicatos del magisterio decir “esta boca es mía.” En fin, aplaudo el quijotesco esfuerzo de cualquier persona para añadir conversaciones racionales en una olla de grillos. Vale un clavel al aire.

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