viernes 19, abril 2024
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La magia de la “nitrofoska política”

De cal y de arena

La conmemoración del 195 aniversario de la anexión del Partido de Nicoya al Estado de Costa Rica hoy 25 de julio de 2019 ha sido el escenario de un reencuentro del presidente de la República, don Carlos Alvarado, con la esencia política del arte de gobernar.

Gobernar es hacer política. Y en teoría y puridad de contenidos, es hacer política de buena esencia, de buena estirpe. Hoy el mandatario anda en Guanacaste evidentemente haciendo política, buscando un acercamiento con el grueso de una población que se le ha distanciado, desencantada por una gestión estéril. Son costarricenses que, como muchos también, perciben que don Carlos ha subestimado la exigencia de incorporar sentido político (que no politiquero) a la gestión del Presidente de la República.

Y avisado de que los tranques podrían obstruir sus desplazamientos, se ha llevado una gordita billetera para darle contenido a los anuncios de obras prometidas y de soluciones ofrecidas a una larga lista de cuentas pendientes. No sabíamos muchos que tras las angustias fiscales que tanto se han pregonado para justificar el pliego de ajustes presupuestarios, tributarios y disciplinarios, también había una “guaca”, para tranquilidad de don Carlos Alvarado. Sin ella, posiblemente hubiese tenido que suspender su gira por Guanacaste, vistos los anuncios que se hicieron de piquetes y tranques fundamentados en la furia de una población por tantas promesas incumplidas y por tantas necesidades insatisfechas. Pero apareció la “guaca”. La encontró don Renato Alvarado, el ministro de Agricultura y Ganadería, y la puso al servicio de la necesidad de darle viabilidad política a la gira presidencial, una bocanada de oxígeno en el imaginario de evitar una cancelación de la gira o un choque con amotinados resentidos por tantas promesas incumplidas.

En la sede liberiana de la Universidad Earth don Renato anunció esta semana el programa nacional de financiamiento para adaptar fincas al cambio climático,  vasto proyecto que busca la transformación de sistemas productivos de 12 actividades agropecuarias, con US$10 millones disponibles para empezar en una plataforma bancaria a la que podrán acceder productores de banano, piña, arroz, yuca, caña de azúcar, frijol, palma, y actividades ganaderas, avícolas y porcinas. También esta semana, y ante las dimensiones del déficit hídrico que se registra en Guanacaste y otras zonas del país, se declaró emergencia nacional para viabilizar el uso de diversas herramientas jurídicas, administrativas y presupuestarias con miras a poner en marcha proyectos de riego, trasvase de aguas, habilitación de canales secundarios y estructuras hidráulicas. Sólo para Cañas, Abangares, Bagaces y Liberia se comprometen Cls. 1.336 millones para invertir en 1.934 Has.

Claro impacto sobre aquel aturdido y también escéptico auditorio, que tuvo el efecto mágico de darle viabilidad a la gira presidencial. Es el efecto mágico de la “nitrof0ska electoral”, esto es, el empleo del sentido político en la administración del Estado. Lo que ha estado bastante ausente en estos 14 meses y que explica en buen grado la orfandad en que se halla el primer mandatario y la pérdida de confianza en su gestión y en la marcha que imprimen  sus ministros y regentes de las autonomías, con contadas excepciones. La propuesta, tramitación y aplicación de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas desnudó la honda carencia de sentido político, esa pildorita mágica que debió –y debe- acompañar tal legislación, cuyas repercusiones confirman que en la enmienda de las fallas de las finanzas públicas no solamente hacen falta los tecnicismo, también el sentido político.

No está mal ni es censurable apelar a este tipo de herramientas. Si don Renato Alvarado las tenía a mano (las acciones de adaptación de cultivos que van dentro del programa encaminado a amortiguar el cambio climático fueron identificadas por el CATIE en 2017), torpe sería si no le echa esa bocanada de aire al diezmado presidente de la República. Pero, ¿por qué se diluyen el tiempo, las energías y los recursos del equipo de gobierno en artilugios que sólo hacen perder tiempo, que nada abonan al capital político y que siembran la ruta del mandatario de desconfianza y desprestigio?

No es imprudente preguntar si todo el ropaje populista y clientelar que viste tal tipo de acciones –como esas que apadrinan los señores Alvarado- descalifican la eficacia en el largo plazo de los decretos aireados esta semana. Si no hay un acompañamiento cultural que asiente los cambios que entrañan estos pasos concebidos para amortiguar los impactos del cambio climático, dentro de unos años volveremos a los mismos vicios.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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2 COMENTARIOS

  1. De un texto más extenso que escribí hace ya algunos años: «Unos territorios que hoy llevan los nombres de Guanacaste y Chiriquí son algunos de los que figuran, a nuestro entender, dentro de los lineamientos que hemos venido esbozando, como unos ámbitos espaciales que presentan las características de tener algunos elementos o singularidades comunes y también algunas lejanías, por no decir asimetrías, que los diferencian haciéndolos dignos de consideración desde un primerísimo plano, como algo distinto de la alejada y muchas veces distorsionada visión de la retórica vacía de los discursos oficialistas, siempre condicionada por poderosos intereses económicos y políticos, que se originan a partir de los centros político-administrativos de dos países de la región llamados Costa Rica y Panamá, cuyas visiones de lo nacional no parten precisamente de las particularidades del universo chiricano o guanacasteco, las que acostumbran a invocar a su conveniencia en algunos momentos, como cuando se celebra la anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, un momento en que llueven los discursos llenos de exclamaciones acerca de un presunto deseo local de ser de la patria por nuestra voluntad y de innumerables promesas desde el ámbito de lo nacional, todo ello dentro de una serie de promesas de amor recíproco que quedan en el olvido un día después, cuando los representantes de los poderes centrales retornan a sus rutinas y a los territorios en que acostumbran a moverse a sus anchas. La resaca del día siguiente tiene, al parecer, la virtud de poner las cosas en su lugar, para unos y otros, solo que la desilusión suele arraigarse con más dureza entre quienes habitan aquellas comarcas del olvido.»

  2. En síntesis: pura retórica y discurso, maquillado de frases infladas y disonantes, todas las cuales, como ha sido siempre, los sufridos guanacastecos están hartos de lo mismo. Y así llegan a los pueblos, pretendiendo con sus escondidos colores diversos, surtiendo médicas cucharas de promesas y soluciones que luego se diluyen en el tiempo. Quien no caído en cuenta, que siga jartando cuento, que ni Dios podrá convencerlos, si ellos están contenticos de esta repetitiva quimera. Ese abono, “nitrofoska” hace maravillas a los oportunistas bolsillos políticos de siempre.

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