Son horas de importantes decisiones en medio de aquellos que piden reabrir los comercios, con una economía que venía ya muy golpeada, personas que no aguantan más el encierro, sobre todo con niños pequeños, aunque saben que es la única manera de lograr protegerse.
Argentina comenzó casi parejo con países como Italia la cuarentena que permitió importantes resultados, sobre todo ralentizar el virus.
Pero en el caso del AMBA, que fue flexibilizando de a poco algunas actividades, el número de pacientes positivos aumentó rápido a finales de junio, lo que obligó a las autoridades a un confinamiento estricto.
Desde el 1 de julio se transita otra vez por la fase primera de la cuarentena en esta zona, que durará hasta el próximo viernes, cuando el presidente Alberto Fernández, y los gobernadores de la capital, Horacio Rodríguez Larreta, y de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, determinen cómo seguirá la situación.
En las próximas 48 horas y de acuerdo con las cifras, se verá cómo continuará la fase, no solo en el AMBA, también en otras provincias donde aumentaron los casos, que ayer llegaron a casi 107 mil desde la entrada al país del virus el 6 de marzo, aunque de ellos más de 54 mil recibieron el alta.
Las autoridades de la ciudad y la provincia de Buenos Aires sostienen desde el lunes múltiples reuniones con especialistas, coordinan medidas y establecen protocolos a tomar si se define abrir varias actividades.
La víspera se reportaron tres mil 645 casos nuevos y 65 muertos. Del total de infectados en el país, el territorio bonaerense acumula 57 mil 925 infectados y capital 40 mil 237.