jueves 18, abril 2024
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¡Fired!

Trump, presidente de los Estados Unidos de América, no ha sido un jugador limpio en la mesa de desempeño de las democracias. Se ha movido en la política desde siempre con clara vocación por las trampas, por el empleo de las armas innobles, por la ausencia del señorío, que también debe estar presente en la vida de los partidos. De compararse la puja que se da en la política con la que se escenifica en una mesa de juego, Trump sería un tahúr de mala ley.

En el resultado de los comicios del 3 de noviembre, esa es la percepción que debe haber imperado para provocar la derrota de Trump. Su manera de ser, su conducta, propia del “matón de cantina”, su manera de ser, su forma de conducirse como gobernante, como dirigente político, como conductor de la mayor potencia militar y económica, ha sido determinante para sacarlo del poder.

Perdió Trump; no el Partido Republicano. Aunque el candidato recibió el 70,8% de los votos avalados para anunciar al ganador (un porcentaje, por cierto, mayor a los votos que le favorecieron en 2016), su rival –Joe Biden- se hizo con el 75,1% de los sufragios. Esto es, una mayoría ciudadana lo repudió, no porque la economía se cayese en picada (más bien ha repuntado) ni porque su temeraria conducta ante el covid-19 aventara la arremetida de la pandemia (porque en las encuestas se evidenciaba que el elector asignaba más peso a la situación de la economía, confirmación hecha entre otros tantos por Pew Research Institute) sino por su prepotencia, su misoginia, su abuso del poder, su displicencia a la hora de abordar temas de principios y valores, su ruptura con aliados tradicionales, su distanciamiento con la agenda verde. Estos factores entraron en juego a la hora de romper un inesperado equilibrio (porque el Partido Demócrata hacía números con una supuesta “barrida”) con suficiente incidencia para repudiarlo y para seleccionar a Biden.

El Partido Demócrata se hizo con la Casa Blanca, pero no con la mayoría en el Senado. Se toma ello como inevitable consecuencia de la dificultad con que esta agrupación atendió sus retos, sus complicaciones para integrarse en torno a una plataforma convincente, con un candidato convincente y para restañar heridas. A la vez, como consecuencia del repudio hacia Trump.

El Partido Republicano perdió la Casa Blanca por obra y gracia de un mal candidato, sobradamente  con la conducta de un tahúr de mala ley. Cosa que a muchos gusta, pero no en tanta cantidad como para neutralizar los repudios. Pero a la hora de medir fuerzas en las dos cámaras del Parlamento, en gobernaciones y administraciones delegadas, el Republicano salió bien librado.

Trump  resultó despedido. Tan rudamente –vaya ironía- como el solía hacerlo a gritos y estruendos con muchos de sus críticos: “¡Fired, you are fired!”

El juego de alta política que viene será muy interesante, de gran trascendencia. Probablemente Trump conserve una buena dosis de poder e influencia en el Partido Republicano, pero no tanto como para impedir que la agrupación vuelva por sus fueros a recuperar la sensatez y los equilibrios entre las corrientes propias de una diversidad heterogénea como es la que le ha dado vida por centurias.

El Partido Demócrata, desde la Casa Blanca y desde sus dominios parlamentarios, tendrá que responder a la necesidad de identificar el contenido de su carta de acción política, de cara a una sociedad que a nivel nacional muestra una dominante presencia republicana en las áreas rurales (el “parchón rojo”) y una retadora confrontación por raza, por orígenes sociales y por marginación económica.

Biden ha de medir lo que significa un Trump derrotado y un Partido Republicano en pie.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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4 COMENTARIOS

  1. Sin California Biden no obtiene mas votos populares que Trump. Es ahi donde esta la diferencia.En el resto de EEUU Trump gana.
    Deja al partido republicano con mayoria en el Senado,con avances en el Congreso que ponen en peligro a la Pelosi.Ganaron adeptos entre los negros y los latinos.
    Los votos para Trump son para el, los de Biden son en contra de Trump no a favor de Biden.
    Trump fuera de la Casa Blanca sera el hombre mas influyente y fuerte politicamente en EEUU. De eso que no le quepa duda. Entonces quien perdio ???
    Esto apenas comienza.

    • Doña Flora, Trump tiene un grave problema y es que va a ser acusado en New York por evasion fiscal, y le recuerdo que Al Capone fue a la carcel por el mismo delito que se le acusa a Trump. Discrepo » Trump fuera de la Casa Blanca sera el hombre mas influyente y fuerte políticamente en EEUU » Esto es una falacia que nos quieren imponer pero ya vera como se diluye, si se suman las incoherencias que ha dicho, le impuso sanciones a países y luego modero el tono. Su ego no lo hace mas fuerte. Y hay rumores que sus estudios que no permiten a nadie ver su real formacion, tiene serios cuestionamientos Muy Parecido a Peña Nieto que plagio mediante Copy Page casi toda su tesis

  2. Si valoramos a Trump y el recorrido de Biden, Donald no tiene nada, solo billetes para subsistir. Aunque dicen que cómo EEUU le deben hasta la madre. Son miles de millones a China, donde con una guerra se evaporarían. En fin, ya Joe Biden tendrá los negros y latinos a la mano, que bien motivados irían a morir con «gusto» por los usuales súper, súper millonarios. Ojala no nos pasen en Costa Rica una ley, que obligue a alistarnos para ir a defender y apropiarse de lo ajeno. Con estos descerebrados políticos que nos gastamos, todo es viable

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