4 COMENTARIOS

  1. He tenido ocasión de leer y comentar con algunos compañeros que también han leído esta columna, los textos que han ido apareciendo. Felicitó al profesor que ha tenido esta iniciativa, ya que hemos podido leer e ilustrarnos sobre lo que está haciendo el Doctorado en Derecho y lo que piensan quienes se están formando allí.

    Me han dado ganas de hacer este comentario porque considero que «entrarle» a un autor como Luhamann no es fácil. Se trata de un autor complicado para leer y entenderlo, sin embargo, su teoría de sistemas nos permite tener un aparato conceptual para entender muchos situaciones que se presentan en el Derecho; en palabras sencillas, solo personas con poca o ninguna cultura jurídica pueden decir que este autor no sirve para nada. Ahora bien, lo que se plantea en el artículo, especialmente, en la conclusión resulta debatible, ya que una lectura más profunda de la obra luhmanniana no permitiría afirmar que ha «olvidado equilibrio entre la conducta infractora de las reglas de convivencia y la respuesta del sistema social y legal bajo las máximas de proporcionalidad y razonabilidad en el uso del ius puniendi -derecho de castigar».

    Me parece que la sociedad al igual que las conductas infractoras están en constante mutación y generan procesos autopoiéticos que dejan desfasadas las categorías dogmáticas que conocemos en el Derecho. Esta situación implica que la autoregulación de todo el sistema tarde en darse y muchas veces, cuando ya se obtiene cierta estabilidad, nuevamente, se dan mutaciones nuevas y procesos autopoiéticos que vuelven a generar inestabilidad en el sistema.

    La proporcionalidad y la razonabilidad son categorías que se han inventado para intentar, compensar los desfases del sistema. No obstante, con ello se aumenta la subjetividad de las personas que toman decisiones dentro del subsistema jurídico y fuera de él. Este aspecto es sumamente delicado, debido a que genera que unos actores tengan más poder que otros en las decisiones que afectan al todo, ya que no se trata de situaciones aisladas sino de aspectos que impactan a toda la sociedad.

  2. Le agradezco mucho su comentario. Coincido con usted en cuanto a que este ha sido un proyecto interesante de parte del programa de Doctorado en Derecho de la Universidad de Costa Rica, de mucho provecho para mí como estudiante y ahora veo que para otras personas interesadas también. En efecto, toda teoría o planteamiento teórico, serio y formal (como evidentemente lo es el de Luhmann), resulta de utilidad académica y, en algunas ocasiones, hasta práctica. Aun en la crítica y la dificultad de comprensión que representa hay riqueza. Por otro lado, el debate que usted propone es muy válido; sin embargo, debo acotar que la proporcionalidad y la razonabilidad, aunque son criterios poco precisos, no representan por sí mismos un sinónimo de arbitrariedad. Todo lo contrario, al momento de tomar esas consideraciones, la autoridad judicial (en material penal) se mueve en un rango punitivo definido por ley, de cuyo mínimo y máximo no puede separarse y es en ese intermedio dentro del cual debe ponderarse, a mi criterio, las particularidades de cada caso para la fijación de una pena, porque aun y cuando dos conductas distintas encuadren en una misma descripción típica, las condiciones personales de los sujetos activos y pasivos, así como las dinámicas y motivos determinantes son tantos como estrellas en el cielo y a eso me refiero cuando me atrevo a lanzar una crítica a la posición luhmanniana en el sentido de que, para él, las diferencias sociales carecen de relevancia en términos de aplicación de una sanción. Además, no puede negarse rotundamente que, en toda decisión judicial, siempre media alguna cuota de subjetividad controlada por límites legales y derechos fundamentales. Saludos y, de nuevo, gracias por su retroalimentación.

  3. Muy interesante para una persona ajena al derecho conocer un poco sobre la sociología del derecho, desde el debate en el artículo sobre maltrato animal he pensado algunas cosas que creo tienen que ver con el tema.

    Primero que aunque algunos calificaron como falaz el argumento de que si una persona es cruel con un animal también lo puede ser con una persona, y es un hecho científicamente demostrado que hay cierta correlación. El problema de nosotras las personas ignorantes de todas las herramientas del derecho, la psicología y la sociología, es que la única herramienta que conocemos contra las personas dañinas es la cárcel, y aunque sepamos que pueden haber mejores soluciones no podemos ni imaginar cuáles, entonces pedimos cárcel, y los políticos, que tampoco son mucho más inteligentes que uno, principalmente en esta asamblea legislativa, pues dan lo que la gente pide y les es más fácil. Pero concuerdo completamente con la articulista en su opinión sobre este aspecto en éste y en aquel debate, las penas ejemplarizantes son inútiles y la población se ve muy afectada por el «periodismo» que refuerza esa falsa perspectiva.

  4. Hay también una conclusión del señor Luhmann que me gustaría debatir : «las conductas humanas solo son socialmente relevantes cuando otra persona las observa y le son un hecho significativo, o bien, cuando los individuos verbalizan sus pensamientos que, de no ser así externados, quedarían en la conciencia y no en la realidad.»

    Tengo la percepción de que nuestra conciencia es nuestra realidad individual, y aunque no externemos nuestros pensamientos éstos influyen en nuestro comportamiento, si influyen en el comportamiento ya sea consciente ó inconscientemente, influyen en la realidad de otros por lo tanto serían socialmente relevantes.

    En base al ejemplo de actor A y actor B creo que el autor se refería a externar únicamente mediante palabras, si es así creo que está equivocado. Un ejemplo sería que el actor A (el que vió) cree que el actor B es un ladrón y no se lo dice a nadie, pero después el actor B está buscando trabajo y es el actor A quien podría contratarlo, el actor A nunca le ha dicho ni le va a decir a nadie que cree que el actor B es un ladrón, pero aún así su consciencia influye en su decisión y por tanto en otra realidad.

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