viernes 19, abril 2024
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¿Un puerto en nuestra capital?

Absurdo, ilógico y disparatado imaginar un puerto a 1172 metros sobre el nivel del mar, a menos que fuera lacustre y en las imponentes alturas de los Andes, como sucede con Puno, puerto peruano a orillas del lago Titicaca, a 3810 metros de altitud. Pero, ¿en San José, nuestra capital? Sí, lo hubo, aunque tan solo de nombre, y se llamó Puerto Escondido. Yo ignoraba esto por completo, hasta que leí Historias de mi barrio: el San José de ayer, editado por don Eduardo Oconitrillo y Francisco Enríquez, delicioso libro que rezuma nostalgia para quienes -aún si haber nacido ahí-, tenemos recuerdos de casi todas las barriadas capitalinas de otrora.

El primero de los relatos de dicho libro, escrito por doña Vilma Loría Cortés, se intitula Otoya, mi puerto escondido. Ella menciona que «en los recibos municipales de antaño, a la par de Barrio Otoya, decía «Puerto Escondido». Si fue puerto debe haber habido agua; lo de desconocido lo pone a uno a pensar en algo invisible, misterioso o clandestino. Traté en vano de conocer el origen de este nombre. Me dijeron que antiguamente hubo una laguna en el sector entre el Parque España, el Edificio Metálico y el Parque Morazán. El puerto estaba al noreste, donde años después se formó el Barrio Otoya. No sé si esto sea histórico o una simple leyenda para justificar el nombre, pero siempre me pareció lindísimo haber nacido en un puerto: asilo, refugio, amparo».

En cuanto a la laguna mencionada, no hay duda de que existió. De hecho, aparece dibujada con el nombre «Laguna antigua» en el croquis de la capital elaborado en 1851 por Nicolás Gallegos Castro, por orden del gobierno de don Juanito Mora. Ocupaba un área amplia, que comprendía el actual Parque Morazán más las dos cuadras al sur (Figura 1), en una de las cuales se localiza la Escuela República del Perú. Es posible que se prolongara hacia el noreste y abarcara las áreas donde hoy están el Edificio Metálico, el Parque España, e incluso el edificio del Instituto Nacional de Seguros. Es decir, se explayaba frente al edificio de la Fábrica Nacional de Licores, el cual se construiría entre 1853 y 1856. Asimismo, a la actual avenida 5 -que corre por el costado norte del Parque Morazán-, se le llamaba entonces Calle de La Laguna.

La «Laguna antigua» en el croquis de Gallegos (1851)

Ahora bien, al parecer no se trataba de una laguna como tal, sino de un terreno que, quizás por tener un piso arcilloso, se anegaba durante la estación lluviosa. En abono de esta hipótesis nuestra, hay información -aunque no sistematizada- que señala que por muchos años de ahí se extrajo gran cantidad de barro para construir casas de adobe, que eran el tipo de construcción predominante en la capital. Una vez que se le drenó, fue posible establecer ahí el Parque Morazán y los edificios colindantes.

Acerca de la afluencia de agua a ese sector, hay una importante mención en el artículo La Plaza de la Fábrica, escrito por el periodista Guillermo Tristán Fernández y recopilado por el recordado amigo Elías Zeledón Cartín en el libro Del viejo San José. Dice él que «cuando hacemos recuento de la Plaza de la Fábrica se impresiona en nuestra mente la escuadra de una acequia que se formaba en los laterales norte y oeste, viniendo del llamado sifón que se había construido con el sobrante del agua de la cañería en la entrada del lugar llamado «Puerto Escondido». Esta acequia, construida de calicanto, nos parecía profunda y caudalosa; en su parte exterior de la plaza, estaba rebordeada con un terraplén de tierra, quizá de su apertura».

En apoyo a esta localización de Puerto Escondido, pude hallar un esclarecedor croquis de la capital, el cual data de 1906. Intitulado Plano de la ciudad de San José, capital de la República de Costa Rica, fue elaborado por el ingeniero Lucas Fernández Fernández y el agrimensor Salomón V. Escalante González. En él se nota que existió una calle con ese nombre (Figura 2), correspondiente a la actual calle 15, la cual sale al costado izquierdo de la Casa Amarilla -sede del Ministerio de Relaciones Exteriores- y sube hacia el noreste, para después correr en paralelo con la línea ferroviaria por un corto trecho; frente a esa calle están hoy los restaurantes Café Mundo y La Terrasse, el hotel La Amistad y el Café de Los Deseos. Cabe acotar que en su artículo doña Vilma incluye una foto de su casa, la cual está justamente sobre esa calle, sin que ella supiera que se llamaba así; dicha casa se ubica a dos de distancia, cuesta abajo, de la hoy ocupada por el restaurante La Terrasse (Figura 3).

La calle Puerto Escondido, en un mapa de 1906.
La calle Puerto Escondido en la actualidad, con el restaurante La Terrasse en primer plano.

Ahora bien, puesto que la calle se denominaba así, es de suponer que conducía a un sitio llamado Puerto Escondido, de localización desconocida. Sin embargo, se cuenta con un valioso testimonio al respecto, en el artículo Nombres viejos y curiosos de los barrios y vecindades de San José, del periodista Macabeo Vargas Castro, publicado en 1966; también aparece en el libro Del viejo San José. Su autor señala que «Puerto Escondido formaba el ángulo oeste del enrielado a Alajuela, donde Mister Batres y don Manuel Dengo Bertora pusieron el primer dinamo eléctrico que sirvió para alumbrar nuestras calles empedradas».

En efecto, en 1884, contó con corriente eléctrica, gracias al empeño del empresario guatemalteco Luis Batres García-Granados y el costarricense Dengo, quienes establecieron su planta en un sector donde había abundante agua para generar electricidad. En un croquis cuyo autor desconozco, pero fechado en 1890, se observa dicha planta al lado de la fábrica de hielo, así como no muy lejos del tanque de la cañería de San José (Figura 4); este tanque de captación, que data de 1868, permanece incólume en el costado sur del Hospital Calderón Guardia. En ese terreno de topografía algo empinada, aguas abajo estaba la Fábrica Nacional de Licores, así como las amplias instalaciones de los Molinos Victoria, ubicadas en el costado derecho de dicha fábrica.

Croquis de 1890, con la ubicación de planta eléctrica y la fábrica de hielo de San José.

En otras palabras, la descripción de Macabeo Vargas coincide con lo consignado en el citado mapa, de modo que la planta eléctrica estaba al lado derecho de la línea ferroviaria, muy poco antes de la convergencia de la calle Puerto Escondido con dicha línea. Es decir, casi al frente del actual hotel La Amistad, entre las actuales avenidas 7B y 9, y ahí era donde estaba Puerto Escondido (Figura 5).

Parte del sector específico donde estuvo Puerto Escondido.

Cabe acotar que se cuenta con una fotografía desde las cercanías de ese punto, intitulada Barrio Otoya (Figura 6) y tomada en 1922 por el célebre Manuel Gómez Miralles. Ahí se observan casas muy hermosas, pues siempre ha sido un barrio aristocrático. El origen del nombre proviene del empresario agrícola peruano Francisco Otoya Seminario, casado con la alemana Magdalena Ernst Engelmeier. Aunque tuvo propiedades en otros puntos del país, ahí dispuso de un terreno de unas tres hectáreas, donde residía con su familia; en efecto, al calcular el área de lo que es hoy Barrio Otoya -vale decir, el espacio hoy poblado entre los barrios Amón y Aranjuez- corresponde a casi cuatro hectáreas, según el amigo topógrafo Juan Manuel Castro Alfaro.

Vista de Barrio Otoya, muy cerca de donde estuvo Puerto Escondido.

En mi libro Trópico agreste: la huella de los naturalistas alemanes en la Costa Rica del siglo XIX, menciono que con Otoya trabajó por seis años el joven prusiano Teodoro Koschny como preceptor de sus hijos, así como de administrador de sus huertos y su lechería. En un lamentable accidente, una noche de octubre de 1875 él mató a una persona inocente, al pensar que era un peligroso ladrón, lo que dio pie a un amplio expediente judicial, en el cual se menciona Puerto Escondido como el lugar del crimen. Puesto que Otoya murió en 1899, y en los dos mapas conocidos no se incluye el nombre Barrio Otoya, es muy posible que éste más bien obedezca a la presencia de sus descendientes ahí.

Por cierto, como una curiosidad, en febrero de ese mismo año el semanario Blanco y Negro publicó unas parodias o noticias jocosas, con el título Imitación a las gacetillas de La Prensa Libre (18-II-1899), para mofarse de algunas informaciones que aparecían el dicho medio, que era su adversario. De las ocho parodias contenidas en ese número, una era «Hoy llegaron tornillos para el tranvía», otra decía «Mañana es domingo, día de ir a misa», y otra más indicaba que, como era tiempo de vacaciones, «Don Fulano y doña Sutana han partido de temporada a Puerto Escondido», imaginario fondeadero marino para ir a veranear.

Ahora bien, cabe preguntarse si Puerto Escondido comprendía toda el área de lo que después sería Barrio Otoya, o tan solo una porción de ese amplio predio. A juzgar por los mapas, tal vez era solo una sección, localizada en un extremo de la propiedad y cerca de la ribera izquierda del río Torres, en las inmediaciones del llamado Parque Nacional en el mapa de 1906, que después se convertiría en el actual Parque Bolívar.

Ya para concluir, tengo la impresión de que la denominación Puerto Escondido se originó en el seno de la familia Otoya -sin relación alguna con un cuerpo de agua, como la laguna que otrora hubo en el Parque Morazán-, tal vez por algo irónico o jocoso, y bautizaron así una parte o toda su propiedad. Y, al igual que ha sucedido con tantos topónimos, ese nombre a como surgió se esfumó, incluso de los recibos municipales que mencionara doña Vilma Loría.

(*) Luko Hilje Q.

(Luko@ice.co.cr

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5 COMENTARIOS

  1. La fábrica de hielo, los tanques y criaderos de sapos del Calderón Guardia, las calles de Otoya, Amón, Escalante y el Bolívar, además de esa línea del tren, fueron los terrenos donde nos divertíamos hace más de 65 años los chiquillos y das Luko un refrescamiento a mi memoria de hacer de vago, junto a muchos de Aranjuez en esos inolvidables predios. Que diferente viven hoy nuestras juventudes. Gracias, mi estimado.

    • Excelente su exposición. Enseña mucho. Gracias.
      Espero que alguien de la página de facebook Fotos Antiguas del Costa Rica puedan colocar o publicar esta bella opinión de don Luko Hilje.Es cultura histórica de calidad. Con investigación y fotos.

  2. Qué bonito hallazgo. Mi infancia transcurrió en el puro centro de San José y siempre he querido saber cómo habrá sido esa zona antes de sembrarla de cemento. Debe haber sido bellísima. El parque chino, donde hoy está el Morazán, también tuvo su laguito con cisnes y un puente chino por el que solía pasar hace muchos años. ¿Sería ese un pedacito que sobrevivió el puerto escondido?

  3. Puerto Escondido, por lo que he podido investigar, abarcaba esa pequeña parte entre Otoya y Aranjuez. Estaba algo lejos de la «Antigua laguna», esta por el mapa de Nicolás Gallegos, se encontraba en las dos cuadras que abarca el Parque Morazán. Antiguamente, cuando la nomenclatura era con nombres
    , la calle 5 o sea la del Oeste del Morazán se llamaba «Calle de la Laguna».

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