A pesar de que el gobernante representa solo uno de los 10 mil 299 infectados de la nación hasta este miércoles, su caso naturalmente ha creado revuelo mediático con numerosos mensajes de apoyo, pero también con otras declaraciones donde ponen en duda la veracidad de su condición.
En ese sentido se pronunció el expresidente Porfirio Lobo Sosa, quien en una entrevista a Radio Globo manifestó que no cree que Hernández esté contagiado y consideró que está ‘planificando una muerte simulada’.
‘Que no le quepa duda, es capaz de cualquier cosa’, dijo Lobo, protagonista de una riña permanente con el actual mandatario a raíz de que su esposa, Rosa Elena Bonilla, fuera encarcelada por actos de corrupción ligados a su desempeño como primera dama, según el diario Criterios.
‘Está planificando que lo entierren, y como en estos tiempos no se puede ni velar a las personas, lo van a enterrar y va a desaparecer’, aseguró el político de 72 años que estuviera al frente de la nación entre 2010 y 2014.
Otro que también puso en tela de juicio el contagio del actual inquilino del Palacio José Cecilio del Valle fue el excandidato a la máxima investidura, Salvador Nasralla.
El popular presentador de televisión y exaspirante por el Partido Anticorrupción calificó de mentiroso a Hernández y dijo que la prensa internacional sabe que es un narcotraficante.
El presidente hondureño desde 2014 ha sido vinculado a acciones de ese tipo en varias ocasiones desde que su hermano, el exdiputado Juan Antonio Hernández, fuese acusado y condenado por ese motivo por un tribunal de Estados Unidos en 2019.
Toda esa polémica situación, unida al ineficiente manejo de la crisis sanitaria del que un sector del país acusa a Hernández, ha hecho que su actual estado de salud sea cuestionado.
Pero más allá del revuelo mediático provocado este asunto, la gran preocupación de los hondureños resulta la agudización de la pandemia en territorio nacional, que ayer experimentó un nuevo record de casos para un día (643), y ya lleva 336 muertes.