3 COMENTARIOS

  1. Como siempre, todo se reduce a educación. A los pobres no hay que regalarles nada, todo lo contrario, hay que habilitarlos para que ellos mismos puedan generar su propia riqueza, no solo poner la mano y esperar que alguien se apiade.
    Si toda la plata que se a utilizado para andar «de colacho» en asistencialismo se utilizará para educación de calidad a los necesitados, el asistencialismo no sería necesario y tendríamos una sociedad mejor.
    El problema en nuestro país es que cuando se habla de invertir en educación, cteen que es ir y gastarse un dineral en infraestructura que no es prioritaria, o en subirle el salario a un montón de incapaces, lo que se requiere es que la capacitación de docentes sea de los mas altos estándares, como la medicina, que solo los que tienen la vocación puedan ejercer, actualmente cualquier «chambon» se hace docente.

  2. El problema de nuestros países latino-americanos, empieza por la corrupción que se cuela por todas las aristas posibles, la falta de valores, la falta de verdadero amor hacia nuestro suelo patrio; sumado a esto, políticos que en unión de grupos poderosos económicamente, gobiernan en su favor; cargando sobre los hombros de las clases más desprotegidas, todos los tributos; mientras se perdonan las deudas a los económicamente poderosos, privatizando todas las empresas estatales que son rentables. Es aquí donde entran los banqueros «judíos-sionistas» a ofrecer sus dineros a cambio de condiciones desfavorables al país que adquiere sus compromisos con estos banqueros, al final la deuda crece en forma desproporcionada; siempre a cambio de los recursos de estos países; llámese «agua, petróleo, o minerales» por mencionar algunos. Después estos banqueros imponen a estos países sus modelos neo-liberales, a los cuales el papa Juan Pablo II, llamó «capitalismo salvaje». Al final la condición de los más desprotegidos viene ha ser aún más paupérrimas, mientras un reducido grupo de poderosos son archi-millonarios. Es aquí donde empiezan a manifestarse el descontento de los pueblos.

  3. Más que una buena educación y conciencia sobre la realidad del mundo, nuestras sociedades latinoamericanas necesitan un cambio de cultura, dejar la cultura de la apariencia y el deseo por lo banal, mientras nuestras esperanzas se enfoquen en el deseo por los lujos y todo aquello que conlleva un gran gasto de recursos con el único fin de proyectar una imagen en los otros, la industria y los gobiernos no van a cambiar. Mientras nuestros sueños sean ser famosos y millonarios en vez de buenas personas y felices, mientras nuestros anhelos sean los de tener una vida artificial y de desperdicio como las «celebridades» de la televisión, seremos sus esclavos, porque han sido las corporaciones y los bancos quienes han creado la propaganda que genera estos deseos.
    Yo sueño con un mundo (o país por lo menos) donde nadie quiera una mansión y todos tengan un hogar digno, donde nadie desee tener más que los demás y todos tengan lo necesario para ser felices, pero una felicidad real, esa que se siente cuando se ama, cuando se hace deporte, cuando se comparte con amigos, la felicidad de eforzarse en una profesión que mejora nuestra calidad de vida y la de los demás humanos. No esa farsa que nos venden como felicidad. Apelan a nuestros instintos básicos de primate para manipularnos, nuestro deseo de ser parte del grupo para vendernos moda, nuestro deseo de reproducción para vendernos la idea de que la promiscuidad es sinónimo de éxito, nuestro gusto de simio por los metales y piedras brillantes para vendernos esos artilugios inútiles que llaman joyas.
    Como dijo el poeta contemporáneo Tyrone González : «la inseguridad, en estos días es en realidad, una moda más que una necesidad pues el subdesarrollo empieza en la mente de la sociedad»

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