martes 23, abril 2024
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El socialismo de Bernie Sanders

El socialismo tanto como el liberalismo y el cristianismo son ideales progresistas, libertarios, y constituyen todos ellos parte del ADN histórico de la modernidad y de la contemporaneidad. Cada uno de estos ideales han tenido a través de la historia experiencias oscuras y luminosas, héroes y verdugos.

Pol Pot fue el dirigente máximo de la “revolución” camboyana de los Jemeres Rojos, que resultó en uno de los más crueles experimentos del siglo XX. Fue un socialismo genocida que acabó con la vida de un millón de personas. En contraste, el socialismo creó las sociedades más decentes que haya conocido la humanidad: las de Escandinavia. Al socialismo debemos mucho de los avances sociales del planeta. Al socialismo se le otorgan en Costa Rica las Garantías Sociales fuertemente impulsadas por el movimiento obrero y el partido comunista, junto al socialismo cristiano del Dr. Calderón Guardia.

Stalin, sin embargo, fue el sepulturero de los ideales socialistas. Gobernó como un déspota una sociedad injusta y sin libertades individuales y sociales. Ello le dio una pésima reputación al ideal socialista. Estalinistas y capitalistas se empeñaron en convencer al mundo de que lo que se vivió en la Unión Soviética era el socialismo. Esta masiva propaganda de uno y otro lado fue fatal para el movimiento obrero mundial, asunto que benefició a los estalinistas y a los imperialistas de Occidente.

El liberalismo es un mayúsculo logro de la humanidad. Su irrupción en la historia hizo posible el advenimiento de la modernidad política. Es -desde entonces- al pueblo a quien toca elegir a sus gobernantes, pues es en él donde reside la soberanía de la nación. La división de poderes no fue un asunto gratuito ni fortuito. Porque la democracia real que conocemos -con todo y sus contenidos de clase- fue posible gracias a las graves contradicciones entre la naciente burguesía y el absolutismo real. Ya no hubo más derecho divino sino uno natural que proclamó la igualdad del género humano.

La parte lírica del liberalismo siempre ha sido puesta en duda y hasta refutada por la propia realidad. El liberalismo es una carta de amor perforada por incontables infidelidades. La esclavitud, el colonialismo y su permanente tensión con los trabajadores son un testimonio de esta inconsecuencia. Lo saben bien Irlanda, Asia, África y América Latina. No obstante ello, el discurso liberal es una joya que cambió para bien la conversación sobre la dignidad del ser humano y su apuesta democrática. 

El liberalismo nos hizo avanzar como humanidad a pesar de sus siniestros episodios. Soy del criterio que no son las batallas militares las que perfilan las grandes transiciones de época de la humanidad, sino las conversaciones sociales de trascendencia excepcional. Desde el nacimiento de Cristo la humanidad tuvo que aguardar 18 siglos para tener la conversación democrática que hoy conocemos. Así, pues, no hablo de cualquier conversación, sino de códigos paradigmáticos que causan abismales rupturas con el pasado. La conversación democrática sigue vigente, aunque sus obispos puedan ser unos sinvergüenzas.

El cristianismo a través de Jesús propuso un debate y una praxis moral basada en el amor compasivo hacia el prójimo. Se puede decir que sin el prójimo -como piedra angular de dicha ética- no hay ni puede haber un Evangelio. Con el tiempo, con los siglos, el cristianismo se institucionalizó y se convirtió en un poder político. Ello lo alejó, claro está, de las sencillas y poderosas enseñanzas de Jesús. Tenía que ser así. Ninguna institución existe en el aire de las abstracciones. La vida, su historia, se traga toda institución; es la vorágine de la lucha por el poder. La disputa por el poder es también tan agresiva que consume hasta las relaciones interpersonales. En fin, el cristianismo real o institucional tiene un prontuario controversial y con frecuencia vergonzante. Pero no hay que confundirlo con los ideales de Jesús. La utopía del Nazareno sigue siendo un punto moral y fundamental de referencia universal.

Bernie Sanders, un judío, hijo de inmigrantes que escaparon del Holocausto, tiene en su acervo no solamente las 3 influencias antes mencionadas, sino también la fenomenal tradición moral y humanista del judaísmo. El socialismo de Sanders es ecléctico, democrático, comprometido con la libertad y la justicia social. No es por accidente que abogue por un sistema universal de seguridad médica, por una educación publica superior que no sea onerosa y por garantizar un salario mínimo que permita a las familias trabajadoras mayor dignidad. Es el adalid del «new green deal».

Bernie Sanders no deja de poner el dedo en la llaga: es una vergüenza que en el país más rico del planeta haya gente sin vivienda o con alquileres obscenos. Bernie Sanders no es un comunista. Donald Trump, por el contrario, es un adulador del único gobernante estalinista y ortodoxo que queda en el planeta: Kim Jong Un. Son ellos una pareja singular. Sanders, en contraste, no es ni por asomo un extremista como estos dos, sino un liberal socialista que cree en la libertad y la justicia para el 99%. Por eso votaré por él.  Dios quiera triunfe.

(*) Allen Pérez es Abogado

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4 COMENTARIOS

  1. Sería interesante que algún día se investigara que fue lo que realmente sucedió en Kampuchea, antigua Camboya, en los tiempos de Pol Pot, lo que si es sabido que hasta el momento lo que se conoce es lo dicho por los propagandistas gringos al respecto y por supuesto, le atribuyen a Pol Pot, un maestro de escuela, todos los muertos ocurridos durante los implacables bombardeos de la aviación norteamericana sobre la población civil. Sobre Stalin, se le atribuyen todos los muertos por las hambrunas provocadas por los Kulaks que se opusieron a la estatización de la tierra y destruyeron las cosechas, además a Stalin se le atribuyen todos los fallecidos de muerte natural y los muertos por la invasión de Hitler(ll Guerra mundial), que provocó más de 25 millones de muertos y destrucción de todas sus ciudades.

  2. Por favor licenciado de donde saca que Trump es un adulador de Kim Jom, Trump es un empresario, y tiene a EEUU en los mejores niveles de empleo y prosperidad de la historia, que usted no quiera ver eso, es otra cosa, Sanders trae el Chavismo, Castrismo y todo el socialismo en sus entrañas.. EEUU no es ciego…las ideas del socialismo parecieran nobles pero en su naturaleza son dañinas y destructivas para la sociedad…

  3. El socialismo de Bernie Sanders asegura la reelección y la mayoría en el Congreso y Senado de los candidatos republicanos.Ni lo dude !

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