jueves 18, abril 2024
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El destino de los pueblos lo eligen los pueblos

Nietzsche empieza su libro “La voluntad de poderío”, diciendo: voy a contar la historia de los próximos doscientos años…, muy petulante me pareció la primera vez que lo leí, demasiada arrogancia declararse profeta así sin más. Aún cuando el pesimismo de Nietzsche me deprime, es innegable su bagaje cultural y su agudo sentido de la vida en sí misma y de los hombres y su vida común.

Bueno, comencemos por el principio: la profecía es muchas veces un don de la inteligencia, es decir hay profetas de profetas, los hay bíblicos que hacían de su don ser un canal de Dios (Yahve/ Jehová en Alemán) para decirle a los oyentes lo que sucedería de una u otra manera por una u otra razón, especialmente cuando el pueblo saltándose los principios éticos de su relación con Dios, caía en los extremos. Este no es el fondo de lo que escribo.

Cuando Jesucristo dice: “Jerusalén, Jerusalén, no quedará de ti piedra sobre piedra”, Jesús hablaba como hombre y hacía una profecía histórica, él veía que las revueltas políticas del pueblo judío (totalmente racionales y razonables) estaban dando al traste con el principio de tolerancia del Imperio Romano y, antes o después sufrirían sus consecuencias y sucedió, cuando Tito con sus legiones arrasó Jerusalén. Esto es una profecía histórica. 

Hemos podido ver la encarnación de la profecía histórica de don José Ortega y Gasset: La rebelión de las masas. Antiguamente el poder era ejercido por grupos aristocráticos y oligárquicos, pero el pueblo sencillamente obedecía o desobedecía ateniéndose a las consecuencias, mas no podía ejercer el poder. Los ingleses y después Francia, echaron a andar cuerpos legislativos que no entregaban tampoco el poder al pueblo, quitaban un poco de poder a los monarcas pero no daban todo el poder a los ciudadanos. La joven democracia de EEUU aunque nació entre cañones, fue buscando el bien común, no obstante siempre un grupo: “los padres fundadores”, se erigieron centro del poder. 

Cuando se escribe “La rebelión de las masas”, la idea era nueva aunque incomprensible para las mayorías: esa idea se fue generalizando ente los ciudadanos de nuestras democracias lenta e inexorablemente: ya el poder estaba compartido plenamente con todos los estratos sociales. 

En Costa Rica después del año 1948, se fue generalizando la idea del poder compartido, esto en un país capitalista es imposible y todos lo sabemos. Se crearon muchas instituciones de bien común que daban una sensación de solidaridad humana, de paso esa solidaridad fue muy cacareada porque al final unos se hicieron más iguales que sus iguales y llegó una lluvia de prebendas (no para todos ni para todas) que se instauró en esta democracia al dar la vuelta al milenio. 1998-Miguel Rodríguez, 2002-Abel Pacheco, 2006- Oscar Arias, 2010-Laura Chinchilla: a los cuatro se les olvidó lo que fue una cruel coincidencia, ignoraron la ley y no la aplicaron dándole aire y sangre y suero y vitaminas a las pensiones de lujo y hoy por hoy representa un 25% del presupuesto nacional: esto es insalvable. Se ha hablado de “derechos adquiridos”, pero si son “derechos espurios” no son derecho porque van en contra de todos y contra el artículo 73 de la constitución de la República que esta semana cumplió 70 años. 

No puede este gobierno (ni ninguno) pedir más sacrificio al pueblo si le están robando su dinero, para repartirlo entre grupos favorecidos, no se puede ni se debe. ¿No ve don Carlos Alvarado lo que está sucediendo en Chile? ¿Acaso cree que aquí es imposible que suceda? El haber nacido hace apenas cuatro décadas lo expone al olvido. La élite política y empresarial no entiende que está afilando el cuchillo para su propio pescuezo, tal como le advirtió don Pepe en 1942 a los oligarcas salvadoreños, que ignorándolo fueron los culpables del millón de salvadoreños muertos en esa salvaje guerra civil.

Esta Asamblea Legislativa pluralista, aún está a tiempo de evitar que la sangre llegue al río. O se empareja el suelo o todos pagaremos una cuota dolorosa por esta estupidez. 

La historia siempre habla y estos que usufructúan el dinero del estado, serán señalados el día de mañana. La pensión es para vivir con cierta dignidad, no para hacerse rico. 

La única base de una democracia es la justicia social, la de verdad y no la espuria.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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3 COMENTARIOS

  1. De acuerdo, pero no seamos reduccionistas, hay otras variables en esta ecuación social, el doctor Barrantes olvida que nuestro empresariado tiene como uno de sus deportes favoritos el escamotearle impuestos al fisco, o como dicen elegantemente los técnicos de todo pelaje: eluden, y evaden a toda honrar sus pagos a Hacienda. Así que la culpa es compartida y como siempre somos los de abajo los que tenemos que llevar la pesada carga que nos imponen esta bola de zánganos, dizque «empresarios éticos», conste que no todos, pero los que andan en estas sinverguenzadas tragan pinol en cantidades industriales, parece que su galillo nunca se sacia.

  2. “La élite política y empresarial no entiende que está afilando el cuchillo para su propio pescuezo”, debería leer más despacio. Ahora aquí traga pinol el grande y el chiquito-público y privado.

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