martes 23, abril 2024
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No más reelección indefinida de los alcaldes

Columna Poliédrica

La elección de las autoridades de los gobiernos locales en Costa Rica se ha vuelto una farsa. Se trata de un proceso que se ha convertido en una elección carente de legitimidad, especialmente, si consideramos el altísimo abstencionismo y los vicios intrínsecos que existen respecto a la posibilidad de que los alcaldes en ejercicio puedan ser reelectos indefinidamente.

La alternancia en el poder es fundamental para que una democracia pueda mantenerse como tal. No es posible que haya personas que estén en un cargo de elección popular una y otra vez, es necesario la renovación para que ese tipo de personas no adquieran muchos de los vicios que genera estar tanto tiempo en un puesto de poder.

La reelección debería ser una opción, sin embargo, se debería limitar a una única una reelección consecutiva. Es completamente inconveniente que una persona permanezca tanto tiempo al frente de un gobierno local, esta circunstancia provoca que la persona electa y los que están a su alrededor se crean intocables y comienzan a darse conductas nocivas para la administración pública de las municipalidades del país.

El Tribunal Supremo de Elecciones y la Asamblea Legislativa deberían ponerle atención a esta circunstancia. Llama la atención que cuando un gobernante de izquierda está mucho tiempo en el poder, muchos costarricenses comienzan a hablar de dictadura de partido o de una dictadura tácita; sin embargo, cuando se trata de analizar lo que ocurre en los gobiernos locales costarricenses, estas instancias se hacen de la vista gorda y no plantean reformas que requiere el sistema político costarricense.

El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Existen múltiples razones que sugieren la necesidad de cambiar el proceso de elección de las autoridades municipales; empero, el más apremiante es, sin lugar a dudas, la limitación de la reelección indefinida. Se trata de un defecto que no se entiende por qué no ha sido corregido por parte de las autoridades correspondientes.

No menos importante es entender la necesidad de la alternancia en los diferentes puestos del sistema político costarricense. Empezando por la presidencia del Tribunal Supremo de Elecciones, el país requiere que una serie de personajes dejen su presencia en el poder y para ello, se debe de romper con una serie de vicios estructurales.

(*) Andi Mirom es Filósofo

columnapoliedrica.blogspot.com

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4 COMENTARIOS

  1. Primero hay que sacar al SOBRADO, el que permite a los alcaldes corruptos se vuelvan a reelegir, el que permite que estafadores partidos sigan gobernando.

  2. En San Carlos , el partido Restauracion se quejo de que los candidatos a sindicos de un partido , le decian a los habitantes de los diferentes distritos , que el alcalde no les volveria a » ayudar » con nada , si no se ganaba en cada distrito . ( sindicos , alcalde, ect) . Por tal se les «aconsejaba» a no quebrar el voto O sea se les condicionaba y se presionaba el voto. Por cierto se supone que para evitar y eliminar estos vicios , los costarricenses derramaron su sangre en la revollucion de 1948. Tambien esta la promesa a las comumidades de que si » votan por mi » ( si gano en esa mesa) les hago tal o cual obra , si no aunque salga electo no esperen nada . Pues bien esta es parte del panorama de politequeria que se puede presentar con esta reeleccion inepterrupida e indefinida de un alcalde. Aparte de argollismos, clientelismo ,amiguismo , ect , que se da en muchos casos. Recordar la sabia frase de nuestros abuelos » la confianza rompe el saco» . Por cierto es comun escuchar esa frase de que ete alcalde nos » ayuda» mucho . Como.si el dinero que se usa para los proyectos y soluciones lo pusiera de su bolsillo. Y no saliera de los impuestos que todos pagamos. Ademas de que se supone que se le elige para que que cumpla con su deber, velar por el desarrollo cantonal. . Aparte de que para eso se le paga , un muy buen salario por cierto , que sale de nuestros impuestos los cuales no tienen color politico .

  3. El problema es que la mayoría no votan, los que lo hacen es por fanatismo partidario (creen que Pepe Figueres sigue vivo), o por algún vínculo personal o económico con el candidato, no es una verdadera decisión democratica, es una imposición.

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