Desde el Seminario Mayor San José, donde se forman los futuros sacerdotes panameños, salió la pequeña procesión para darle la bendición a los ciudadanos, en medio de una pandemia que ya deja huellas profundas en la población.
San Miguelito, Tocumen y Calidonia fueron algunos de los barrios humildes de la urbe citadina que recibieron el aliento de Dios, al decir de Ulloa, donde algunas personas perdieron un familiar, muchos sus empleos y todos la libertad cotidiana, debido a la cuarentena obligatoria para detener a la Covid-19.
Al igual que el papa Francisco, el cardenal metropolitano hizo un alto en el camino en aquellos lugares donde la esperanza hoy es cuestión de vida o muerte, y con el Santísimo Sacramento en mano rezó frente a la cárcel de mujeres y a tres hospitales públicos que acogen a pacientes con esta enfermedad respiratoria, la mayoría en salas de cuidados intensivos.
Desde el papamóvil, con mascarilla y guantes, los nuevos atuendos que también asume la Iglesia Católica, Ulloa le dio fuerza al personal de la salud para que siga atendiendo a los enfermos y pidió que estos pronto puedan regresar a casa.
Antes, en la misa de cierre de Semana Santa, resaltó el papel de las féminas, a las cuales no se puede excluir ni marginar porque como aseguró el papa Francisco: no hay salvación sin la mujer; un mensaje muy oportuno, cuando crecen en el país las denuncias de violencia doméstica en medio de la cuarentena.
‘Sin la mujer no podemos construir una iglesia renovada y un mejor país. Defender su vida para que no sean ofendidas, golpeadas, violadas, inducidas a prostituirse y a eliminar la vida que llevan en el vientre, debe ser nuestro compromiso’, dijo.
‘Esta Pascua, apuntó, es un llamado a revitalizar y transformar lo que se ha hecho indiferencia, rutina, cansancio, aburrimiento’, al tiempo que exhortó a los cristianos a ser solidarios, valientes y decididos en la lucha contra el nuevo coronavirus.
En la homilía dominical, el clérigo también exigió una sociedad más justa y equitativa, acción que inicia cuando los vecinos comparten el pan con aquellos que no tienen; pero la construcción de esta nueva nación ‘demanda una serie de condiciones que pasan por la opción personal de ser conscientes de que mis actos y acciones tienen repercusiones en la sociedad’.
Por eso, es hora de apreciar a las personas que nos rodean, detener las noticias falsas y mensajes alarmistas que afectan la mente de las personas y esparcir el contagio del virus de la esperanza, porque la indiferencia solo generó una existencia con antivalores.
‘Depende de cada uno de nosotros si queremos superar ese Panamá en el que nos dejamos vencer por el individualismo, por el dejar hacer si total eso que le sucede al otro no me afecta.
‘Esas actitudes complacientes e indiferentes nos han llevado a existir sin valores ni ética, al desenfreno, a la violencia intrafamiliar y social, a buscar el dinero fácil a través de actos de corrupción, tanto en la vida privada como en la pública’, enfatizó Ulloa en el silencio de una sala vacía, cuyos ecos llegaron a todos desde la tranquilidad del hogar gracias a la magia de la televisión.