jueves 1, junio 2023
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«España pasa por dificultades políticas, pero tenemos herramientas para solventarlas»

Madrid, 9 nov (Sputnik). – España se enfrenta este domingo a sus cuartas elecciones en cuatro años, en un contexto complicado, marcado por la fragmentación política, el bloqueo institucional, la crisis en Cataluña, el auge de la ultraderecha y síntomas de desaceleración económica, aunque con herramientas para afrontarlo, según Irene Lozano, secretaria de Estado de la España Global.

En una entrevista con Sputnik, Lozano (Madrid, 1971), admite que el escenario es complicado, pero señala que muchos países europeos viven una situación de incertidumbre similar y, además, subraya que España tiene «herramientas democráticas» para afrontarlo.

Irene Lozano es una de las figuras clave dentro del plan puesto en marcha por el Gobierno español del socialista Pedro Sánchez para defender la reputación de país en el mundo y, sobre todo, contrarrestar el relato del independentismo catalán. A su modo de ver, esta tarea se está realizando de forma exitosa y, actualmente, tanto la comunidad internacional como los medios extranjeros llegaron a un punto de «fatiga informativa» sobre el asunto.

A continuación la entrevista con Irene Lozano:

PREGUNTA.- Tras las últimas elecciones los partidos políticos no fueron capaces de armar una mayoría para formar Gobierno, lo que llevó al país a una repetición de elecciones, las cuartas en cuatro años. ¿Cree que el bloqueo político mina la credibilidad internacional del país?

RESPUESTA.- Todo el mundo sabe que desde el año 2008 se vivió una crisis financiera y económica de dimensiones brutales y que eso ha derivado en una crisis política en muchos países. ¿Qué países no tienen problemas políticos hoy en día? Hay crisis institucionales, problemas con el nacionalismo, la ultraderecha, con el fascismo…

Son unas elecciones en las que hay bastante incertidumbre, pero no eso no es algo exclusivo nuestro. Reino Unido celebra elecciones el 12 de diciembre y también hay incertidumbre. A España no le pasa nada que no esté pasando a otros países de su entorno.

El hecho de que España tenga que celebrar otras elecciones anticipadas me parece de lo menos malo. Mi abuela votó en la década de 1930 y después estuvo 40 años sin votar. Si le dijeran a mi abuela hay que votar cuatro veces en cuatro años diría que bienvenido sea. Por suerte tenemos mecanismos democráticos que nos permiten solventar los problemas políticos.

P.- ¿Cuál es la vía para gestionar la fragmentación parlamentaria? Cuestiones como la crisis catalana o la desaceleración económica hacen que la situación sea diferente a la de la pasada legislatura, cuando el PSOE negoció con Podemos. ¿Hacia dónde mirará Pedro Sánchez en busca de pactos si, tal y como apuntan las encuestas, el PSOE es el partido más votado el domingo?

R.-Yo creo que cualquier solución tendrá que pasar por el Partido Socialista. Por supuesto tienen que votar los ciudadanos y eso es lo primero que hay que respetar. Pero si como parece la lista más votada es la del Partido Socialista, espero que todo el mundo lo asuma.

Hay una regla de oro de la democracia, que es que gobierna la mayoría. Pero hay otra que es si tú no puedes gobernar, dejas que gobierne quien puede. Es decir, aquí lo que ha sido terrible del comportamiento de otros partidos en estos meses pasados es que no siendo ellos capaces matemáticamente de armar una mayoría, han bloqueado las posibilidades de que lo hiciera el Partido Socialista.

P.- Estos partidos dicen que la responsabilidad fue de Pedro Sánchez, que no llegó a fraguar acuerdos pese a no tener mayoría para gobernar en solitario.

R.- Yo creo que con los resultados electorales en la mano, el domingo por la noche y el lunes por la mañana, lo fundamental es que cada uno asuma con realismo cuál es su posición y que a partir de ahí se puedan establecer negociaciones honestas sobre la realidad, porque ahora estamos hablando de hipótesis.

P.- Una de las cuestiones de la campaña está siendo Cataluña. En las últimas semanas vimos por primera vez disturbios en protestas independentistas. Usted está en contacto constante con diplomáticos y representantes extranjeros para mantener el control de la narrativa del conflicto político. ¿Cree que las recientes imágenes dieron visibilidad internacional al independentismo o, por el contrario, sirvieron para minar su credibilidad?

R.- Les hace perder credibilidad, clarísimamente. Pero no solamente por los disturbios que hubo esa semana, sino por algo que a mí me parece más preocupante, que es que los líderes políticos independentistas tienen una actitud muy preocupante de minimizar la violencia. No hace falta más que estudiar un poco la historia del siglo XX para saber que la violencia política se da cuando los líderes políticos la legitiman, justifican, comprenden, o minimizan. Eso está ocurriendo, y te diría que lo que menos me preocupa de eso es cómo puede afectar a la imagen del independentismo.

P.- Pese a que en las últimas semanas el asunto catalán volvió a acaparar atención internacional, desde la España Global sostienen que hay una fatiga informativa al respecto. ¿La comunidad internacional está cada vez menos interesada en el tema catalán?

R.- Efectivamente, nosotros ya habíamos percibido una fatiga informativa respecto a este asunto. Desde fuera está asumido que esto es un problema político de España, que es el segundo país más descentralizado del mundo, respecto a una de sus regiones. Esa es una percepción bastante instalada en la comunidad internacional que nosotros detectamos antes incluso de que hubiera movimientos violentos.

Ahora, además, esos movimientos les suponen una pérdida de credibilidad evidente porque su discurso desde 2012 estaba basado en la desinformación. Ellos han ido presentándose ante el mundo con unos atributos que no son reales, diciendo que esto es un problema de libertades y de democracia. No, mire, esto es un problema político que se resolverá políticamente, pero fundamentalmente es un problema entre catalanes.

Más de la mitad de los catalanes no quieren independizarse. Y eso es lo que la Generalitat actualmente no reconoce. Los independentistas nunca tuvieron en las elecciones más de un 47 por ciento, pero esto fuera no se percibía suficiente. Cuando nosotros explicamos esto la percepción cambia bastante. Insisto: esto no es un problema de Cataluña con España, esto es un problema de la mitad de los catalanes con la otra mitad de los catalanes.

P.- Siendo cierto que los independentistas son menos del 50 por ciento, no es menos verdad que una amplia mayoría de los catalanes apuesta por un referéndum para solucionar el conflicto. Pedro Sánchez ha dicho de forma repetida que no permitirá la celebración de un referéndum. ¿Cómo se soluciona esto entonces?

R.- Ahora mismo lo más urgente es distanciarse con toda claridad de la violencia y de los grupos violentos de distinto tipo que han aparecido, distanciarse de la legitimación del discurso violento y dialogar entre catalanes.

Es como si vas a un restaurante y lo primero que te preguntan es qué vas a tomar de postre. No, lo que quiero es empezar por el primer plato. ¿Cómo vas a hablar de negociar o de si tiene que haber o no un referéndum cuando están justificando o comprendiendo o minimizando la violencia en las calles, que en sí mismo está destinada aumentar su poder de negociación?

No, vamos a ir por partes. Primero usted acredite el pacifismo de la propia sociedad catalana. En segundo lugar, mire a los ojos a esa mitad de los catalanes que no quieren independizarse. Y después ya seguiremos hablando de todo lo demás, pero no se puede empezar a comer por el postre.

P.- En la crisis de 2017 se habló mucho del presunto apoyo de medios de comunicación rusos al independentismo catalán, así como del uso de bots en redes sociales, cuyos servidores estaban situados en Rusia para influir en el debate público al respecto. Desde la llegada de Pedro Sánchez al poder, ustedes han monitorizado la actividad de la prensa extranjera respecto al independentismo. ¿Sus análisis ofrecen alguna evidencia al respecto?

R.-Desde que el ministro de Exteriores, Josep Borrell, llegó al cargo en julio de 2018, uno de los mandatos urgentes era analizar y contrarrestar internacionalmente el relato independentista. Llevamos más de un año haciéndolo. El Gobierno de España se ha esforzado en comunicar que aquí lo que hay es una gran campaña de desinformación llevada a cabo por el aparato independentista.

Hemos observado un proceso general en el que, a partir de que el Gobierno España empieza a trabajar para difundir los hechos, muchos medios de comunicación y representantes de think tanks han ido variando su postura. En ese sentido, la realidad es que los medios rusos muestran un comportamiento semejante al del resto de países.

P.- Actualmente hay cursadas órdenes europeas de detención contra líderes independentistas huidos a Bélgica y Reino Unido. En el pasado, estos países rechazaron la entrega de estas personas. ¿Se puede generar un conflicto diplomático si vuelven a hacerlo?

R.- Somos miembros de la Unión Europea. Eso significa que nos basamos en unos ordenamientos jurídicos que están acreditados. Los de todos y respecto a todos, porque el sistema de cooperación judicial es recíproco. Por lo tanto, cuando España le pide a otro país, basándose en una sentencia de nuestro Tribunal Supremo, que entregue a una determinada persona, lo que pedimos es que se confíe en la justicia española del mismo modo que nosotros confiamos en la justicia de los demás países.

P.- Los antecedentes no son muy halagüeños para España. ¿Es optimista sobre que las órdenes saldrán adelante?

R.- Bueno, la situación ha cambiado mucho porque ahora hay una sentencia del Tribunal Supremo que ha condenado a una serie de personas por delitos que en algunos casos son iguales o parecidos a los que se reclama ahora a estas personas. Nuestro sistema ha funcionado. Nadie puede poner en duda ni desconfiar de la justicia española. Hasta el abogado de uno de ellos dijo que había sido un juicio justo.

P.-Además del tema catalán, otro de los puntos centrales de esta campaña es el posible auge del partido ultraderechista Vox, que ya irrumpió con fuerza (aunque menos de la que pronosticaban las encuestas) en abril. En los últimos meses España recuperó algo de su peso institucional en Europa. ¿Están los socios comunitarios preocupados por el ascenso de Vox?

R.- Primero vamos a ver cuáles son los resultados, en abril parecía que entraban con fuerza y al final no fue tanto. Además, aunque se cumplieran las mejores encuestas para Vox, seguiríamos teniendo menos porcentaje de ultraderecha que otros países.

Hace un año éramos el único país de Europa que no tenía partidos de ultraderecha en las instituciones. Eso era una bendita rareza. Ahora nos está pasando lo mismo que a ellos, y los socios lo ven como una consecuencia de la crisis que todos hemos pasado.

P.- Parece como si la Unión Europea hubiera llegado a un punto en el que no le preocupa que en uno de sus miembros crezca la ultraderecha…

R.- Claro que hay preocupación evidente en todos los gobiernos europeos. Todos conocemos la historia de la ultraderecha y del fascismo en Europa, y sabemos cuál es su peor rostro. Es una preocupación para los demócratas.

P.- Usted llegó algo tarde a la cita para la entrevista porque le surgió una reunión de urgencia en relación con la organización de la cumbre del clima. ¿Cómo están siendo los trabajos? Debe ser difícil organizar un evento así en unas semanas…

R.- Es difícil de gestionar porque vamos a gran velocidad. Muchos países preparan esto con uno o dos años de anticipación, pero bueno, suplimos la falta de tiempo con motivación y la energía.

Primero Brasil iba a organizar la cumbre y cuando ganó Bolsonaro dijo que no lo organizaba. Después se iba a encargar Chile, pero finalmente tampoco podrá organizar la cumbre. Había una situación de emergencia sobre la emergencia climática. Por eso nosotros cogimos el testigo y nos ofrecimos como sede anfitriona, pero con Chile presidiendo la cumbre. Eso es algo que solo puede hacer España por nuestros vínculos tan especiales con América Latina.

Hay mucha gente deseando que la cumbre no fracase porque están en contra de todo lo que sea lucha contra el cambio climático, pero nosotros nos encargaremos de que no sea así. (Sputnik)

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