viernes 29, marzo 2024
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Cambio de vía

Lo bueno de vivir muchos años es que repasamos las modas y estas tienden a repetirse, al menos cada cierto número de años o hasta de siglos. Recuerdo cuando en filosofía de la UCR, leí “El elogio de la locura”(Morias encomium) de Erasmo de Rotterdam, el nombre o la traducción del nombre “Morias encomium”* le fue puesto en un juego de palabras: Morias significa costumbre y además por el apellido Moro, encomio es elogio o alabanza. Narraba éste que “las damas viejas se depilaban el pubis para verse más jóvenes”, bueno esta moda empezó hace unas dos décadas y hoy es prácticamente universal a cualquier edad y al parecer en ambos sexos: ¿razón? Se habla de la higiene, no obstante creo que ese eufemismo no califica, pues se supone que el baño diario o hasta dos veces al día, hace el trabajo de la higiene. Se hace porque es una moda y punto.
Ahora la moda de la barba a medio rasurar es muy cómoda, es mucho menos tedioso pasarse la máquina y recortar el pelo, que afeitarse diario: es una razón económica y a la vez práctica pues no irrita la piel ni duele.
A mí como ortopedista me tocó ver pies con deformidades “irreparables”, agravadas por los zapatos de tacón alto. “El precio de la vanidad, no conoce límites”, dice en su obra magna el doctor Jean Lelievre, claro que es algo sin límites.
La talla, hace unos pocos años, la mujer metida en carnes, era consideraba una belleza: veamos la Maja Desnuda de Goya y la Monalisa de Da Vinci. Bueno ahora la moda es la delgadez, aunque no se que tanta belleza sea, es el desidetatum.
Hace poco menos de quince años, en algunos artículos de un periódico que ya no sale en papel, traté de hacer ver que los pantalones femeninos deformaban la cintura de las mujeres: fue predicar en el desierto, quizá esto mismo que estoy tecleando, sea vana palabra en el desierto, pero bueno, ya comencé y voy a acabarlo.
Las modas vienen y se van, rara vez perdura algo de moda, menos ahora con lo práctico de las comunicaciones, las redes sociales etc. Las únicas dos cosas que no han pasado ni pasarán de moda son: el blue jean y los pantalones negros.
Los celulares tipo “ladrillo” que sacó Motorola, fueron pan de un día, luego el lujo era el celular más pequeño posible y polifónico, luego regresaríamos a los celulares grandes, ahora la tendencia mientras escribo es hacerlos más pequeños y delgados.
Una novela colombiana, “Sin tetas no hay paraíso”, puso de moda las prótesis de mama, personalmente yo creo que sin tetas si hay paraíso.
Las narices tipo “petunia”, que dan pena (pena de verdad, no ajena), cuando mujeres adineradas lucen con elegancia la nariz larga que Dios les dio. Las cirugías de quitar arrugas, que se notan desde lejos, la imposibilidad de estirar el cuello con bisturí y la piel del dorso de las manos, delata a la “rejuvenecida” dama.
De todas maneras las mujeres son bonitas y a cualquier edad, no se puede dudar eso, pero cuesta hacer entender a una mujer de que se ve bonita a su edad.
El cómo nos queramos vestir es asunto nuestro y al fin y al cabo no cambia nada importante. Me decía un amigo español enamorado de la belleza femenina, que las mujeres portuguesas tenían antes fama de feas, no obstante cuando las modas de depilarse y vestir más moderno, se hicieron populares, ellas se volvieron bellas.
Creo qué hay muchos asuntos dentro de la moda, debemos respetarlas, al final si alguien se siente bien así, es un asunto personal.
*  “En la ausencia, tu recuerdo como ausente me deleitaba tanto como tu presencia en el trato cotidiano contigo como presente, el cual, por mi vida, puedo asegurarte que es lo que me produce más satisfacción en el mundo”. (Erasmo de Rotterdam a Tomás Moro en el preámbulo de El elogio de la locura).

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes.

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