viernes 19, abril 2024
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Un apéndice sobre la democracia

Ya me refería a los riesgos de la democracia en tres breves artículos (I II y III), pero el problema no solamente es un país que recién entró en la democracia: nosotros tenemos aproximadamente setenta años de democracia y quizá cincuenta de ellos participativa.
No podemos olvidar la metamorfosis de las monarquías autocráticas que cayeron poco a poco a raíz de dos grandes eventos: la revolución francesa y la revolución industrial. Un ejemplo, para ilustrar, los Habsburgo mandaron Europa por más de seis siglos, leyó bien, seis siglos, y empezó a desmoronarse con el asesinato de Sarajevo. No fue éste el que la hizo caer, no, fueron las dos grandes guerras mundiales, la revolución Roja, la guerra fría. Pero esa autocracia había preparado el terreno para esto durante más de medio milenio.
Hoy, cuando nuestro país ha entrado en una crisis de gobernabilidad, que lleva ya desde el periodo de José Maria Figueres hasta hoy. ¿Por qué se produjo la ingobernabilidad en un país pequeño? Por falta de líderes, hubo en realidad una ausencia de verdadero liderazgo en nuestro país, después de los últimos Presidentes de ideas y fortaleza para echarlas a andar, Pepe y Daniel, fuimos cayendo en un pozo sin fondo, cada presidente era menos bueno en su desempeño que el anterior. Simultáneamente fue engordándose el aparato estatal, con la finalidad de tener capital político, cada partido de los dos grandes (PLN y PUSC) buscaba acaparar votantes y mano de obra política a cambio de empleos. Todos sabemos que el “poder político” enferma, y la enfermedad que produce no es mortal pero si es muy contagiosa: el deseo de poder para usufructuar de sus mieles.
Hace muchos años yo defendía dos ideas, una era convocar una Asamblea Constituyente y la segunda, crear un diputado por cantón por voto directo. Hoy estoy totalmente convencido que no son esas dos recetas lo que necesitamos, no, lo que necesitamos son líderes “que sepan mandar” y que actúen acorde a un mínimo de ética.
Una breve sinopsis de las últimas dos elecciones, muestran que fueron atípicas totalmente y que si LGS fue presidente, lo fue por un revanchismo hacías Johnny Araya de un millón de electores furiosos, que ni simpatizaban por LGS ni nada, pero lo eligieron. Si Carlos Alvarado fue presidente lo fue por una sencilla razón: o votabas por el neopentecostalismo enfermizo o votabas por Carlos Alvarado. Esta razón hace que sepamos que lo peor que puede suceder a un país es tener que “elegir entre uno malo y uno menos malo”.
Lo que un país necesita es un líder en la presidencia (que quite la bandera LGBTI porque esa bandera violenta a las mayorías y tal como vimos hace menos de dos semanas, con la agresión a mujeres transgénero, no evita la homofobias más si propicia la heterofobia), que gobierne para todos sin necesidad de hacer una especie de “tutti frutti” para congraciarse con nadie, el partido perdedor es el perdedor y no gobierna.
No necesitamos cambios en la Constitución Política, necesitamos cambios en la pasión por los manejos cuestionables de los dineros públicos, necesitamos justicia para castigar los manejos turbios de dinero público, si esto no se consigue no habrá democracia. Si no logramos adecentar la Presidencia, la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema de Justicia, todo será en vano. No hay recetas mágicas, solamente hay momentos oportunos, el mismo Presidente Alvarado podría enmendarse públicamente con un cambio de rumbo real.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es médico

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2 COMENTARIOS

  1. Me gusta el articulo, solo que el país no es que ha entrado sino que fue arrastrado, secuestrado, llevado a ese punto. Por no sólo por falta de liderazgo sino por falta de personas(en el gobierno o los gobiernos de los últimos 40 años) tan siquiera medianamente decentes, patrios, visionarios, solidarios y negociadores.
    Y si hablamos del inquilino fugaz del gobierno actual, ya ese es un caso clínico de todas las anteriores virtudes en el poder.

    Éxitos.

  2. Aparte de la falta de líderes es necesario tomar en consideración la dificultad de tomar decisiones por el fraccionamiento político en que caímos después del derrumbe del bipartidismo y creo necesario cuestionar también lo de la segunda ronda pues al gobierno llegan partidos minorítarios sin mayor respaldo popular

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