viernes 29, marzo 2024
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El mito de que todas las personas adultas mayores son iguales

En tiempos de crisis, debemos hacer un esfuerzo adicional por evitar la reproducción de mitos y estereotipos sobre algunas poblaciones. No se trata solamente de transmitir mensajes de prevención claros y precisos. También, es fundamental que esos mensajes reconozcan y respeten la diversidad humana.

El hecho de que las personas adultas mayores sean una población de riesgo frente al Covid-19, ha llevado a hacer generalizaciones que dan a entender que todas las personas adultas mayores son iguales.

En esta coyuntura, particularmente, se ha reforzado la idea de que la mayoría de la población mayor vive en hogares de larga estancia, son dependientes, padecen enfermedades, tienen deterioro cognitivo, viven solas o que todas son abuelos o abuelas.

Lo cierto del caso es que la mayoría de las personas adultas mayores en Costa Rica son autónomas, se valen por sí mismas, son independientes y están en plena capacidad de ejercer el autocuidado frente a situaciones de riesgo.

Según la doctora Vilma García, geriatra de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), solo el 14% de las personas adultas mayores viven solas. La mayoría de la población mayor convive en familia. Inclusive, si las personas adultas mayores necesitan apoyo y cuido, ellas mismas
saben mejor que nadie lo que quieren y pueden tomar sus propias decisiones.

¿Han pensado en las personas adultas mayores que todavía trabajan y que ejercen jefaturas de hogar? ¿O aquellas que siguen estudiando y hasta han emprendido un nuevo negocio? Así de diversa es la población mayor de Costa Rica.

Asumir que todas las personas en la etapa de la vejez son un bloque homogéneo, que se encuentran en estado de indefensión, que requieren servicios o apoyos de cuido, significa desconocer que todas las personas envejecemos de forma diversa, a diferente ritmo y de acuerdo con la historia individual.

También es un error pensar que, al ser todas iguales, todas actúan de determinada forma, por ejemplo, como niños o niñas, y, en esta situación de emergencia sanitaria, se les llega a comparar con recién nacidos que deben ser cuidados por los demás.

Expresiones muy usadas en estos días como “qué los pongo a hacer” o “no me hace caso” refiere exactamente a ese trato que tal vez sería apropiado con infantes, pero no con adultos mayores, porque es irrespetuoso. Tomar decisiones por ellos o ellas, no es correcto. Asumir una posición de autoridad y control atenta contra la dignidad, el respeto y la autoimagen de la persona adulta mayor.

Respetar la diversidad de las personas en cuanto a su independencia, autonomía, cuidados, edad, comportamiento, es aceptar su dignidad, su esencia. De no reconocerlo, irremediablemente se estarán violentando sus derechos humanos, y actuando con base en la desigualdad, la injusticia y la ausencia de paz.

Todas las personas debemos acceder en igualdad a nuestros derechos, pero exigiendo que se respete la diversidad, lo cual no excluye a las personas mayores como un grupo heterogéneo; en el cual coexisten personas mayores activas, dependientes, independientes, con y sin discapacidad, que viven solas o en familia, en sus casas, en centros de larga estancia, que requieren o no apoyos o asistencia.

Respetar la diversidad en las personas mayores es un ejercicio de reconocimiento de los derechos humanos, promoviendo una vida libre, autónoma e independiente y una sociedad para todas y todos.

(*) Fabián Trejos Cascante, Gerente General Asociación Gerontológica Costarricense

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1 COMENTARIO

  1. Hola Fabián. Su ditector de tesis, Mario Fernández. Muy cierto lo que plsnteas. Muchos tenemod una vida muy activa en los campos profesional y humano, y somos personas totalmente autónomas y más bien con personas a nuestro cargo

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