La medida, anunciada el 28 de junio por el presidente del pais, Alejandro Giammattei, busca disminuir los altos índices de transmisión de la enfermedad, sobre todo en Guatemala y sus 17 municipios, que concentran casi el 69 por ciento de la cifra total de contagios, al cierre de ayer 27 mil 619.
El área metropolitana registra incrementos diarios entre 500 y 700 enfermos, lo cual genera constantes colapsos en los dos grandes hospitales generales de esta capital, el Roosevelt y el San Juan de Dios, que ven crecer las áreas reformadas para atender la Covid-19 sin tener el personal médico calificado y requerido por cantidad de pacientes.
Para ayudar a aplanar la curva epidémica, la nación está bajo toque de queda nocturno desde el 21 de marzo con horarios modificados en el transcurso del tiempo, desde más estrictos o relajados hasta cierres de fin de semana.
Los últimos correspondieron al 21 y 28 de junio, así como el 5 de julio, además del fijado para mañana, cuando Giammattei anuncie en la noche en cadena nacional cómo funcionará el nuevo semáforo de alerta que entrará en vigor a partir del lunes 13 para abrir la ruta hacia la ‘nueva normalidad’.
Según la PNC, hasta el 9 de julio detuvieron más de 30 mil personas por infringir el toque de queda, de ellas, 452 menores de edad.
El 57 por ciento bajo los efectos de licor, sobre todo en los departamentos de Escuintla, Alta Verapaz y Huehuetenango, y en los últimos días por celebrar fiestas clandestinas.
Todos son trasladados a los Juzgados de Turno para solventar su situación legal y pagar una elevada multa para no ir a prisión.