Sin embargo, la situación es desesperada en miles de hogares salvadoreños donde se vive al día, de la llamada ‘rebusca’ , buhoneros, vendedores de la calle y mercados populares, en fin, el sector informal.
La víspera se dieron desórdenes en el Centro Histórico de San Salvador, donde algunos vendedores amenazaron incluso con saquear supermercados, en tanto otras personas bloquearon las calles para exigir soluciones.
En El Salvador impera un régimen de excepción concebido para impedir la propagación del virus SARS-CoV-2, y amén del cierre total de fronteras, el gobierno decretó una cuarentena total que fue aplaudida a nivel global.
Tales esfuerzos, empero, podrían irse por el caño de lo estéril porque el hambre es más fuerte que el miedo a la pandemia, o en todo caso, la falta de comida incrementa el riesgo de enfermarse en la población vulnerable.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, achacó los problemas en la entrega de la subvención a la ausencia de una base de datos actualizada, y responsabilizó a los gobiernos anteriores por tales falencias.
A su vez, la oposición arremetió contra el gobernante, a quien acusaron de improvisar en la entrega de estos bonos, con una falta de previsión que acabó destrozando los cordones epidemiológicos existentes hasta ahora.
El Salvador registra actualmente 32 casos de Covid-19, 29 importados y tres producto de contagios en el país, dos en el departamento de Santa Ana y uno en Usulután.