viernes 19, abril 2024
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Las encuestas hablan para todos

De cal y de arena

El presidente de la República, Carlos Alvarado, cosecha altos índices de repudio popular: un 65% de la población encuestada tiene un mal concepto de su desempeño, ni más ni menos que 29 puntos porcentuales más arriba de lo que otra encuesta registró apenas un año atrás. Al lado, su gobierno como tal recibe un 60% de opiniones negativas y un flácido 20% de aprobaciones.

Objetivamente abordados esos datos y otros más que arroja la encuesta de fines de agosto, practicada por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, son preocupantes para quien quiera que esté en la conducción del país. Menos para don Carlos (¡!) quien ha manifestado que no le preocupan pues no está administrando el país para cosechar simpatías sino para introducir transformaciones y tocar intereses creados. Una expresión que tiene todas las trazas de una simulación de indiferencia y que –claro- ha de tomarse como recurso para pasar página. Pero ¿qué tal si todos los personajes de la política y si todos los administradores de la cosa pública prestasen oídos sordos a los juicios de los gobernados, desdeñando la sabiduría de aquella sentencia latina vox populi, vox Dei?

Porque esta encuesta, como otras tantas que le preceden promovidas por CIEP y por otras entidades con pericia en la materia, delatan la existencia de un generalizado descreimiento del ciudadano respecto a la gestión de los entes públicos –con énfasis en la Asamblea Legislativa y ahora en el Poder Judicial- y a los partidos políticos y sus manifestaciones delegadas en los municipios, de donde salta una extendida desconfianza. Los políticos que detentan esas abstracciones de la institucionalidad en buena parte son los autores de una multitud de errores -que a veces llevan el tinte de la corrupción- causantes de la desazón, la pérdida de fe y la desabrida sensación de vacío.

De modo que a la hora de analizar esta encuesta no solamente hay que ver las notas rojas que recibe el presidente Alvarado; hay que mirar, interpretar y valorar hacia futuro, las otras notas también rojas que reciben muchos actores más, adentro y afuera de la política formal.

A propósito de actores de la política en el buen sentido de la palabra, ¿habrá medido el CIEP la calificación ciudadana del desempeño de los medios tradicionales de comunicación (prensa escrita, radio y televisión, que de las redes sociales mejor ni pensar vista la imposibilidad material de hacerlo) ante la misión que les corresponde y en función de los contenidos de la deontología que trazan su actuar?. El periodismo “light”, ¿cuánto ha influido en esta afición social por lo superficial, por lo vano, por el espectáculo?

Son cuestiones para una investigación encaminada a medir cómo anda la prensa, esa que sirve de tribuna para enjuiciar gobiernos y gobernantes, partidos y políticos, cámaras y sindicatos… la institucionalidad, pues. Y no porque quiérase deslegitimar esa su misión escrutadora derivada del sistema democrático y del derecho a la información y de la libertad de prensa en general. Sino para que, a manera de tirón de orejas, se le advierta cuánto del descarrilamiento que padece la sociedad en general está alentado por ese estilo “light” de periodismo.

Hay un vacío social que aflora dentro de la descalificación de la institucionalidad. Ahí han echado raíces los medios, que a ratos asumen conductas propias de los partidos venidos a menos.

¿Qué va a ser de una sociedad que no ha podido construir consensos sociales allí donde los liderazgos precisan para forjarlos en la ruta de emprender las transformaciones que demanda una agenda nacional trasnochada en más de una línea?. Las encuestas dejan ver –la del CIEP y tantas otras más con estos rasgos en común- la magnitud del desafío a que debe hacer frente la sociedad costarricense. Y no precisamente al margen de los partidos políticos, pero sí con la inmensa duda de lo que ellos puedan aportar si siguen siendo meras tarimas electorales y actores principales de lo que Daniel Oduber llamó “la democracia temperamental”.

No me extrañaría que una encuesta registre una generalizada complacencia con esos contenidos “light” de cierta prensa. Al fin y al cabo, ese es el resultado inevitable del culto a la renuncia de los valores  y las mejores tradiciones de que ha estado siendo partícipe la prensa “light”.

Creo que los medios formales tienen un espacio en la tarea de  recuperar el camino de buen sentido que exige reconstruir la democracia, abonada por la justicia social, la estabilidad política, el crecimiento económico, con controles efectivos y eficaces sobre la gestión administrativa, y con la norma de la rendición de cuentas como una constante irrenunciable. Indudablemente, la prensa tiene allí un importante papel que jugar. Que no será con el molde de los contenidos ”light”.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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1 COMENTARIO

  1. Síntomas del narcisista:
    Tener un sentido exagerado de prepotencia
    Tener un sentido de privilegio y necesitar una admiración excesiva y constante
    Esperar que se reconozca su superioridad, incluso sin logros que la justifiquen
    Exagerar los logros y los talentos
    Estar preocupadas por fantasías acerca del éxito, el poder, la brillantez
    Creer que son superiores y que solo pueden vincularse con personas especiales como ellas
    Comportarse de manera arrogante o altanera, dando la impresión de engreídos, jactanciosos y pretenciosos
    Tener incapacidad o falta de voluntad para reconocer las necesidades y los sentimientos de los demás
    Ser impacientes o enojarse cuando no se las trata de manera especial ( Discurso Carlos Alvarado en el Parque de Nicoya ) gritos y rabia del presidente
    Hace tiempo me di cuenta que este muchacho tiene el problemas de Oscar Arias ..Trastorno de la personalidad narcisista,por eso se cree Alicia en el país de las maravillas, y nunca da su brazo a torcer , todo está perfecto , todo está bien para este muchacho, debería ir donde psicoterapia, su trastorno perjudica a todo el país….Pero vea usted que raro ,solo los empresarios ,el PLN,PUSC si tienen la razón en todo, mas cuando se trata de joder al pueblo.

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