viernes 19, abril 2024
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El sacro sínodo presidencial

De cal y de arena

De repente, los que integran el sacro sínodo que nos gobierna tienen bien claro hacia dónde ir, por qué ruta marchar y de qué ardides valerse. Su claridad de perspectivas contrastaría con las confusiones y errores de quienes nos enzarzamos en discusiones sobre la verdadera esencia, naturaleza y razón de ser de los actos de este gobierno.

De repente, el presidente Alvarado Quesada y sus acólitos tienen muy claro lo que persiguen y la manera de procurarlo. Y somos sus críticos quienes andamos perdidos.

“El populacho es audaz pero débil en el fondo”, escribió Nicolás Maquiavelo. “El vulgo es audaz muy a  menudo en sus discursos contra las providencias de su soberano –agrega en ‘El Príncipe’-. Pero no bien se le acerca el castigo, desconfiando cada uno de su prójimo, todos se creen obligados a dar pruebas de su obediencia.”

¿No seremos quienes no le vemos la razón ni la lógica a las mesas de trabajo que se sacó de la manga, los equivocados?. De repente, concebidas como un ardid para sorprender a ignaros, la herramienta es útil para montar la plataforma de una apertura a una sociedad variopinta para que participe en la construcción del plan de trabajo con qué enfrentar la crisis fiscal, económica y social. ¿Que no es idónea para construir una hoja de ruta en tiempos de guerra? No importa; de eso no se trata (a estas alturas). Después de todo el libreto indica que la última palabra se la reserva EL PRÍNCIPE.  Él será el que decidirá cuál es el contenido final del documento a presentar al Fondo Monetario Internacional, ultimado en un momento en que todo será extremo: las arcas públicas exánimes, la esterilidad política parlamentaria y partidista en la orfandad que deja el repudio ciudadano, los frentes empresariales enzarzados en una suicida confrontación de congéneres y los organismos internacionales de crédito hastiados con tanto despelote de los ticos.

¿Usted se casa con la versión de que en Casa Presidencial no sabían a pie juntillas el significado político y la repercusión financiera de la Convención Colectiva de Trabajo para los empleados del Ministerio de Educación Pública?. ¿O que la fracción parlamentaria del PAC y el Presidente de la República cándidamente desconocían que estaban inmersos en un doble juego cuando hablaban mediante el Ministro de Hacienda de recortar el gasto y mientras en sede parlamentaria le daban rienda suelta a la borrachera?.

Creo que la cúpula de la Unión de Cámaras Empresariales –UCCAEP- metió la pata cuando buscó con el Movimiento Rescate Nacional una versión de un acuerdo para la pax romana con la cual disponer el cese de hostilidades. Y no porque crea que a Rescate Nacional no había que darle pelota solo por verlo hundido en un proceso de desintegración,  sino porque allí no radica el origen de la explosión de la inconformidad social. Las calles van a arder en tanto la economía nacional esté quebrada, las finanzas públicas en bancarrota, el desempleo y el subempleo se disparen al 45% de la masa laboral, la pobreza escale el 24% y la atención de la deuda pública nos ahogue. No es Rescate Nacional el factor que incendia las calles sino la inepcia política del presidente Alvarado, su irresponsabilidad, la manera de gestionar el gobierno que se le encomendó.

¿O será que procede adrede, que deliberadamente está creando los vacíos de poder que aprovechan los anarquistas? A mí que no me digan que don Carlos Alvarado no entiende el significado y la trascendencia de las sentencias de la Sala Constitucional que han tirado de sus orejas y de las de sus cercanos colaboradores por el incumplimiento  en que han incurrido de normas claras y contundentes que ellos juraron cumplir.

¿Con qué desenfado convoca a los ciudadanos a “cerrar filas con la institucionalidad” siendo él, su gobierno y buena parte de sus colaboradores los que la han vejado, como lo evidencian esas sentencias? ¿Acaso no fueron los ex presidentes de la República los que le demandaron cumplir con sus responsabilidades? ¡Por algo sería!

En buena hora la UCCAEP torpedeó la convocatoria a una de esas inefables mesas; ese torpedo a la línea de flotación desató una serie de hechos que desnudaron las caídas en picada a que está exponiendo a la sociedad costarricense esta nefasta gestión de gobierno. Lástima que otros gremios no se quitaron la venda de los ojos para apreciar la cruda realidad de los hechos; optaron por enzarzarse en una suicida riña entre galgos y podencos.

La crisis ha dejado constancia irrefutable de la presencia en Costa Rica de una valiosa cantera de profesionales en economía y en derecho constitucional y administrativo –de signo ideológico distinto, eso la enriquece-  a la que el presidente Alvarado debió acudir hace rato en procura de asesoría y de ayuda para la elaboración de la plataforma remedial con qué rectificar los desequilibrios fiscales, económicos y sociales. ¿Por qué, en lugar de delegar tareas a mesas de discusión de muy variado pelaje pero con clara astenia de pericia y experticia en estas materias, no ha prestado atención y oídos a ellos? Sólo él y su sacro sínodo lo saben: un sínodo copado por unos cuantos “asesores sin bagaje” que le hablan al oído al presidente Alvarado, según calificó un reportaje de CRHOY.

¿Peligroso, riesgoso para la institucionalidad democrática?. ¡Yo creo que sí!

(*) Álvaro Madrigal es Abogado  y Periodista

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2 COMENTARIOS

  1. Hasta que al fin le dio el «ayote»a mi tocayo Madrigal;la única diferencia entre él y yo es que yo ya lo sabía, además de que estoy totalmente de acuerdo en llevar a los diferentes sectores que conforman nuestro país a tal punto, que se vean obligados a ventilar pública y notoriamente sus verdaderos intereses gremiales. Basta ya de tanta hipocresía generalizada, digan todos lo que realmente han defendido y siguen defendiendo, escudados hipocrítamente en el discurso del bien común.

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