viernes 29, marzo 2024
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El violador eres tú

<<¿Qué puedo decir? ¡Ah! Hace bastante tiempo mi amigo Cicerón me recordó algunas de sus palabras a propósito de la brevedad de la vida. En dicha ocasión me hizo distinguir entre «durar» y «vivir». Y los que elegimos la última opción nos damos a la libertad. Y con ello abrigamos, en una mejor dimensión, los retos, las reflexiones y los enigmas; la telúrica conmoción de ser uno mismo en tierras donde no hay nada garantizado, donde cada ventana abierta es una mirada a lo quebradizo del paisaje. Sin embargo, al embarcarnos con autenticidad en esta travesía, descubrimos que navegamos, que no estamos anclados durando, dejando abandonada la propia respiración en lo banal, en la banalidad. Porque con la libertad nos enfrentamos a sus infinitas posibilidades; para mí ella significa ser mar adentro. Entender que todo cambia, que nada es permanente, que las aguas que navegamos encierran mapas insospechados donde se esfuman y emergen, escapan y retornan, incontables imágenes de nuestro íntimo devenir, porque hay que despertar y arriesgar, y quizá sea ello, también, el fundamento de toda revolución social: despertar, luchar y arriesgar colectivamente.>>

De alguna manera quiero extrapolar lo que dije y todavía siento, en el contexto de la revolución social que recorre América Latina y que ya se cuece en Costa Rica. El arte -la recuperación de la calle- la búsqueda de nuevos lenguajes estéticos y colores inéditos, es lo que mejor denuncia los atropellos del Estado y los que acometen los clanes oligárquicos de todo fuste; es lo que puede motivar, servir de acicate, para enaltecer la rebeldía social y alejarla de la banalidad. La protesta social es mar adentro, muy osada, cuando se denuncia al patriarcado, al Estado y a sus militares y policías, al presidente, al clero, a los diputados, a los magistrados, a la prensa y a sus plutócratas… pero mejor devenir no puede haber. Hay que despertar y arriesgar lo que la vida nos pida y podamos dar.

¡Jóvenes, dancen pues, al son de los libros, el graffiti, el caracol, la poesía y los malabares; reflexionen, sientan, construyan un mundo mejor, sin verdades absolutas, la revolución social que ya nació y las que vienen!

(*) Allen Pérez es Abogado

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2 COMENTARIOS

  1. Al calor de un buen purito, todo se admite, pensando que la libertad es libertinaje. El cangrejo ve su meta muy cerca, cuando las mayorías acertamos hacia donde corre. Lástima desperdiciar la valiosa vida, cuando bien podríamos dejar profundas reales raíces en hijos, nietos, etc. Lamentable disimular la corrupción y los verdaderos problemas socio-económicos, priorizando y anteponiendo estos temitas de mier…, que sabemos, cuáles son su estratega finalidad.

  2. «la telúrica conmoción de ser uno mismo en tierras donde no hay nada garantizado, donde cada ventana abierta es una mirada a lo quebradizo del paisaje»
    Hermosas palabras don Allen, bellísima analogía del sentimiento al que se enfrenta el humano que se reconoce a sí mismo únicamente como tal. Quien entienda que los miles de millones de personas que se refugian en sus muy diversas mitologías y costumbres, para dar sentido y propósito a su existencia, no son más que víctimas de la tan compleja y única inteligencia que hemos desarrollado los homosapiens. No puede más que sentirse excluido de una sociedad, que a pesar de acceder al poder de la materia desde su forma más básica, modificar la geografía y hasta el clima del planeta, sigue negando nuestro origen animal al mismo tiempo que persigue el mismo objetivo de todos los demás animales, reproducirse lo más que pueda y dejar a su descendencia la mayor cantidad de recursos posibles para su éxito en la misma misión de todas las «máquinas de supervivencia», transmitir genes. Independientemente de la mitología predominante en el entorno geográfico, social y temporal de cada individuo, quien sea que dude de la veracidad y necesidad de tal enseñanza no encuentra más que un diminuto puñado de seres afines y una avalancha de desprecio y prejuicio por parte de las mayorías, obligando en algunos casos, a tales seres a suicidarse, en otros, fueron y son asesinados. Tengo fé de que nuestra gigantesca tribu de simios puede escapar del trágico destino auto impuesto de la extinción, pero lo que veo a mi alrededor a través mi experiencia personal e Internet, es que, como una gran estrella que resplandece en el universo durante milenios, la humanidad también sucumbirá ante su propio peso al agotar los recursos que mantienen el delicado balance de su existencia.

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