Tokio, 24 Nov (ACI Prensa).- Este domingo 24 de noviembre a las 10:45 a.m., hora de Japón, el Papa Francisco visitó el Monumento de los Mártires de Nagasaki, desde el cual llamó a levantar la voz para que se garantice la libertad religiosa en todo el mundo y no se manipulen las religiones.
Francisco llegó a este lugar luego de pronunciar en el Atomic Bomb Hypocenter Park un mensaje contra el uso de las armas nucleares. El Pontífice llegó a Nagasaki en horas de la mañana directamente de Tokio, a donde arribó ayer en la tarde tras culminar su visita a Tailandia.
El Monumento de los Mártires de Nagasaki fue inaugurado en 1962, a cien años de la canonización de San Pablo Miki y sus 25 compañeros mártires asesinados durante la persecución religiosa el 5 de febrero de 1597 luego de haber caminado en la nieve unos mil kilómetros desde Kioto. Entre los mártires hubo tres jesuitas, seis franciscanos y laicos, entre extranjeros y japoneses. Todos fueron crucificados. Desde su cruz, San Pablo Miki predicó su último sermón.
Aunque el monumento está dedicado a ellos, no se trata de los únicos mártires de la Iglesia en Japón. El 24 de noviembre de 2008 fueron beatificados otros 188 mártires, asesinados entre 1603 y 1639, pues el cristianismo había sido prohibido al ser considerado un «elemento de influencia occidental y un peligro para el orden social y religioso». Entre estos mártires hay laicos, mujeres, niños y unos cuantos religiosos. El que encabezó la lista fue el sacerdote jesuita Pierre Kibe.
Francisco llegó al museo en una mañana lluviosa. Fue recibido por el director del museo, un sacerdote y hermano jesuita. Además, recibió de una familia un arreglo floral que depositó frente al memorial donde están las reliquias de los 26 mártires.
Asimismo, luego de incensar las reliquias, el Pontífice encendió una vela entregada por un descendiente de los cristianos perseguidos.
“En este lugar también nos unimos a los cristianos que en diversas partes del mundo hoy sufren y viven el martirio a causa de la fe”, expresó el Papa ante los asistentes.
“Mártires del siglo XXI –afirmó– que nos interpelan con su testimonio a que tomemos, valientemente, el camino de las bienaventuranzas. Recemos por ellos y con ellos, y levantemos la voz para que la libertad religiosa sea garantizada para todos y en todos los rincones del planeta”.
Asimismo, citó el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado en Abu Dabi en febrero de 2019 para pedir que también se levante la voz “contra toda manipulación de las religiones ‘por políticas integristas y de división y por los sistemas de ganancia insaciables y las tendencias ideológicas odiosas, que manipulan las acciones y los destinos de los hombres’”.
Sobre el santuario construido en Nagasaki, el Santo Padre aseguró que es un lugar que, “más que de muerte, nos habla del triunfo de la vida”. Recordó que San Juan Pablo II en su visita de 1981 “vio este lugar no sólo como el monte de los mártires, sino como un verdadero Monte de las Bienaventuranzas, donde podemos tocar el testimonio de hombres invadidos por el Espíritu Santo, libres del egoísmo, de la comodidad y el orgullo. Porque aquí la luz del Evangelio brilló en el amor que triunfó sobre la persecución y la espada”.
Asimismo, dijo que este lugar anuncia la Pascua al recordar que la última palabra “no pertenece a la muerte sino a la vida” con la resurrección prometida por Cristo. “Su testimonio nos confirma en la fe y ayuda a renovar nuestra entrega y nuestro compromiso, para vivir el discipulado misionero que sabe trabajar por una cultura, capaz de proteger y defender siempre toda vida, a través de ese ‘martirio’ del servicio cotidiano y silencioso de todos, especialmente hacia los más necesitados”, señaló.
“Que la Iglesia en el Japón de nuestro tiempo, con todas sus dificultades y promesas, se sienta llamada a escuchar cada día el mensaje proclamado por San Pablo Miki desde su cruz, y compartir con todos los hombres y mujeres la alegría y belleza del Evangelio, Camino, Verdad y Vida”, añadió.
En ese sentido, Francisco invitó a pedir “Nuestra Señora, Reina de los Mártires, a San Pablo Miki y a todos sus compañeros que a lo largo de la historia anunciaron con sus vidas las maravillas del Señor, que intercedan por vuestra tierra y por la Iglesia toda, para que su entrega despierte y mantenga viva la alegría por la misión”.
Antes de retirarse, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus dominical.
A las 2:00 p.m. hora de Japón, el Pontífice presidirá la Misa en el estadio de béisbol y a las 4:35 p.m. partirá en avión hacia Hiroshima, la otra ciudad que sufrió la bomba atómica en 1945, para tener un encuentro por la paz. En horas de la noche Francisco regresará a Tokio.

Papa Francisco: “Tenemos necesidad de la trascendencia de la Iglesia en Asia”
El Papa Francisco afirmó que la Iglesia en los países occidentales “tenemos necesidad” de la trascendencia de la Iglesia en los países asiáticos.
“La Iglesia en Asia es una Iglesia con una dimensión de trascendencia, porque en la cultura de estos países hay una mentalidad de que no todo termina en la tierra. Esta dimensión de trascendencia hace bien a los países occidentales. Tenemos necesidad de ello”.
El Papa se expresó así durante la conversación que mantuvo con los obispos de Japón tras el discurso oficial que pronunció ante ellos este sábado 23 de noviembre en la nunciatura apostólica de Tokio, en el viaje apostólico que está realizando a este país asiático.
La primera pregunta que los obispos plantearon al Pontífice fue sobre la intención que tenía el Papa, cuando era un recién ordenado P. Bergoglio, de acudir a Japón en misión.
En su respuesta, el Santo Padre señaló que “yo deseaba venir como misionero cuando estudiaba filosofía. Me atraía mucho, no sé por qué, pero Japón me atraía. Era un lugar de misión, quizás fuese por la belleza”.
“Posteriormente, durante los tres años de magisterio, realicé una petición formal al General, que había sido elegido hacía poco, al P. Arrupe. Sin embargo, como me habían extraído una parte del pulmón, él respondió: no, tu salud no te lo permite”.
El P. Arrupe explicó al ahora Papa en su respuesta que “debía canalizar el celo apostólico hacia otra dirección. Un poco me hizo pensar que solo viviría unos años más. Pero me tomé mi revancha y, cuando fue Provincial, me ‘vengué’ enviando cinco jóvenes a Japón”.
En una segunda pregunta, preguntaron al Papa Francisco dónde encontró la fotografía del niño de Nagasaki que lleva en su espalda el cuerpo de su hermano muerto como consecuencia de la explosión de la bomba atómica.
“No lo recuerdo bien”, reconoció el Pontífice. “Pero ya era Papa. Alguno me la mandó, creo que fue un periodista, y cuando la vi, me tocó el corazón. He rezado mucho mirando esa fotografía, y me vino a la mente publicarla y usarla como una estampa para distribuir. Únicamente le añadí un título: ‘El fruto de la guerra’. Y la distribuí por todos sitios. Cada vez que podemos, la distribuimos, y ha hecho mucho bien”.
A continuación, se le preguntó por el mensaje principal que pretende transmitir durante su estancia en Japón: “Mi primer mensaje ya lo transmití a los jóvenes en el aeropuerto. Había muchos, y unos me dijo: ‘¡Denos un mensaje a los jóvenes!’. Yo lo miré y le dije: ‘Camina, camina siempre, y tal vez te caigas, pero de ese modo aprenderás a levantarte y a progresar en la vida’”.
“Luego comprendí que el inconsciente me había traicionado, porque era un mensaje contra el perfeccionismo y el desaliento de los jóvenes cuando no obtienen lo que quieren, y hay tantas depresiones, suicidios y problemas que conocéis”.
El Papa también reveló que una palabra clave de su mensaje en Japón será la “cercanía”. Cercanía “a la familia y, sobre todo, a los sacerdotes y consagrados, hombres y mujeres, catequistas que no se desaniman, que permanecen cercanos al pueblo de Dios para que el mensaje llegue”.