Otros hallazgos revelan a personas en sillones a la espera de que se liberen camas, pacientes intubados mezclados con casos moderados e incomunicación de muchos con sus familias, así como la ausencia de personal de limpieza y de terapia respiratoria.
Estas son algunas de las conclusiones de la visita realizada el pasado 30 de junio por la Defensora de Salud, Zulma Calderón, para verificar la atención a diagnosticados con la enfermedad y las condiciones del personal asignado al área Covid-19, una situación que no sorprende ante reiteradas alertas de sus médicos sobre el colapso de las instalaciones.
La crisis se agudiza en el San Juan de Dios porque no es un hospital dedicado solo a atender la pandemia, como sucede en el Roosevelt, que también ha advertido sobre un panorama sanitario similar y la necesidad de desfogar cuanto antes sus espacios.
Precisamente esa es una de las recomendaciones del informe de la PDH a la ministra de Salud Amelia Flores, a quien piden buscar sitios alternativos, emitir alertas sobre la situación, contratar personal y asegurar abastecimiento de oxígeno y medicamentos.
De igual forma, establecer de forma urgente una estrategia institucional que garantice la atención a pacientes con otras patologías a través de otros servicios que puedan ser contratados, se lee en el comunicado de prensa emitido este 5 de julio.
Desde la entrada aquí de la enfermedad, el 13 de marzo, el Gobierno priorizó la construcción de cinco hospitales de campaña con posiciones de intensivo para centralizar el enfrentamiento a la Covid-19 ante el hecho de una infraestructura pública siempre colapsada.
Sin embargo, los cuatro que hoy ya están funcionamiento encuentran similares problemas, sobre todo, la carencia de especialistas calificados para atender a enfermos críticos y entubados, junto al burocratismo que impide a los pocos que están allí cobrar sus salarios, luego de ser contratados, como denunciaron médicos del Parque de la Industria.
Guatemala cerró este domingo con 23 mil 248 casos acumulados y 947 fallecidos, cifras que evidencian la fase crítica actual y el reto de semanas por delante para llegar al pico (fijado para mediados de agosto) y comenzar a aplanar la curva.
El San Juan de Dios es solo el anticipo de lo que estaría por venir, si los constantes monitoreos de la PDH no se toman en cuenta por el Gobierno, recordaron analistas.