viernes 29, marzo 2024
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¿Cómo enfrentar la epidemia de obesidad y sobrepeso en Costa Rica?

Actualmente, la población costarricense presenta un perfil epidemiológico alarmante donde más de la mitad de los adultos padecen de exceso de peso.

Según la Encuesta Nacional de Nutrición, el sobrepeso y la obesidad afectan al 67% de las mujeres y al 62% de los hombres adultos del país.

El auge de la obesidad y el sobrepeso ha sido explosivo, no sólo en el país, sino en el mundo entero: según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en América Latina y el Caribe, por cada persona que sufre hambre, más de seis sufren sobrepeso.

El sobrepeso y la obesidad afectan la salud y el bienestar de las personas desde las primeras etapas de desarrollo. Estas condiciones pueden comprometer el sistema inmunológico incrementar la susceptibilidad a enfermedades transmisibles y la aparición cada vez más temprana de enfermedades no transmisibles.

Pero la obesidad no sólo amenaza la salud, sino la vida de las personas, según el Estudio de la Carga Global de Enfermedades de la revista médica The Lancet 2019, la mala alimentación cobra más vidas que el tabaco y está vinculada a una de cada cinco muertes en todo el mundo.

Las cifras son desalentadoras y requieren de una respuesta inmediata. ¿Cómo podemos garantizar una adecuada salud para las generaciones actuales y futuras? La clave está en reformar y transformar el sistema alimentario, tanto en Costa Rica como en el resto del planeta.

Un sistema alimentario es el conjunto de actores, actividades e interacciones que determinan la cantidad, la calidad y la diversidad de los alimentos disponibles para el consumo. En la actualidad, los sistemas alimentarios han sufrido grandes cambios, que han resultado en una sobreoferta de alimentos de bajo costo, pero con altos contenidos de azúcar, grasas y sodio. La otra cara de la moneda es que los alimentos saludables como las verduras, las frutas y las leguminosas tienen un acceso físico y económico más limitado.

Para cambiar esta situación, es urgente promover estrategias y políticas públicas que incentiven el consumo de alimentos saludables y que garanticen su disponibilidad y acceso. En Costa Rica se llevarán a cabo estudios que permitirán identificar el modelo de canasta básica que garantice el acceso económico a una alimentación saludable. Las personas requieren tener un mejor acceso y disponibilidad a alimentos locales nutritivos y a una educación nutricional adecuada según su contexto.

Debemos trabajar en fortalecer los programas de educación alimentaria y nutricional que fomenten desde la niñez hábitos alimentarios saludables, con el propósito de reducir la inseguridad alimentaria y prevenir la aparición de enfermedades no transmisibles asociadas con la sobrealimentación, como Diabetes Mellitus, colesterol alto, problemas cardíacos y presión alta.

Para mejorar la problemática de malnutrición en el país, se deben poner en marcha políticas públicas que transformen los sistemas alimentarios y de salud, con el fin de que todos los alimentos que lleguen a nuestros platos sean nutritivos y se comercialicen de forma justa y sostenible.

Pero no todo es trabajo del Gobierno: ganar esta lucha requiere contar con el apoyo y el compromiso de todas las instituciones del sector público y privado, la sociedad civil, los medios de comunicación y la academia.

Desde la FAO, estamos apoyando al Gobierno en la revisión y actualización de las Guías Alimentarias. Estas guías serán una herramienta esencial para la transformación de los sistemas alimentarios, desde la producción hasta el consumo, con una perspectiva multisectorial.

Las guías buscarán promover una alimentación saludable y sostenible que incorpore principios como la disminución de los desperdicios de alimentos, revitalización de la cultura gastronómica costarricense, el consumo de productos frescos locales y la disminución del consumo de alimentos procesados.

Asimismo, se ha trabajado con el Ministerio de Salud y otras instituciones gubernamentales para generar un proceso de articulación intersectorial e interinstitucional en alimentación y nutrición, que permita dar una respuesta coordinada al sobrepeso y la obesidad.

Cumplir los 17 Objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible requiere transformar los sistemas alimentarios para garantizar una mejor alimentación para toda la ciudadanía, ahora y en el futuro, de forma adaptada al cambio climático.

De lo contrario veremos a una generación golpeada por la malnutrición, viviendo día a día con esas consecuencias, y poniendo en riesgo su bienestar y su vida misma por no poder acceder a una alimentación sana y nutritiva.

(*) Adoniram Sanches Peraci, Coordinador Subregional de la FAO para Mesoamérica y Representante en Panamá y Costa Rica.

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