Moscú, 12 nov (Sputnik).- El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) emitió un fallo según el cual Rusia debe pagar un total de 28.500 euros de indemnización a una joven rusa por los daños morales que sufrió durante la detención de su padre.
El Tribunal «decreta que el Estado demandando pague a la demandante (…) 25.000 euros, más cualquier impuesto que pueda ser exigible, por daños morales, y 3.500 euros, más cualquier impuesto que pueda exigirse a la demandante, respecto a los costos y gastos», dice el fallo.
El 31 de mayo de 2008, la demandante anónima –entonces una chica de nueve años– presenció el arresto de su padre, agente de la policía en la ciudad rusa de Apsheronsk, en la región de Krasnodar (sudoeste).
De acuerdo con la versión oficial, el padre de la menor fue detenido por el Servicio Federal de Control de Drogas (FSKN, por sus siglas rusas) en el marco de una operación encubierta: el día 30 entregó cannabis a un agente secreto del FSKN, y este le pagó al día siguiente.
Durante el arresto fue registrado su automóvil, donde fue hallada una mochila con dinero; la detención se realizó cuando el padre acompañaba a su hija tras un evento en su colegio para celebrar el fin del año escolar.
Según la demandante, el agente secreto –conocido de su padre con el que trabajaron juntos en la policía– se encontró con el acusado, hablaron en su coche y luego el agente le dejó la mochila y se fue para comprar cigarrillos; nunca regresó.
Después llegaron agentes del FSKN que lo tiraron al suelo, empezaron a golpearlo, y luego le dijeron que lo arrestaban por venta de drogas. Primero cerraron a la chica en el vehículo, pero en algún momento logró huir.
Las autoridades rusas se negaron a abrir un expediente penal por abuso de poder, al subrayar que tomando en consideración la corta edad de la demandante y el hecho de que padecía una enfermedad cardíaca, «la detención de su padre en sí misma pudo haber provocado un estrés postraumático».
Después de lo sucedido, según los materiales del caso, la joven «empezó a gritar y mojarse mientras dormía, sufrir ataques de pánico cuando estaba sola, dejó de comunicarse con otros niños, se hizo reservada, perdió su vivacidad, tuvo dificultades a la hora de hablar y desarrolló un temblor que afectaba su cara y extremidades». (Sputnik)