Desde entonces, el Departamento de Defensa se apresura a realizar un rastreo de contactos.
En ese sentido, la cadena CNN destacó esta mañana la marcada diferencia entre el Pentágono y la Casa Blanca, donde los funcionarios de la administración se muestran reacios a revelar detalles clave sobre su comportamiento dentro de la mansión ejecutiva después que el presidente Trump y sus principales asesores dieron positivo a la enfermedad.
El principal portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, dijo que esa agencia realiza ‘un rastreo de contactos adicional y tomando las precauciones adecuadas para proteger la fuerza y la misión’ y añadió que todos los que asistieron a las reuniones donde estuvo Ray están en autocuarentena y se le hicieron los test correspondientes.
Entre ellos el vocero mencionó al general Gary Thomas, asistente del jefe del Cuerpo de Infantería de Marina, uno de los que estuvieron el viernes cerca del almirante Ray.
Continuaremos siguiendo las pautas de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades para la autocuarentena y el rastreo de contactos, señaló una declaración del Pentágono el miércoles por la noche.
El presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor (JJEM), el general Mark Milley y la mayoría de los altos responsables de ese órgano de dirección de las fuerzas armadas están en cuarentena tras conocerse el contagio de Ray.
También están aislados el vicepresidente de la JJEM, general John Hyten; el Jefe de Operaciones Navales, Almirante Mike Gilday; el del Estado Mayor del Ejército, General James McConville; y el jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general Charles Brow.
Además está en autocuarentena el Jefe de Operaciones Espaciales, General John Raymond; el de la Oficina de la Guardia Nacional, general Daniel Hokanson; y el general Paul Nakasone, comandante del Comando Cibernético de Estados Unidos y director de la Agencia de Seguridad Nacional.