jueves 25, abril 2024
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La inercia política de Alvarado complica las cosas

De cal y de arena

Lleva razón el Presidente de la República cuando hace ver a sus gobernados que los próximos meses y a consecuencia de la arremetida del covid-19, el país va a vivir días tan difíciles como decisivos. Le asiste la razón, también, cuando en su mensaje del domingo pasado advierte de la necesidad de un gran acuerdo nacional en torno a la estrategia remedial con la que se van a emprender las enmiendas sociales, sanitarias, económicas y fiscales. Igual hay que admitirlo cuando cita a los actores políticos y sociales, del amplio arco presente en estas difíciles circunstancias, a despojarse de los cálculos politiqueros y del canibalismo y a comprender la necesidad de preservar la solidaridad social, en particular ante los sectores más golpeados por la pandemia.

Estas pertinentes reflexiones, sin embargo, hace rato que debieron haber movido al Presidente don Carlos Alvarado a convocar a una campaña nacional. Porque por la información acopiada desde fuentes exteriores y locales, hace rato que se advirtieron las graves dimensiones de los impactos sociales, sanitarios, económicos y financieros del covid-19. ¿Cómo, entonces, el jefe del gobierno no emprendió con anterioridad la construcción del acuerdo nacional si desde distintos ministerios y desde la Caja

Costarricense de Seguro Social se profundizaba la huella de los desequilibrios financieros y sanitarios que  motivaban las enmiendas dirigidas a medio reparar los daños, lo que implicaba –necesariamente- entender que en la jefatura del Estado existía consciencia de los daños?.

Desde que fue elegido Presidente y desde que se configuró la distribución de las curules parlamentarias, Alvarado Quesada sabe de la fragilidad de sus apoyos políticos y de la necesidad de promover entendimientos con otros actores sociales –estén y no estén en el Parlamento-. Tanto así, como que convocó a la formación de un gabinete de unidad nacional, con resultados que hasta ahora no han hecho más que confirmar la casi total ausencia de músculo político en el gobierno y en su vacilante y díscolo brazo diputadil.

Por lo que ha trascendido, se sabe de los contactos de don Carlos con los grupos parlamentarios (quizás no todos), con algunos ex presidentes de la República, con miembros de la academia y de gremios de empresarios y obreros -contactos que vienen de semanas atrás- no se han materializado en los necesarios acuerdos para encarar los ajustes que precisa adoptar.

El presidente Alvarado dejó ver este domingo sus angustias de cara ya no solo a los impactos de la pandemia en la salud de los costarricenses, en las desvencijadas finanzas públicas y en el aparato productor en manos de la empresa privada (parálisis y desempleo); también ante inmediatez de  las gestiones con el Fondo Monetario

Internacional en procura de su amparo y que se sabe que no marcharán sobre un lecho de rosas. ¿No dejó pasar tiempo valioso sin aprovecharlo para apurar los entendimientos pluripartidistas que ahora apremian, tanto como para convencerlo de dirigirse a sus conciudadanos visto que se acercan días difíciles y duros?.

Por desventura, esta crisis nos sorprende atrapados por una verdad incontrastable: la pobre aptitud política del equipo gobernante, que es derivación no solo de los resultados aritméticos de febrero de 2018 sino también de la falta de astucia, pericia, habilidad política de don Carlos Alvarado Quesada.

Que se sepa –así pienso- su candidatura presidencial no resultó de una prominente actividad política. Y su elección fue deriva de un “golpe de carambola”, secuela evidente de la especulación de numerosos ciudadanos de otros procedencias políticas construida sobre el temor a algo peor como era el entarimado construido por la intolerancia religiosa del neopentecostalismo.

No hay más que trabajar con estas herramientas; ya no hay tiempo para cambios en la cúpula que podrían ser –así pintan- de peores riesgos y secuelas.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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3 COMENTARIOS

  1. Don Álvaro, las opiniones son como el ombligo, todos tenemos uno, sin embargo no todas son acertadas, como lo es su opinión en este caso. El presidente y su gabinete, asi como el legislativo están ante una decisión imposible, una de la cual no hay forma de salir bien parado, salud vs economía, cual escoge usted don Álvaro?.

  2. Me pregunto una cosa y le hago la pregunta a don Alvaro: Costa Rica desde hace 10 años o más viene diciendo que es un pais que ha pasado a ofertar servicios, y ya no solamente bienes de consumo. Banca, seguros, finanzas, medios de comunicación, servicios médicos, call centers, servicios cretaivos en la industria de video juegos y un montón más no han visto su actividad afectada en proporciones tales como turismo y restaurantes. ¿Existirá alguna propuesta para que entre empresas de servicios haya un poco de solidaridad? Solo pregunto.

  3. La mafia internacional quiere llevar a todos los países a la quiebra, para comprar todos los activos de los países, a precio de saldo, de esa manera , volver a generar ,una supra élite,por encima de la élite que ya nos gobierna desde hace mucho tiempo, además de reducir la población mundial de los ancianos,que tengan enfermedades terminales o enfermedades graves.
    Carlos Alvarado es usted un monstruo ,títere de esa mafia , ya me doy cuenta porque la dictadura sanitaria, porque no reactivar la economía , porque cerrar negocios, perjudicar la CCSS y otros activos nacionales …,no vas a poder hacer nada ,todos estamos despertando , usted, Salas, Macaya van a tener que escapar del país ,por engañar , manipular, secuestrar a todo un pueblo, con un confinamiento ilegal y por querer dañar la salud de los ciudadanos con una mascarilla ,para aumentar enfermedades y contarlos como infectados del estafa virus,así sembrar más terror.
    no vas a poder con nosotros, moriremos dando la lucha antes de caer de rodillas al NUEVO ORDEN MUNDIAL.

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