sábado 20, abril 2024
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Por larga que sea la tormenta, pasará

En este momento abundamos los que creemos que nadie sabe nada. Escribo artículos por puro placer, no me ha movido nunca el interés comercial, no vivo de esto: escribo para escribir, así como vivo para vivir.
Hay un divorcio tan evidente entre política y ciencia, como lo hay entre fe y razón (nunca acepté la tesis de Fides et Ratio, de Karol Wojtyla). Hoy, cuando en media tormenta no sabemos hacia dónde mirar, es mucho más fácil equivocarse.
Me asombró el aumento de popularidad del presidente Alvarado, cuando pocas semanas antes era investigado por algo que nunca habíamos tenido: espionaje de estado. ¿Eso que denota? Carencia total de conocimiento y una insoportable veleidad ante los hechos y las formas. No, aquí no es Alvarado quien ha manejado bien la Pandemia, es un Ministerio de Salud manejado por muchas personas capaces, aunque también hay mucho incapaz, por otro lado una CCSS fuerte y dónde sus trabajadores de salud han sabido lidiar con el toro.
El presidente nada tiene que ver con todo esto, eso lo paga el costarricense de su peculio, es una suma de sacrificios que va más atrás de setenta años. Una vez escuché un político del PLN diciendo: “este año hemos hecho cuatrocientas cincuenta mil recetas…”, de dónde le viene decir esa estupidez, él es un parásito, no un médico, aunque después de su huida del mismo partido que le dio lo que tiene, ha resultado medio curandero. Así actúan nuestros (todos) políticos, es su labia para no tener que trabajar y vivir cómodamente, junto a su descendencia.
Esta crisis, que no es única en la historia humana como intenta afirmar una articulista de un medio poco amado, cuando trata de decir o dice: “estamos ante la peor crisis de la historia”, no se a que historia se refiera; claro que esta crisis está mostrando lo que ya existía y un poco más.
Costa Rica ( y casi todo el mundo), estaba en una franca crisis económica por muchas razones que no me propongo enumerar, pero cuya verdadera némesis es la voracidad personal de algunos ex presidentes y sus correligionarios, un deseo enfermizo de hacerse con los bienes públicos: “igual que los cesares romanos, confunden lo propio con lo público”.
Si uno suma los últimos escándalos: caja-Fishel, ICE Alcatel, los aullidos del lobo, préstamo España, préstamo Finlandia, ruta 27, crucitas, TLC, trocha enfermiza, cementazo y hueco fiscal, etcétera, donde no hubo más que algunos investigados que nunca llegaron a más, junto a Pensionados de lujo, salario monstruosos en el sector público junto a salario único, etcétera, podríamos estar hablando de superávit billonario que subsanaría lo que se avecina con creces.
Ahora, como en toda “civilización del espectáculo”, quienes paguen serán los más desposeídos.
El verdadero problema no es cuándo pasará la tormenta, no, es cómo quedaremos en esa isla desolada a lo Robinson Crusoe y sin un Viernes que ayude. El dinero saldrá de dónde sea, lo pagarán nuestros nietos con una vida más difícil, pero ¿cómo se repartirá? ¿Habrá de ser similar a las múltiples piñatas tipo Fodea?
Recuerdo la primera vez (publicado) que se llevaron el reloj, fue en la administración Monge: 300.000.000 de cólones se esfumaron del fondo para las emergencias, no hubo formalmente acusados, a pesar de la publicidad. ¿Cómo puede progresar un país con esos lobos comiéndose a Caperucita y a su abuelita? Jamás, es imposible.
Pues bien, tendremos deudas enormes que algún día se pagarán, o al menos sus intereses que en cierto sentido es lo más importante para los banqueros. He escuchado tonteras, pero afirmar que reconstruiremos el sector turismo con atraer Pensionados y viejitos a gastar, es lo más ridículo que he escuchado, un viejito con dos dedos de frente no se atreverá a viajar tan lejos para pasear, no, porque el mundo de los próximos cinco años será de reconstrucción mundial, si hubiera sido un terremoto en Costa Rica sería comprensible la idea, pero esta tragedia es mundial. Lindos ojos los de la ministra, decía un amigo mío, pero no sabe lo que dice. Aquí nadie sabe lo que dice, Carlos Alvarado es un muchacho que aún no entiende del “juego de los abalorios”, está empezando a conocer mundo, rodeado de muchos elementos que no funcionan, ¿cómo es eso de reconstruir ese sector que despreciaba a los nacionales, mientras llenaba los spa con albañiles italianos, alemanes y españoles? Se despreciaba a los nacionales con tarifas impagables, mientras a los extranjeros se les cobraban paquetes muy cómodos.
Recordemos que la hotelería ha sido financiada vía préstamos favorables por la banca estatal, algo así como fueron los grandes “beneficiadores” de café hace setenta años. Aquí nadie engaña a nadie, o todo mundo sabe quién es quién. Planificar si, pero con realidades, no con sueños, porque aquí la mano de obra se importó masivamente de Nicaragua, mientras se eliminó al pequeño productor que acabó siendo peón de su misma finca. A los pequeños productores se les convirtió en saloneros.
Por ahora lo importante será salir vivo de esta pandemia, la reconstrucción vendrá después. No será con un tren rápido que causará más muertes porque aquí nadie sabe utilizar las agujas, y eso con la lata lenta actual, ¿cómo sería con un tren de verdad?
Cada gobierno en Costa Rica, ha sido peor que el anterior y sus presidentes no han sido estadistas, han sido creadores de ocurrencias y nada más.
¿Cómo puede un presidente que en medio de la crisis no ha eliminado de golpe y porrazo las Pensiones de Lujo, echar adelante un país en bancarrota?
(*) Dr Rogelio Arce Barrantes es Médico

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2 COMENTARIOS

  1. Lo que urge ahora es apoyar a nuestros héroes los agricultores, para repuntar la producción de los arroz, frijoles y maíz…Pienso que también será importante prever un embargo mundial de petróleo, por lo que apoyar la producción de biodiésel por parte de RECOPE será importante para el transporte esencial de alimentos y otros bienes en las regiones que se requiera.

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