jueves 28, marzo 2024
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Hecha la ley, hecha la trampa

De cal y de arena

Es muy temprano para medir la eficacia de la Ley # 9635 en la principal misión que se le encomendó, la de fortalecer las finanzas públicas y proveer nuevas herramientas para la persecución del delito fiscal, ese que toma su mejor fisonomía en la figura de la evasión.

Ciertamente, el virtual colapso de las finanzas públicas no sólo se origina en las figuras fraudulentas a las que echa mano el ciudadano para escamotear el pago de sus contribuciones tributarias. También entran en juego, y mucho, la  irresponsable gestión de quienes han tenido que ver con la definición de la estructura de nuestros presupuestos -en el gobierno central y en el sector descentralizado, universidades y municipalidades incluidas-. La legislación tributaria es un mamotreto difícil de conciliar en sus heterogéneas y a veces hasta contradictorias disposiciones. Excepto para quienes se especializan en las muy elaboradas herramientas forjadas para defraudar.

Veremos cuánto del impacto que había sobre el PIB se alcanza remediar. La evasión fiscal se aproximaba al  10% del PIB. En 2018 Hacienda había detectado como sospechosos de conductas evasivas a 117.000 declarantes que habían notificado CERO utilidades. La Contraloría General de la República cuantificó la evasión del impuesto de ventas en un 31%. En el impuesto al que están afectos los cigarrillos se burlaron US$26 millones. Y aunque la caída de los ingresos fiscales por tributos entre 2015 y 2018 no totalmente es imputable a evasión, sí hay una dosis importante en los resultados, que pasaran del 14.3% en 2015 al 4,1% en 2018.

¡Hecha la ley, hecha la trampa! La legislación registra rendijas de todo tamaño y gustos y por allí se infiltra la mano que urde el fraude. La misma ley 9635 se queda corta ante las dimensiones de la colusión delictiva; basta con mirar cómo resiste el envite el monstruo de la informalidad, de los miles de operadores económicos que todavía escapan al ojo del recaudador de impuestos. Simplemente por su pericia, su habilidad, también por su inescrupulosidad para tentar a quien lo persigue. Sin desconocer que la estructura operativa de la policía fiscal sigue desprovista de los colmillos indispensables para atender responsable y satisfactoriamente la tarea que se le comisionó.

Pero no sólo en la legislación fiscal saltan los desafíos para dejarla postrada, casi que inerte y ridiculizada.

Los hechos están demostrando que allí en ese otro mundo tan delicado como complejo de las relaciones obrero patronales, la legislación promulgada recientemente –la Ley Procesal Laboral y la misma Ley 9635 en la vertiente orientada a corregir los desajustes que provocan en la planilla del Estado los privilegios tan esmeradamente forjados y negociados con los gobiernos nacionales y municipales- de la misma forma acusa la presencia de miles de rendijas por donde se están filtrando los intereses creados para ordeñar a más no poder la vaca fiscal, duchos en la orquestación del desafío institucional con que esos mismos intereses pretenden arrodillar a una sociedad entera en obsequio a los intereses de esas minorías.

Veremos si esta legislación  en trámite parlamentario para regular el empleo de las huelgas como herramienta de presión política, consigue los objetivos primarios y logra remediar, por tanto, ese virtual estado de cosas caótico que desborda la pertinente razón de la huelga como palanca de  promoción de la justicia social.

O si tendrá tantas rendijas como para hacer las delicias de los saboteadores de la institucionalidad. Esto sería una nueva confirmación de que “hecha la ley, hecha la trampa”.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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4 COMENTARIOS

  1. Es cierto que hay evasión.Seria mucho mejor evitarla con un impuesto simple.Lo que se llama un Flat Tax.Sobre tanto de ingresos y las deducciones permitidas, un % bajo.Los impuestos son altos y no incentiva el invertir.
    Las empresas grandes tienen a su haber contabilistas para que le hagan las maromas y cancelar impuestos.Para el independiente llevar ese papeleo ,no solo es engorroso, sino que cuesta mucho.De ahí vienen multas e intereses confiscatorios que hacen prácticamente imposible su pago.
    Costa Rica se ha vuelto muy complicado con muchos impuestos de todo tipo que hacen mejor invertir en el extranjero ,donde todo rédito esta libre de la Tributación.

  2. Totalmente de acuerdo con don Jorge, el caos fiscal no le hace favor a nadie, yo le aseguro que ni el mismo ministerio de hacienda puede estimar con claridad sus ingresos por culpa de ese mismo caos.
    Un impuesto único no sólo da seguridad a todos, también da transparencia en cuanto está ingresando a las arcas del estado, además de hacer más fácil el combate contra la evasión.

  3. He luchado por vender mi idea de “tributo” desde 1980 con un amigo diputado. El sistema actual desestimula la producción de ganancia: a mayor ingreso mayor tributo, por otro lado estimula la evasión fiscal: a mayor ganancia mayor evasión para pagar menos.
    Bien, ¿por qué razón no poner un tributo universal del 5% a todos, desde 100.000 hasta mil millones? El estado únicamente debe devolver a fin de año lo retenido de 700.000 de ingreso mensual hacia abajo.
    En estos días pondré un artículo más explícito con este sistema que no desestimula la producción de riqueza ni estimula la evasión fiscal.

    • Esperamos ese artículo don Rogelio,hay que ver el ejemplo de Canadá, cteo que ahí se paga un mecatazo, como 30%, pero no tiene nada que envidiarle a nadie en cuanto a servicios del estado.

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