Madrid, 5 ene (Sputnik). – Diputados de distintos partidos políticos españoles de carácter progresista denunciaron este domingo estar recibiendo presiones para romper la disciplina de voto de sus grupos y boicotear la investidura del candidato socialista Pedro Sánchez.
«Nosotros lo tenemos muy claro, todos vamos a votar a favor y no aceptamos ningún tipo de presiones”, dijo este sábado la ministra de Defensa en funciones y diputada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Margarita Robles.
Sánchez se someterá el próximo martes a la segunda votación de su sesión de investidura, en la que está previsto que reciba la confianza del Congreso de los Diputados para formar Gobierno.
El candidato socialista cerró en las últimas semanas una serie de acuerdos que le garantizan ser investido por mayoría simple gracias al voto favorable de 165 diputados y la abstención de otros 18, lo que deja la cuenta de votos negativos en 165.
Varios diputados progresistas denunciaron en las últimas horas estar recibiendo presiones tanto de forma pública como privada votar en contra de la investidura pese a los acuerdos suscritos por sus partidos.
Los partidos de la derecha y la ultraderecha española se oponen firmemente a la investidura de Sánchez, al que consideran un “traidor” que pone en riesgo la unidad de España al aceptar el apoyo parlamentario de formaciones independentistas para poder formar Gobierno.
En ese sentido, la portavoz del grupo liberal Ciudadanos, Inés Arrimadas, hizo un llamamiento público desde la tribuna del Congreso a los parlamentarios del PSOE –el partido de Sánchez– para boicotear la investidura.
En concreto, les pidió seguir el ejemplo de Ana Oramas, diputada de la formación regionalista Coalición Canaria, que romperá la disciplina de voto de su partido para oponerse a la investidura.
“¿No hay ni un solo valiente entre toda la bancada socialista que cambie su voto como hoy ha hecho Ana Oramas?, dijo Arrimadas.
Además de estas presiones públicas, Margarita Robles aseguró que algunos diputados están recibiendo presiones de forma privada e incluso amenazas o insultos personales, algo corroborado por otros parlamentarios.
Tomás Guitarte, diputado de Teruel Existe, asegura estar sufriendo una “presión tremenda” para cambiar el sentido de su voto.
En el pueblo natal de este diputado –Cutanda, situado en la provincia de Teruel– aparecieron en las últimas horas múltiples pintadas firmadas por la organización de extrema derecha Democracia Nacional Joven en las que se le llama “traidor” y “fraude”.
Dada la actual correlación de fuerzas en el Congreso, bastaría con que sólo uno de los diputados situados en el “sí” o en la abstención cambiasen su voto a un “no” para tumbar la investidura de Sánchez el próximo martes.
Esta circunstancia, sumada a los sucesos de las últimas horas, despertó el fantasma del “tamayazo”, un célebre episodio de la política española que impidió en 2003 la investidura de un candidato socialista –Rafael Simancas, actual diputado y cercano colaborador de Sánchez– como presidente de la Comunidad de Madrid después de que dos parlamentarios tránsfugas de su propio grupo se negaran a apoyarle.
«No sé con qué tipo de diputados está acostumbrada a tratar usted, pero los de esta Cámara ni son arribistas ni tránsfugas. Si pensaba traer una bolsa con dinero se lo vamos a ahorrar”, dijo este domingo Adriana Lastra, portavoz del PSOE que afeó a Arrimadas su intento de activar un “tamayazo”.
Victoria Rosell, diputada de Unidas Podemos, calificó como “poco dignas de una democracia” las “presiones” vistas en las últimas horas, que a su modo de ver responden a una percepción patrimonialista del poder por parte de la derecha. (Sputnik)